La industria alimentaria, fundamental para nuestra sociedad, enfrenta la creciente presión de adoptar prácticas más sostenibles en medio de la alta preocupación por la contaminación ambiental que está generando. Y es que, según un estudio publicado por la revista Nature Food, el último hasta la fecha, realizado por un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Illinois en Estados Unidos, desarrolló un marco de modelización de datos coherente y unificado para estimar las emisiones globales de CO2, metano y óxido nitroso derivadas de la alimentación humana, ya sea de origen vegetal o animal.
Los resultados de esta investigación, que abarcó 171 cultivos y 16 productos ganaderos en 200 países, reflejaron que la producción mundial de alimentos genera emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) equivalentes a 17,318 millones de toneladas métricas de CO2 al año. De este total, el 57% corresponde a la producción de alimentos de origen animal, el 29% a la de origen vegetal y el 14% a otros usos, como caucho y algodón.
“Estos datos nos muestran que cada vez más las compañías del sector de alimentos, en este caso colombianas, deben responsabilizarse de adherir a sus procesos de producción estrategias sostenibles que mitiguen su impacto negativo de CO2 al ambiente”, comentó Cristian Bustos, CEO de Beeok, la scale up desarrolladora de software as a services para ayudar a las compañías a transitar hacia la sostenibilidad.
En esa línea donde la producción de alimentos de origen animal es una de las que más contamina, el IDEAM y el Ministerio de medio ambiente en el más reciente “Informe bienal de actualización de cambio climático de Colombia (BUR 3)”, indica que la ganadería, la agricultura junto con la alteración del uso del suelo, son las principales fuentes de emisiones en el país, contribuyendo con el 59% del total.
Dado lo anterior, las compañías de alimentos, pueden implementar ciertas estrategias para contribuir positivamente a la lucha contra el cambio climático, algunas pueden ser:
● Cadena de suministro sostenible: adoptar prácticas amigables en la cadena de suministro, desde la producción agrícola hasta la distribución y así reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
● Innovación en productos y envases: Desarrollar productos con menor CO2 y utilizar envases eco amigables. Esto puede incluir opciones vegetarianas o veganas, así como envases biodegradables o reciclables.
● Eficiencia energética: Mejorar este punto en las instalaciones de producción y distribución, incorporando tecnologías más limpias y disminuyendo el consumo de energía no renovable.
● Gestión de residuos: Implementar sistemas de gestión de residuos eficientes, priorizando el reciclaje y la reutilización, para disminuir la cantidad de desechos que terminan en vertederos y aportan a la producción de CO2.
Estas estrategias, menciona Bustos, no solo ayudarán a las empresas a disminuir su impacto ambiental, sino que también pueden mejorar significativamente la percepción de estas y su posición en un mercado cada vez más consciente de la sostenibilidad. Además, en Colombia, las compañías del sector alimentario deben adherirse a estrictas normativas para garantizar la calidad e inocuidad de los alimentos. La Ley 9 de 1979 establece disposiciones sanitarias y fitosanitarias, mientras que el Decreto 3075 de 1997 regula normas sanitarias para la producción y distribución. Así mismo, el Decreto 2270 de 2012 establece requisitos para la importación y exportación de alimentos.
El Invima realiza inspecciones y análisis para asegurar la calidad, cómo también, las empresas deben cumplir con normativas ambientales como la norma ISO 14001 y criterios ESG para integrar valores de conciencia ambiental, social y de gobernanza en su estrategia operativa.
Con lo anterior, las empresas pueden apoyarse de la tecnología actualmente, “por ejemplo, desde Beeok somos ese aliado para acompañarlos en su transición a ser más sustentables, donde los ayudamos a gestionar esas normas que deben cumplir, como también a medir su huella de carbono”, puntualizó el también experto en medioambiente y sostenibilidad Cristian Bustos.
Finalmente, en el camino de disminuir la contaminación ambiental generada por la industria alimentaria, el compromiso también debe verse apoyado por los cambios de hábitos alimenticios de las personas, y es que datos de la asociación Ainia indican que “un 72 % de los consumidores han aumentado, durante los 2 últimos años, el consumo de alimentos que sustituyen a las proteínas de origen animal”.
“Estas modificaciones, como optar por dietas más basadas en plantas y disminuir el consumo de productos de origen animal, son fundamentales para reducir el impacto de gases de efecto invernadero de la industria alimentaria. Estas elecciones no solo bajan las emisiones asociadas con la ganadería, sino que también incentivan prácticas más sostenibles y tienen beneficios para la salud”, añadió Cristian Bustos CEO de Beeok.