Los visitantes a esta zona de descanso y avistamiento de aves, en los Cerros Orientales de Bogotá, respondieron una encuesta sobre si están dispuestos a renunciar a parte de su tiempo y dinero para conservar la Alameda de Quebrada Vieja. Un visitante promedio donaría 14,46 horas al mes y aportaría unos 13.540 pesos mensuales para apoyar estrategias de conservación.
La quebrada está dentro de la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá, un área de suelo de protección pues forma parte de la estructura ecológica principal de la ciudad, por lo que conservarla es fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas y la preservación de la biodiversidad.
Juan Sebastián Valle Parra, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional (UNAL), señala que “un ejemplo de este tipo de relaciones es cuando las personas se conectan con la experiencia de ‘respirar campo’, a lo que le atribuyen un valor tan especial, que sienten la necesidad de volver a hacerlo con frecuencia a través de actividades como el senderismo o el ecoturismo”.
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Menciona además que “desde hace un tiempo se ha propuesto la ‘disposición de donar tiempo’ como un método de valoración no monetario que sobrepone las limitaciones de los métodos de valoración económica, en el cual se mide el tiempo que las personas están dispuestas a contribuir a conservar o restaurar servicios ecosistémicos, un aspecto que en Colombia debe ser más estudiado”.
De ahí su interés por aplicar este criterio en su trabajo de maestría a través del estudio de la relación económica y sociocultural de las personas con la quebrada La Vieja, que forma parte de la localidad de Chapinero.
La primera relación estudiada por el magíster Parra se centró en observar cuánto tiempo para actividades de conservación están dispuestas a donar las personas y la capacidad de su servicio ecosistémico. Para ello utilizó dos variables: dinero (valoración económica) o tiempo (valoración instrumental).
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Mediante un método cualitativo (entrevistas) y cuantitativo (encuestas), la muestra se seleccionó a partir de la población de interés como los visitantes mensuales de la Quebrada (incluyendo los 3 senderos: Claro Luna, La Cruz y La Virgen), que son máximo 51.628 personas. Así se estableció que la muestra significativa es de 382 visitantes.
Desde hace algunos años la Quebrada afronta un conflicto de conservación asociado con la creciente masificación del senderismo en la ciudad, lo que está provocando tensiones entre las comunidades aledañas.
En Bogotá los amantes del senderismo, al no tener la oportunidad de acceder hace unos años a Monserrate, comenzaron a buscar espacios para esta práctica, lo que los llevó a considerar las quebradas Las Delicias y La Vieja como sus primeras opciones.