El ejercicio realizado desde el Instituto Humboldt propone una mirada a este particular combinado patrio que viene dispuesto a sacarla del estadio trayendo al campo de juego sus habilidades naturales.
Desde el bosque seco, el perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni) lideraría al combinado colombiano, gracias a su paciencia y conocimientos en los campos de juego del Neotrópico. Este director técnico pasa por su mejor momento profesional debido a la Preocupación Menor (LC) que registra en las categorías mundiales de listas rojas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la más importante y decisiva en la actualidad.
Su propuesta de esquema de juego ofensivo en la cancha sería el 4-1-2-1-2: 4 defensas, 4 centrocampistas ubicados a manera de rombo y 2 delanteros, sistema que ofrece una mayor ocupación del terreno, mejor reparto de las cargas, menos desgaste físico, aumento de eficiencia en la defensiva y mejora ofensiva cerca del área rival.
En la delantera y como responsables del ataque y anotación de goles, la dupla perfecta llegaría desde los bosques húmedos tropicales colombianos y la conformaría en primer lugar el águila harpía (Harpia harpyja), con 4,5 kilogramos (kg) de peso; con un futuro profesional aún incierto pues se encuentra en el nivel Casi Amenazada (NT). En segundo lugar, le acompañaría el jaguar (Panthera onca), de 100 kg, con gran proyección para futuros mundiales y en recuperación y monitoreo constante por parte del cuerpo técnico, tras pasar de la categoría Vulnerable (V) a Casi Amenazada (NT).
Los mediocampistas, encargados de realizar labores de contención, recuperación y destrucción del juego ofensivo del rival, vendrían de ciénagas, humedales y bosques secos tropicales; ellos serían: en primer lugar, el mono tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), con 140 gramos (g), cuya condición actual, En Peligro Crítico (CR), dificultaría una participación en contiendas futuras; en segundo lugar, la talla x (Bothrops asper), de 6 kg, serpiente de respuesta rápida con gran capacidad adaptativa y Casi amenazada (NT) en la lista de riesgos mundialistas; en tercer lugar, el cucarachero de pantano (Cistothorus apolinari), de entre 9 y 11 g, quien juega rápido por las bandas y es bastante sensible al estado de la cancha; su condición En peligro (EN), lo mantiene en un proceso de observación constante por parte del cuerpo técnico; y en cuarto lugar, el Martín pescador (Chloroceryle amazona), de 110 g, jugador juvenil que por su categoría Casi amenazada (NT) y estado físico óptimo es, desde ahora, una promesa de la biodiversidad nacional.
Desde los bosques andinos, páramos y llanos orientales llegaría la defensa, encargada de impedir que los adversarios se acerquen a la portería y marquen goles. De ella harían parte el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), de entre 80 y 125 kg, un defensa líder de la selección a pesar de su condición Vulnerable (VU). A él se uniría el venado soche (Mazama rufina), con entre 8 y 13 kg, un defensa ágil e inteligente que intenta reponerse de su estado Vulnerable (VU), situación que amenaza la continuidad en la tricolor. A esta dupla de lujo la acompañaría el armadillo gigante (Priodontes maximus), de entre 18 y 32 kg, un defensa por naturaleza, cuya prometedora carrera podría verse comprometida ya que ostenta la categoría Vulnerable (VU), misma que lo pondría en alto riesgo de sufrir una lesión irremediable. Completa este cuarteto, la danta (Tapirus pinchaque), de 90 a 260 kg; actualmente en la categoría de amenaza En Peligro (EN).
Para terminar, en la intercepción del balón que protege la portería estaría el mono araña (Ateles hybridus), con un peso de entre 4 y 8 kg, gran arquero gracias a sus brazos y patas largas y a una pasmosa agilidad. Cabe recordar que en la actualidad, nuestro guardameta atraviesa un estado de amenaza de Peligro
Desde el punto de vista táctico, el onceno colombiano de la biodiversidad no la tendría nada fácil, pues su principal rival estaría en las especies invasoras cuyas excelentes condiciones físicas les facilitan adaptación a distintas variables, circunstancias que juegan a su favor cuando intentan avanzar para neutralizar al local y obtener resultados; es destacable y preocupante el buen rendimiento que muestran en canchas marinocosteras, cuerpos de agua dulce, ecosistemas transformados, páramos y otros.