Pese a que la situación de los jóvenes es bien conocida en el país por todos los sectores, es bien poco lo que se hace desde el sector para brindar oportunidades con el primer empleo en el mercado laboral.
De allí, que un estudio de ANIF, conocido por EL NUEVO SIGLO, revela que además de la alta desocupación han muy pocos incentivos que motiven a este grupo de la población para emprender su camino en el mercado laboral.
Señala el estudio que “no todos los grupos poblaciones se integran al mercado de la misma forma, por lo que segmentar el empleo por grupo resulta relevante para comprender el panorama del mercado laboral en Colombia. Así, un grupo central para hacer una caracterización es el de los jóvenes, población comprendida entre los 18 y 28 años. Los jóvenes representan el 23,9% de la fuerza de trabajo, el 21,4% de los ocupados y el 44,8% de los desempleados, lo que ya es un indicativo de las condiciones adversas a las que se enfrentan, en comparación con otros grupos etarios”.
Para el primer trimestre del año, la tasa de desocupación (TD) de los jóvenes se ubicó en 19,9%, mientras que la de los no jóvenes (personas mayores a 28 años) fue del 9,3%, lo que evidencia una significativa brecha de 10,7% entre ambos grupos etarios. Esta brecha ha sido consistentemente elevada a lo largo del tiempo.
La brecha
Entre el 2010 y el 2015 hubo una reducción en la brecha, dada la disminución en la TD de los jóvenes. No obstante, a partir de este año y tras la pandemia, se ha observado un aumento en la brecha, impulsado por un alza en la TD de las personas entre 18 y 28 años. De esta forma, es posible afirmar de forma preliminar, que el desempleo de los jóvenes sería más susceptible a choques en el mercado laboral. Los resultados detrás de la brecha ocultan otros factores relevantes.
Para el trimestre enero-marzo, la tasa general de participación de los jóvenes fue de 54,9% mientras que para los no jóvenes fue del 67,1%. En otras palabras, una mayor proporción de personas mayores de 28 años participan en el mercado laboral en comparación con los menores de 28 años. Esto se debe a que una mayor proporción de jóvenes no está en busca de empleo o no trabaja por dedicarse a otras actividades, como estudiar.
No obstante, la ocupación es el factor principal detrás de la brecha en el desempleo. Para el primer trimestre, la tasa de ocupación (TO) de los jóvenes fue del 43,9%, mientras que para los no jóvenes fue del 60,8%. De esta forma, existe una brecha de 16,9 puntos porcentuales entre los grupos poblacionales.
“En el informe trimestral de mercado laboral anterior, encontramos que tanto la rama de actividad, como la región, el nivel educativo y la posición ocupacional resultan relevantes para determinar la productividad. Esta, a su vez, es fundamental para establecer el nivel salarial y de empleo. Con base en lo anterior, al estudiar en detalle esas variables para los jóvenes, se encuentra que también hay diferencias regionales. En nuestro anterior informe trimestral describimos cómo Bogotá y Antioquía son las regiones con mayor salario por hora, mientras que Santander y Valle son las que presentan mayor productividad por trabajador (PIB/número de ocupados)”, sostienen los expertos.
Lo anterior tiene consecuencias directas sobre los niveles de empleo y permite identificar aquellas regiones donde mejorar las condiciones del mercado laboral es crítico.
Las ciudades
Sostiene el informe que “respecto de la TO, vemos que Barranquilla es la que menor cifra presenta, y que, en Medellín, más del 50% de los jóvenes son ocupados. Así, la TD de las ciudades responde a su nivel de ocupación. Un fenómeno que llama la atención es que Bogotá tiene una mayor TO que Cali e igual tiene una mayor TD. Lo anterior obedece a que Bogotá presenta una mayor TGP, es decir, que más jóvenes buscan trabajo en la ciudad, producto de la movilización al interior del país. Las cifras nos permiten dar especial énfasis en Barranquilla y en lo crítica que es la situación del desempleo juvenil, pues tiene la tasa de desempleo más alta de las 5 principales ciudades y la menor TO”.
Asimismo, llama la atención el caso de Bucaramanga, pues, aunque tenga una TO casi igual a la nacional, la TD es solo 0,1% menor a la de Barranquilla, lo que nos dice que hay una gran cantidad de jóvenes buscando empleo en la ciudad, pero los puestos de trabajo son insuficientes.
Por su parte, la posición ocupacional es otro de los grandes indicadores de la calidad del trabajo y la formalidad del país.
Indica el estudio, que “el 57,1% de los jóvenes mantiene un contrato laboral formal en su trabajo y el 31,3% es trabajador por cuenta propia. El caso contrario sucede con los no jóvenes, en donde la mayoría se desempeña como cuenta propia y en segundo lugar como empleado particular. Lo anterior evidencia que los jóvenes comienzan su carrera laboral buscando empleo y conforme acumulan más años de experiencia, hay un desplazamiento a ser cuenta propia”.
Actividades
Destaca, asimismo, que “llama la atención que una baja proporción de los jóvenes se emplea en el gobierno, lo que indica que, para estos cargos, se requieren más años de experiencia. Al considerar el empleo por actividad económica, algunas ramas como las finanzas y comunicaciones presentan mayores niveles de productividad y salarios, mientras que otras como el comercio y la industria tienen una gran capacidad empleadora.
En actividades como las agropecuarias, la minería, inmobiliarias y artísticas, la distribución se ha mantenido casi constante desde 2015. De estas ramas de actividad, las que cuentan con más participación de los jóvenes son las agropecuarias, mineras y artísticas, lo que indica que se contratan más jóvenes en aquellas actividades que presentan menores salarios.
Respecto a las otras ramas, se observa un cambio negativo en cuanto a la distribución de los jóvenes desde 2015 hasta la actualidad. Si bien esto es coherente con la caída en la tasa de ocupación (TO) de los jóvenes y el consecuente incremento en la tasa de desempleo (TD), destaca la contracción más pronunciada de la ocupación en ciertos sectores.
Específicamente, en las ramas de la construcción, las comunicaciones, las financieras y la administración pública, se evidencian caídas entre 6% y 14% en la participación de los jóvenes. Esto confirma aún más la relación existente entre los años de experiencia y los trabajos con mayores niveles de salarios y productividad.
Estas son las ramas que tienen una mayor proporción de no jóvenes empleados, y también son las que presentan mayor valor agregado por trabajador. De esta forma, es posible inferir que los jóvenes no han migrado hacia nuevas áreas laborales.
Las diferencias salariales
Respecto a los salarios, las actividades agropecuarias, artísticas y las inmobiliarias, ramas con la misma participación de los jóvenes a lo largo del tiempo, la brecha salarial es nula o de 0,1%. Lo mismo sucede con la construcción, la industria, los servicios públicos, lo que implica que la diferencia en años de experiencia para estas ramas pareciera no ser una causa significativa de diferenciación de salarios entre jóvenes y no jóvenes.
El caso contrario se presenta en la administración pública, las comunicaciones y las actividades financieras, donde las brechas en el salario mediano son de $1,0, $1,2 y $0,5 millones, respectivamente. Aunque en estas tres actividades los jóvenes reciben menores salarios, lo mismo ocurre en el resto del mercado, un fenómeno derivado de la alta productividad y el mayor nivel de especialización que requiere el mercado.
En esa misma línea, tiene sentido que estas áreas presenten mayores brechas salariales, ya que tienen menos jóvenes trabajando debido a la necesidad de mayor capital humano y mayor trayectoria laboral. En suma, la situación de los jóvenes en el mercado laboral colombiano es crítica.