A pocos días del término del Mundial de Rusia 2018, hemos notado rostros contentos y otros devastados ya que no ganó el equipo al que apoyaban. Cuando eliminaron a la Selección Colombia vi a personas llorando, pero la pasión en su interior no se desvaneció y siguieron apostando por ver quién se alzaría con la Copa del Mundo. Sin embargo, si sabemos que el fútbol puede desatar esta infelicidad, ¿por qué lo seguimos?
Una pregunta similar se hicieron los investigadores de la Universidad de Sussex, Peter Dolton y George MacKerron, quienes buscaron determinar si el fútbol nos hacía más felices o tenía todo el efecto contrario. En un vistazo muy superficial notaron que este deporte, que es el rey en casi todo el mundo, desata muchas emociones negativas.
Ambos registraron los efectos que deja el resultado de un partido, percatándose de que "las consecuencias negativas de una derrota son hasta cuatro veces más altas que las positivas por ganar".
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En el estudio, titulado ‘Es el fútbol un asunto de vida o muerte – ¿o es algo más importante que eso?’, los autores revelan la existencia de algunos elementos que nos impiden percatarnos de que este deporte nos hace mal. Toman como ejemplos la búsqueda de las personas de vivir experiencias y no victorias, el deseo de "formar parte de una tribu", o que, simplemente, "ser un fanático del fútbol es adictivo".
Los autores concluyen con una explicación interesante; el apoyar a un equipo teniendo en cuenta que puede hacernos infelices en caso de derrota, es un comportamiento "completamente irracional". No obstante, "las posibilidades de expectativas optimistas de una victoria, combinadas con el placer adicional de ver a su equipo ganar, pueden inducir a un fanático a asistir a un partido y esto puede ser racional".
Visto de esta forma, ¿somos o no irracionales al ser fanáticos del fútbol?