La diabetes, una patología que en ocasiones se presenta a causa de una mala nutrición o de forma hereditaria, se puede evitar con una buena dieta, un control de peso y ejercicio físico, pese a que la persona posea un riesgo genético alto de sufrirla, según lo afirma el doctor José María Ordovás, de la Universidad de Tufts en Boston, de Estados Unidos.
“Incluso si el riesgo genético es alto, es posible evitar la aparición de diabetes mediante una dieta apropiada, un control cuidadoso del peso y un plan de actividad física personalizado que contribuya a mantener o recuperar un peso saludable. Además, es muy importante la calidad y cantidad de sueño, ya que la falta de descanso -bien sea por pocas horas o por mala calidad- se asocia con un riesgo mayor de desarrollar enfermedades”, resaltó.
El riesgo genómico lo constituyen una o más mutaciones en el Adn, de manera que las personas que las poseen tienen un mayor riesgo de enfermedad. Si hay interacción gen-ambiente, la presencia de las mutaciones de riesgo en el Adn solo implica una mayor posibilidad de desarrollar la enfermedad, ya que son los factores ambientales los que modulan el riesgo genético e incluso, pueden revertirlo.
Por eso, como ha destacado Dolores Corella, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, “es tan importante identificar tanto los factores de riesgo genéticos y disponer de buenos test genómicos como investigar los factores ambientales que son capaces de neutralizar el riesgo genético para aconsejar una prevención más precoz o un tratamiento más intensivo en aquellas personas con mayor riesgo genético”.
La diabetes es una enfermedad multifactorial sobre la que inciden factores modificables -como la dieta y la actividad física- y no modificables -como la genética y la edad-. A nivel poblacional, tanto los factores modificables como los no modificables tienen un peso equivalente, pero a nivel individual esta relación varía. Así, mientras que en algunas personas la genética puede tener un peso mucho mayor, en otras, los factores ambientales -como la dieta- pueden ser más determinantes.
La dieta mediterránea es uno de los factores ambientales que está mostrándose como más relevante en las denominadas interacciones gen-ambiente. “Estamos viendo cómo personas con la misma susceptibilidad genética desarrollan o no diabetes según tengan o no un mayor seguimiento de la dieta mediterránea”, informó Corella.
Se ha comprobado cómo en personas que poseen variantes genéticas que confieren mayor riesgo de diabetes, o de otras enfermedades, el mayor cumplimento de una dieta mediterránea consigue disminuir su riesgo genético inicial de diabetes -o de otras enfermedades relacionadas- neutralizarlo, o al menos retrasar unos años la aparición de la diabetes. “Esto es importante para intensificar más los esfuerzos de recomendaciones preventivas con dieta en estas personas, y formaría parte de lo que denominamos Nutrición de Precisión”.