LA ORGANIZACIÓN Mundial de la Salud (OMS) reconoce que somos adultos mayores desde los 60 años, en países como Colombia, y de acuerdo con estadísticas del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) un poco más de 6 millones de colombianos están en este grupo poblacional.
En los últimos años se presentó un aumento progresivo de adultos mayores, lo que hizo que el índice de envejecimiento -conocido como la relación entre la cantidad de personas adultas mayores y el número de niños y jóvenes- pasara de 29,21% en 2005 a 58,71% duplicándose durante la última década.
Pero, ¿qué significa este aumento en la edad poblacional? En términos de salud, se traduce en la necesidad que tenemos todos de conocer cómo cuidar y promover nuestros hábitos saludables de vida, en forma de un “ahorro saludable” que inicia desde la infancia, se extiende por la adolescencia, la adultez, y llega hasta la vejez.
Para Geraldine Altamar, especialista en medicina interna y geriatría de la Universidad de Caldas y miembro de la Academia Latinoamericana del Adulto Mayor, uno de esos hábitos de “ahorro saludable”, consiste en una nutrición adecuada que nos permita mantener huesos y músculos sanos, correcto funcionamiento de sistema y órganos, además de prevenir y controlar enfermedades crónicas. A continuación, ella brinda cinco recomendaciones para cuidar la nutrición de nuestros adultos mayores.
1. Mantener una alimentación saludable: es decir, consumo de nutrientes de forma variada, equilibrada e inofensiva. Para esto debemos consumir macronutrientes que son proteínas, grasas y carbohidratos, además de micronutrientes constituidos por vitaminas y minerales. Los macronutrientes se encargan de la formación de tejidos, enzimas, hormonas, sistema inmune del cuerpo ante la infección y las células del cerebro, además de proporcionar la energía necesaria para el funcionamiento del cuerpo y los micronutrientes necesarios para las funciones metabólicas, constituir tejidos e intervenir en la actividad de las hormonas del cuerpo.
2. Los alimentos recomendados para adultos mayores deben ser consumidos diariamente en porciones suficientes y en igual cantidad durante el día; esto último es especialmente valido para las proteínas. Se aconsejan proteínas de alto valor biológico, contenidas en lácteos, pescados, carnes magras y vísceras. Pues son necesarias para mantener músculos fuertes y sanos. Además, nos aportan componentes como el Hierro, Selenio, Calcio, Zinc entre otros, los cuales son indispensables para una adecuada respuesta inmune y de la función de la glándula tiroides.
3. Existen otros alimentos necesarios y que deben ser incluidos en la dieta diaria. Estos son los carbohidratos, de los cuales se recomienda el consumo de los denominados complejos, provenientes de verduras, cereales y leguminosas. Las frutas nos aportan estos nutrientes en forma de energía, vitaminas del complejo B y C, además de la fibra necesaria para movimientos intestinales y así, disminuir los problemas causados por el estreñimiento.
Además, las grasas son necesarias como fuente indispensable de componentes esenciales para el funcionamiento adecuado de la respuesta inflamatoria y del transporte de vitaminas liposolubles como D, E, K y A, necesarias como antioxidantes y para el sistema inmunológico, encargado de las defensas del organismo. Pueden ser consumidas en forma de grasas no saturadas en lácteos, sus derivados y semillas.
4. Evitar suspender definitivamente alimentos necesarios de la dieta: cada vez son más frecuentes las dietas con restricciones de ciertos alimentos, por ejemplo, los lácteos. La leche de vaca y sus derivados son una fuente económica y de fácil acceso a nutrientes proteínas, grasas no saturadas, además de micronutrientes como calcio, fósforo, magnesio, zinc, yodo, selenio, vitaminas como la A, D, B12 y complejo B, es importante evitar suprimirlos de la dieta.
Algunas personas tienen mala digestión al ingerir leche y podría deberse a que no toleran cantidades mayores a 12 gramos de azúcar de leche -o lactosa- que es lo que contiene un vaso de leche, y desarrollan distensión abdominal y dolor. Se recomienda consumir alimentos como yogur o queso que contienen menores proporciones de lactosa y seguramente serán de mejor digestión sin aparición de molestos síntomas.
“Vale la pena anotar que las bebidas vegetales, mal llamadas ‘leches vegetales’, no sustituyen nutricionalmente los lácteos pues no contienen lactosa, vitamina D, arginina, lisina y otros péptidos bioactivos que facilitan la absorción del calcio” afirmó la doctora Geraldine Altamar
5. Atención a comportamientos que no son normales, como la falta de apetito: si bien, después de los 50 años podemos experimentar disminución del apetito y de la ingesta de alimentos basada en el deterioro de sentidos como gusto y olfato, alteración en la llamada “hormona del hambre” (ghrelina), disminución de los movimientos del estómago e intestinos que pueden dar sensación de llenura fácil, favorecer estreñimiento y flatulencias, estos cambios no deben originar la falta total de ganas de comer conocida como anorexia.
Por lo tanto, es necesario reconocer situaciones asociadas como alteraciones visuales, auditivas, ausencia de dientes o en mal estado, prótesis que no ajustan bien, ausencia de saliva por enfermedades o medicamentos, son causantes de generar problemas de agrado a los alimentos, de masticación e ingestión de proteínas y fibra como las contenidas en carnes y verduras, que además favorecen la ingesta excesiva de carbohidratos y grasas de fácil absorción.
Es necesario reconocer enfermedades como depresión, demencia, hipertiroidismo, infecciones agudas o crónicas para determinar el origen de la falta de apetito y generar equilibrio saludable en la nutrición del adulto mayor.