Las especies invasoras son una de las barreras para la restauración ecológica en cualquier ecosistema, ya que disminuyen la biodiversidad por los efectos que causan sobre las nativas, desplazándolas y afectando la provisión de los servicios ecosistémicos.
Es el caso del retamo espinoso (Ulex europaeus), un arbusto que tiene la capacidad de regenerarse por más de una vía: semillas, raíces o tallos sin cortar; por lo que resulta difícil su control y manejo en zonas abiertas.
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Los rasgos funcionales y biológicos de esta especie invasora le atribuyen ventajas sobre las plantas nativas, ya que cuenta con tasas de crecimiento superiores, inhibe el crecimiento de otras plantas y su hojarasca disminuye la disponibilidad de nutrientes en el suelo. Por lo anterior, puede colonizar cualquier tipo de ambiente alterado como: pastizales, zonas afectadas por incendios, caminos o bordes de carreteras, plantaciones forestales, entre otros.
En Colombia, hacia el siglo XX, el retamo empezó a utilizarse para reverdecer sitios alterados a gran escala (gracias a su alta capacidad de adaptación) siendo una especie introducida desde ecosistemas mediterráneos, es decir, de la región entre España y Portugal. Para entonces no se tenían claros los efectos de esta especie en los escenarios naturales del país, lo que provocó que, a largo plazo, se convirtiera en una seria amenaza.
Por otro lado, la falta de divulgación de conocimiento ha llevado a que algunos viveros comerciales la propaguen para su venta, ya que la solicitan para cercas vivas por sus púas naturales y por el atractivo de sus flores amarillas. Recientemente, se ha observado que la dispersión del retamo avanza, abarcando mayor amplitud en los ecosistemas andinos y altoandinos, en algunas ocasiones debido a las malas prácticas de manejo de sus coberturas y la falta de mecanismos de prevención efectivos.
En la vereda Trinidad (Guasca, Cundinamarca), donde se ubica la Reserva Biológica Encenillo, los focos de invasión del retamo espinoso son cercanos a las vías, lo cual ha hecho que el manejo de sus arbustos y el control de la dispersión de sus semillas sea poco estricto. Tradicionalmente, al hacer control de la especie, realizando únicamente el corte en superficie de los matorrales sin extraer las raíces, los residuos de biomasa se acumulan sobre el suelo y las semillas son fácilmente dispersadas por el viento u otros agentes.
En contados casos, los residuos se incineran al aire libre, fomentando la expansión de la especie en lugar de controlarla. Como consecuencia, se ha encontrado mayor cantidad de plántulas rebrotadas sobre el suelo representando una amenaza para los ecosistemas nativos.
Bajo ese contexto, se destinó en la Reserva un área para implementar acciones de restauración en áreas de invasión del retamo, como parte de las actividades del Convenio EPM – Fundación Natura. Se trata de un ensayo piloto con diferentes alternativas de manejo para disminuir la regeneración y el impacto de esta especie, un proceso liderado por Edinson Sesquilé Escobar y Julián Esteban Díaz Triana, profesionales del equipo técnico del Convenio.
El piloto busca controlar el retamo existente en el área de compensación por pérdida de biodiversidad dentro de la Reserva, haciendo un manejo eficiente de residuos y monitoreando la expresión del banco de semillas, e incluye actividades como: a preparación del terreno mediante acciones de contención para reducir las posibilidades de dispersión, el corte mecánico y manual de los arbustos y raíces, el raspado de suelo con máquina, iv) el manejo, disposición y sepultamiento de residuos vegetales en orificios, y el establecimiento de parcelas permanentes para monitorear el efecto de los tratamientos sobre el agotamiento del banco de semillas durante dos años.
Resultados
Los resultados parciales hasta el tercer evento de monitoreo (3 meses) indicaron que, tras la implementación de cuatro tratamientos: revegetación (RE) con 10% de sombrío, polisombra con 60% de sombrío (PO), uso de plástico con 100% de sombrío (PL), control sin sombrío (CT); las plántulas de retamo aumentaron considerablemente en las parcelas con menos nivel de sombrío (RE y CT). No obstante, en la parcela del tratamiento PL, el incremento sólo se dio entre el segundo y tercer evento de monitoreo, y en menor magnitud que en los dos tratamientos mencionados. Por el contrario, en el tratamiento PO, al tercer evento, la cantidad de plántulas se estancó siendo menos de la mitad del valor máximo obtenido con el tratamiento CT.
Presumiblemente, y con evidencia en las observaciones obtenidas de los eventos de monitoreo, las plántulas emergidas en el tratamiento PL presentaron mayor estrés, teniendo desarrollos pobres de raíz y tallo, sin superar el número inicial de hojas primarias. Por otro lado, en el PO se podría formar un microclima óptimo para la germinación de las semillas a corto plazo. Además, se evidenció que los tratamientos con el mayor promedio de plántulas fueron RE con 17,1, seguido de CT con 16,2, mientras PO con 9,8 y PL con 6,7 arrojaron valores menores.
Aún es prematuro lanzar conclusiones, pero los resultados parciales dejan ver el potencial invasor del retamo, porque incluso con actividades de control drásticas de los matorrales ejecutadas con maquinaria pesada, y los controles continuos de las plántulas bajo diferentes tratamientos con alto porcentaje de sombra, la persistencia del retamo es evidente.