A través de las cámaras trampa instaladas por el Instituto Humboldt, se obtuvieron 20.332 registros de aves, mamíferos y reptiles, como contribución para el conocimiento de la biodiversidad en el Magdalena medio y en la región del Río Tillavá en el Meta.
Todas las fotografías de una misma especie, obtenidas en una ventana de tiempo de 30 minutos, en una misma estación de monitoreo, fueron consideradas como un solo registro independiente. En total se registraron 232 especies: 173 especies de aves, 54 especies de mamíferos, 5 especies de reptiles.
“En este caso se lograron obtener datos a escala local, permitiéndonos conocer con mayor exactitud qué está ocurriendo con la distribución de las especies y desarrollar biomodelos regionalizados que alimentarán análisis de conectividad y de costo- efectividad. Es decir, usar las fotografías como información para la toma de decisiones en cuanto a inversiones en conservación, relacionadas con compensaciones, inversión voluntaria e inversión de al menos el 1%”, indicó Angélica Diaz Pulido, investigadora del Programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.
Para el estudio de los mamíferos terrestres, las cámaras trampa son tal vez una de las herramientas más efectivas para llevar a cabo su monitoreo, permitiendo a través de los registros confirmar la presencia o no de ciertas especies en los ecosistemas. “Resulta una herramienta muy útil, por ejemplo, para comprobar lo que los modelos de distribución predicen, así como la posibilidad de incorporar nuevos registros que no estaban incluidos o comportamientos no descritos”, señaló Díaz.
Estas cámaras, que se instalan en lugares estratégicos de tránsito de animales, se activan automáticamente permitiendo tomar fotografías o videos que se convierten en los insumos que los investigadores utilizan para estudiar la fauna terrestre local. Esta herramienta es ideal para colectar datos de forma automática, sin tener que interferir con la fauna y, en algunos casos, es posible identificar a los animales individualmente pues al cotejar varias fotografías se pueden encontrar características específicas de cada individuo como manchas y cicatrices.
“La información recolectada con estas cámaras nos da la posibilidad de conocer más sobre la biodiversidad de las regiones en las que tenemos operación, lo que nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos de conservación en las acciones que generen mayor impacto positivo en nuestra flora y fauna”, afirmó Santiago Martínez, gerente de Sostenibilidad y Descarbonización de Ecopetrol.
Algunos resultados
En el caso de la región del Magdalena Medio, se registró el 93.8% de las especies de mamíferos reportadas en el sistema de información de la biodiversidad colombiano. Seis especies no se encontraban en los listados potenciales como, por ejemplo, el mono cariblanco o mono maicero (Cebus versicolor) y la zarigüeya gris (Philander opossum), entre otros.
Se registró una especie en peligro de extinción: el mono cariblanco (Cebus versicolor), y dos especies casi amenazadas: el margay (Leopardus wiedii) y la nutria de río (Lontra longicaudis), ambas depredadoras que cumplen la importante función de regulación de los tamaños poblacionales de sus presas.
Por su parte, en el Piedemonte Casanare, de las 34 especies de mamíferos registradas 19 de ellas estaban reportadas en el listado de especies potenciales y 12 especies silvestres contribuyen al conocimiento en biodiversidad de esta área. Dentro de ellas se encuentran la zarigüeya lanuda (Caluromys lanatus), el puercoespín arborícora (Coendou prehensilis) y el zorro gris o plateado (Urocyon cinereoargenteus).
En el Piedemonte Meta se registraron tres especies en estado vulnerable de extinción, entre ellos el oso hormiguero y el armadillo gigante (Myrmecophaga tridactyla y Priodontes maximus). Y el mono zocay (Plecturocebus ornatus) un primate de distribución restringida y un importante dispersor de semillas, una función vital para la regeneración y conservación del ecosistema.
Finalmente, en la región del Río Tillavá se registraron tres especies con amenaza vulnerable de extinción: el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), la danta (Tapirus terrestris) y el ocarro (Priodontes maximus), también reconocida como especie “Ingeniera” y el armadillo más grande del mundo; tiene un estratégico rol ecológico pues contribuye al control biológico de insectos, además de la aireación del suelo a través del intercambio gaseoso generado por la construcción de madrigueras.