Off the record | El Nuevo Siglo
Cortesía
Domingo, 7 de Agosto de 2022
Redacción Política

Muchas preguntas

Son muchos los interrogantes que existen en torno a cuáles podrían ser las bases de un eventual acuerdo de paz del gobierno Petro con la guerrilla del Eln ¿Cuál será el marco jurídico aplicable? ¿Si se retomará la agenda que se congeló en agosto de 2018, cuando terminó el gobierno Santos? ¿Qué pasará con las peticiones de extradición de la justicia colombiana sobre varios de los integrantes de la comisión de negociadores del Eln que permanecen en La Habana? ¿Qué tanto cambiará la negociación al no estar ya al frente ‘Nicolás Rodríguez’, alias ‘Gabino’, sino que el máximo comandante es alias ‘Antonio García’? ¿Mantendrá el Eln su vieja petición de realizar una ‘Convención Nacional’ como momento final de un proceso de paz? ¿Seguirá esa organización subversiva en la tesis de que todo el marco jurídico del acuerdo de paz Santos-Farc no les aplica a ellos? ¿Aceptarían las partes avanzar a un cese el fuego? ¿Si lo hacen, este sería bilateral o unilateral?...

Dos con dos

Con la salida hoy de Iván Duque del poder, el Centro Democrático se convierte en la segunda colectividad que tiene dos expresidentes vivos. Ya el liberalismo cuenta con los exmandatarios César Gaviria y Ernesto Samper. Los conservadores solo tienen a Andrés Pastrana mientras que Juan Manuel Santos fue uno de los fundadores de La U pero hoy no hace parte de esa colectividad. Sin embargo, hay una diferencia entre el uribismo y el liberalismo. En el primero tanto Álvaro Uribe como Duque son reconocidos como jefes naturales y es seguro que serán protagonistas en los próximos años, mientras que en las toldas rojas Gaviria es el jefe único desde hace varios años, en tanto que Samper se convirtió en su principal crítico y prácticamente no tiene ningún rol en la colectividad. Sin embargo, paradójicamente hoy ambos expresidentes rojos son afines a la coalición del gobierno de Gustavo Petro.

Uribismo vs. Mindefensa (I)

La senadora uribista Paola Holguín, en una columna de opinión, afirmó que “el anuncio de la designación del ex magistrado Iván Velásquez como Ministro de Defensa del gobierno Petro causó sorpresa, desconcierto y, en otros casos, graves cuestionamientos por parte de amplios sectores de la opinión pública. Y no es para menos. Más allá de su bien conocida y criminal obsesión por involucrar, a como diera lugar, al expresidente Álvaro Uribe con el paramilitarismo (que Uribe tan eficazmente combatió y desmanteló), y tras su escandalosa expulsión de Guatemala, por cuenta de su también conocida tendencia a la arbitrariedad y al abuso de poder, el designado no cuenta con la más mínima experiencia en asuntos relacionados con la seguridad ciudadana y la defensa nacional; y con todo, eso no es lo que más preocupa”.

Uribismo vs. Mindefensa (II)

“Lo que realmente preocupa de Velásquez, sin atisbo de duda, es su inocultable prejuicio, por no decir odio, hacia las propias instituciones que ahora tendrá la responsabilidad de regentar… Por eso perturba que las reformas que anuncian emprenderá, terminen por politizar y desinstitucionalizar a las Fuerzas Militares y de Policía. Velásquez no solo será el encargado de sacar a la Policía del Ministerio de Defensa, sino que además, emprenderá un proceso de rediseño institucional que involucrará, la eliminación del servicio militar obligatorio y la reformulación de la doctrina militar, que seguramente llevará al abandono absoluto de la iniciativa en la acción contra los Grupos Armados Organizados (GAO) y los Grupos de Delincuencia Organizada (GDO), al tiempo que desnaturalizará las relaciones de subordinación, promoviendo y exacerbando el resentimiento en el seno de sus filas, sin contar con una cacería de brujas sin precedentes…”, agregó la parlamentaria.