62.022 hectáreas fueron declaradas como zonas de protección ambiental por el Consejo Directivo de Corpourabá. Se trata del Distrito Regional de Manejo Integrado Serranía de Abibe con un área de 41.594 hectáreas y el Distrito Regional de conservación de suelos de Peque con una extensión de 20.428,5 hectáreas bajo protección ambiental.
La Serranía de Abibe abarca parte de las zonas rurales de los municipios de Apartadó, Carepa, Chigorodó y Turbo (departamento de Antioquia).
Es una zona de regulación hídrica y la principal fuente de abastecimiento de agua para el consumo humano y el desarrollo de las actividades económicas en la región.
Los resultados de los estudios técnicos realizados indicaron que para esta zona, se registraron 40 especies de mamíferos, 214 especies de aves, 20 especies de anfibios y 21 especies de reptiles, 63 familias de insectos y 98 especies de plantas, resaltando que entre ellas se encontraron dos en peligro crítico (CR): Zamia (Zamia disodon) y la Palma coquito (Reinhardtia simplex).
“Nuestra tarea en estas dos zonas, será trabajar para que no se fragmenten los ecosistemas”, afirmó Elizabeth Ortiz, coordinadora de del proyecto Áreas protegidas de Corpourabá.
La Serranía de Abibe o cordillera de Abibe pertenece a la cordillera Occidental de los Andes. Nace en el Nudo de Paramillo. Se dirige hacia el norte y sirve de límite natural entre los departamentos de Antioquia y Córdoba.
Es la más larga de las serranías de la zona de montaña de Córdoba. Su máxima altitud alcanza los 2.200 msnm en el cerro de Carrizal (2.200 msnm). Otros cerros son: Quimarí (2.000 msnm), La Gloria (320 msnm), Las Palomas (700 msnm) y Carepa. Faltando unos 58 km para llegar a la costa y a la altura del cerro La Gloria, se bifurca formando la serranía de El Águila y la serranía de Las Palomas. Esta última separa las aguas que corren hacia el río Canalete y la parte media y baja del Sinú.
La serranía se levanta al lado de Chigorodó y es la gran reserva hídrica de la subregión de Urabá.
Fue bautizada así por los zenúes. El primer europeo en reconocerla fue Francisco César y sus huestes, que llegaron procedentes de Urabá en busca de oro.
La serranía de Abibe constituye la prolongación final de la cordillera occidental al noroccidente del país. Punto natural de encuentro entre el Caribe y el Pacífico colombiano con Centroamérica, donde viven los indígenas Embera Katío, quienes de manera ancestral han coexistido con el bosque y lo han enriquecido con sus prácticas tradicionales. Este binomio gente - bosque, ha garantizado que se conserve un corredor de vida y de “servicios” en medio de una de las colonizaciones más fuertes en el trópico húmedo del continente americano: la transformación de las tierras húmedas de cativales en el eje bananero y ganadero de Urabá.
La apropiación del territorio de Urabá, ha constituido el desarrollo de fuertes conflictos no sólo políticos, económicos y sociales, sino también de tipo ambiental que se expresaron en la sustitución de la cobertura de bosques de catival en las zonas de planicies marino - aluviales, cambios en el drenaje, agotamiento del agua y la degradación de los suelos por pastoreo en la zona de piedemonte de la serranía de Abibe.
La zona montañosa y escarpada, conocida como la serranía de Abibe fue el sitio donde finalmente se refugió la comunidad embera. Comprende formaciones vegetales de bosque húmedo y muy húmedo tropical, con temperatura promedio de 27,3ºC y lluvias entre los 2.795 y los 4.208 m.m. anuales, factores por los que se considera como la más importante reserva reguladora del clima y la principal fuente abastecedora de agua para la región de Urabá.
La segunda
La segunda área declarada se ubica en el municipio de Peque (Antioquia) en la vertiente oriental de la Cordillera Occidental sobre la margen izquierda de la cuenca hidrográfica del Río Cauca; y cuenta con una extensión de 20.428,5 ha, extendiéndose por 26 de las 44 veredas que componen este Municipio y caminan aun por sus senderos el Venado coliblanco, el Tigrillo, Ñeque, Armadillo, entre otras especies que allí tienen su hogar.
Trascendental fue el respaldo y acompañamiento de las instituciones locales y el trabajo comunitario, generando apropiación en un 100% de esta iniciativa de conservación.
“Desde el páramo hasta el mar seguimos aportando a la sostenibilidad ambiental del patrimonio natural del país”, aseguró Corpouarabá en un comunicado.