La otra cara | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Febrero de 2016

En medio de las celebraciones por los quince años del Plan Colombia un alto militar retirado, que tuvo mucho que ver con la implementación de esta estrategia, indicó que si bien es cierto que hubo éxito en la misma, no se pueden desconocer ni olvidar las crisis que en determinados momentos se generaron a su alrededor. Por ejemplo, relató que no fueron pocos los “encontrones” que tuvieron altos funcionarios colombianos con sus homólogos del Departamento de Estado, congresistas de Estados Unidos y más de un embajador estadunidense en Bogotá.

Salidas por el Plan

“…El Plan Colombia no era sólo plata que venía de los Estados Unidos, también  implicó asesoría militar en el terreno y una marcada influencia de los norteamericanos en materia de táctica y estrategia antisubversiva… Esto último generó varios roces en la cúpula militar colombiana y más de un general y coronel salieron de la línea de mando por estar en desacuerdo con la forma en que se perdió una parte de la autonomía operativa… Tampoco se puede olvidar que muchos de los casos de ‘falsos positivos’ se dieron porque había una mal entendida urgencia de demostrar resultados contra la guerrilla para evitar que Estados Unidos disminuyera sus giros al Plan Colombia, especialmente durante el gobierno Bush que, tras los atentados del 11 de septiembre, cambió la prioridad de su política internacional hacia la lucha trasnacional antiterrorista contra Al-Qaeda  y dejó en segundo plano el tema del narcotráfico en América, pues la urgencia era cortar la fuerte financiación que tenía Osama Bin Laden y compañía en el tráfico de coca y heroína en Afganistán”, explicó la fuente consultada.  

“Comandos conjuntos”                           

Siguiendo con el Plan, se recuerda que la llamada estrategia de “comandos conjuntos” también fue una modificación operacional de las Fuerzas Militares en la que tuvo que ver Estados Unidos. Esa estrategia, sin embargo, generó más de una polémica entre las líneas de mando del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea e incluso la propia Policía. Es más,  en el gobierno Uribe hubo un remezón de generales de altos mandos que se originó en esa polémica sobre la integración operacional de las distintas Fuerzas Militares y de Policía. Esa misma estrategia de los “comandos conjuntos” rompió la tradición de que el Comandante de la Fuerzas Militares, máximo rango castrense, fuera por lo general del Ejército y no de la Fuerza Aérea como tampoco un almirante de la Armada.

Rebeliones internas

En esos momentos críticos del Plan Colombia hubo episodios muy complicados, en especial los derivados del monitoreo a las inversiones, la obligada compra de equipos a EU, las autorizaciones previas hasta para cargar combustible a las aeronaves y el siempre molesto proceso de certificación de la política de respeto a los derechos humanos, que condicionaba al extremo los giros de Estados Unidos al Plan Colombia.  Más de un canciller y embajador de Estados Unidos llegaron a exponer en la Casa de Nariño que esa calificación anual se convertía en un eje de presión que  invadía peligrosamente la soberanía y la autodeterminación del gobierno colombiano. Es más se recuerda, según rumores que alcanzaron a circular, que un Ministro de Defensa llegó a recomendar que si las condiciones para la ayuda eran tantas debía contemplarse la posibilidad de renunciar a ese componente del Plan Colombia y seguir financiando la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla con recursos propios hasta donde fuera posible.