Lo que se temió | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Julio de 2013

Lo que se temió

Ahora que el pulso geopolítico entre Estados Unidos y Rusia se encuentra en su punto más alto debido a que el ex espía norteamericano Edward Snowden pidió asilo temporal a Moscú, una alta fuente diplomática en Colombia trajo a colación la preocupación que en abril y mayo se alcanzó a evidenciar en las altas esferas de la Casa de Nariño ante los insistentes rumores que circularon en Caracas frente a la posibilidad de que, apenas un par de semanas después de los comicios presidenciales de abril, el derrotado candidato de la oposición, Henrique Capriles, pidiera asilo en la embajada de nuestro país en la capital del vecino país.

Captura inminente

De acuerdo con las versiones que circularon en los círculos diplomáticos en Venezuela, y que llegaron a oídos de Colombia, la oposición, que se negaba a aceptar los resultados de los comicios y denunciaba en nivel local e internacional presuntos fraudes, llegó a temer por una orden de captura inminente contra Capriles por parte de la justicia venezolana que, como se sabe, está altamente influida por el chavismo.

Mejor opción

No hay que olvidar que a Capriles se le acusaba de haber incitado las protestas que se saldaron con varios muertos y decenas de heridos, sobre todo en Caracas. Por lo mismo, al analizar posibles fórmulas para impedir un apresamiento de su líder, la oposición venezolana vislumbró la posibilidad de que Capriles pidiera asilo y que la mejor opción sería Colombia.

Antecedentes

¿Por qué? Al decir de la fuente diplomática consultada, la oposición venezolana tenía tres elementos fundamentales para contemplar a Colombia como el país más atractivo para que Capriles pidiera asilo. En primer lugar estaba el antecedente de lo ocurrido en mayo de 2002 con el asilo al empresario Pedro Carmona, quien un mes antes había encabezado la junta de gobierno que por un lapso de 28 horas desplazó a Hugo Chávez del poder en el marco de un golpe de estado fallido.

Prueba a relación

En segundo lugar, era obvio que pedir asilo a Colombia podría fracturar la relación política entre el recién electo presidente Nicolás Maduro y el mandatario de nuestro país Juan Manuel Santos. Para nadie era, entonces, un secreto que si Bogotá continuaba apoyando a Maduro sería muy difícil crear un clima geopolítico adverso a la nueva era del chavismo. Era apenas obvio que a Santos, dada la tradición histórica colombiana de respeto a la institución del asilo, no podría negarse a otorgarlo, pues se le generaría una crisis interna política, que necesariamente sería encabezada por el uribismo, simpatizante de Capriles y crítico acérrimo del chavismo.

E.U. a favor

La tercera razón -según la misma fuente diplomática- que había analizado la oposición venezolana tenía que ver con la postura de la Casa Blanca, en la medida que se creía que el gobierno Obama, en la eventualidad de que Capriles se refugiara en la embajada de Colombia en Caracas, no iba a permitir que la residencia diplomática fuera allanada por las fuerzas gobiernistas, al tiempo que entraría en contacto con Bogotá para, en privado, recomendar que el líder opositor recibiera la protección. Sin embargo, al final de cuentas Capriles no fue capturado y la presunta petición de asilo no se concretó.