LA CRISIS que obligó a los menores a estar frente a una computadora más de nueve horas al día, recibiendo instrucciones académicas, sin ningún tipo de contacto físico con sus amigos y en condiciones no siempre equitativas para poder aprender, los tiene en la actualidad estresados, aburridos, nerviosos y confundidos.
Según los resultados de la encuesta realizada por la Organización Save the Children reveló que el 52% de los niños se sienten aburridos en casa. El 49% expresó sentimientos de preocupación por un padre o un ser querido con Covid-19. Mientras que uno de cada tres niños informó estar asustado (34%), ansioso (27%), confundido (24%), estresado (23%) y / o infeliz (22%).
Mientras que el 79% de los estudiantes de básica primaria y secundaria se sienten realmente decepcionados por tener que culminar periodos escolares sin poder compartir con sus compañeros.
Y es que para muchos jóvenes hoy, las tan anheladas vacaciones no representan la emoción de siempre, ya que las posibilidades de vivir este periodo de descanso con amigos, juegos, salidas, viajes, por el momento no son posibles. Además, los padres en su mayoría se encuentran trabajando desde casa y es poco el espacio que pueden tener para compartir por más de un mes con sus hijos.
Sonia Margarita Leal Cruz, psicóloga y terapeuta, recomienda a los padres poner en práctica los siguientes consejos para enfrentar la inconformidad e inestabilidad emocional que viven los niños y adolescentes en sus casas durante la pandemia:
1. Habla con claridad sobre la realidad actual y los cambios que vienen para la vida: suponer que vamos a volver a la “normalidad” como la veníamos pensando es engañarnos y engañar a nuestros hijos. Hablar claro sobre los cambios en la escolarización, las salidas, las rutinas habituales y hacer entender que esto es lo que ahora es lo habitual ayuda a disminuir la incertidumbre.
2. Ayúdales a organizar rutinas: es muy importante para los niños y adolescentes organizar tiempos y actividades que generen la sensación de sentido frente al día a día. Actividades enfocadas al ejercicio físico, responsabilidades dentro del hogar, juegos, salidas a caminar al parque, actividades artísticas, son algunas alternativas.
3. Acompaña: estar presentes en estos momentos de forma consciente, escuchando las necesidades, entendiendo sus miedos, involucrándose en sus juegos, música y tener temas de conversación que conecten con ellos, es la mejor forma de hacerles sentir que son importantes.
4. Lo simple también es divertido: cosas tan sencillas como cocinar juntos, preparar un postre, hacer origami, bailar, cantar en familia, pueden hacer la diferencia en un día.
5. Poner atención: por lo general los niños y adolescentes no hablan fácilmente de sus sentimientos, pero hay expresiones y momentos en los que es muy fácil ver cómo se sienten. Pon mucha atención a los cambios en el estado de ánimo, a la falta de motivación, a los comentarios siempre negativos y tristes, observa sus comportamientos y actitudes. Es necesario prevenir que se depriman o que generen un estrés innecesario, los adultos somos responsables de la vida y salud mental de los menores y de lo que vean o escuchen, ellos aprenden y así mismo se comportan.
6. La familia debe ser el mayor factor de protección: los padres son los responsables de la vida, bienestar y tranquilidad de sus hijos. La familia no puede ser otro problema para los niños y adolescentes, es decir, se trata de la vida cotidiana, del trato amoroso, de la caricia que sana y que brinda seguridad, del abrazo, la palabra de aliento.
Es necesario que durante esta temporada acompañemos más que nunca y que las familias realmente entiendan que cuando no puedan manejar una situación difícil busquen la ayuda profesional que se requiera.