En medio de la diversidad biológica en la Costa Pacífica, donde la naturaleza despliega su máximo esplendor a lo largo de la región occidental del país, una amenaza recae sobre los ecosistemas marinos: los microplásticos.
De 1.652 muestras de estómago de peces analizadas, el 18 % de los bagres de Buenaventura y 26 % de los de Tumaco presentaron las dañinas micropartículas; además, el 7 % de las corvinas de ambas bahías también los registraron.
Desde la última década, el Grupo de Investigación en Ecología y Contaminación Acuática de la Universidad Nacional (UNAL) Sede Palmira adelanta diferentes estudios fundamentales para la sostenibilidad de la vida marina del Pacífico colombiano, y uno de sus enfoques principales ha sido la prevalencia de microplásticos en diversas especies de peces. El objetivo: mejorar las estrategias de manejo y conservación en esta importante zona del territorio nacional.
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Un aporte reciente es el de la ingeniera ambiental Jackeline Jasmín Cañón Bastidas, alumna de la Maestría en Ingeniería Ambiental, quien estudió las bahías de Buenaventura y Tumaco para determinar la incidencia de estos microplásticos en aguas oceánicas y en sedimentos, y así establecer su relación con el consumo en dos familias de peces: Ariidae, a la que pertenecen los bagres, y Sciaenidae, de la que forman parte las corvinas.
Para ello, entre 2020 y 2021 se tomaron muestras de agua, sedimentos (fondo marino) y peces en diferentes puntos de cada bahía, desde áreas cercanas a los centros poblados hasta las zonas marinas más remotas; además se abarcaron periodos de lluvias y tiempo seco, a fin de obtener un panorama completo de la situación ambiental.
En el Laboratorio de Peces Ornamentales, la tesista examinó el estómago de 758 peces de Buenaventura (491 bagres y 267 corvinas) y 894 de Tumaco (415 bagres y 479 corvinas), e identificó las especies, tomó medidas de peso y tamaño, y extrajo y clasificó su contenido estomacal.
Así, se revelaron resultados preocupantes: casi el 25 % de los bagres (alrededor de 227 individuos) y el 7 % de las corvinas (unas 52) tenían micropartículas de plástico en su estómago, lo que plantea interrogantes sobre la transferencia de estos contaminantes a través de la cadena alimentaria y su posible impacto en la salud humana, ya que estas especies son una importante fuente de alimento en la región.
El estudio también evidenció una relación significativa entre la presencia de microplásticos y la disminución en el “factor de condición de Fulton”, una medida utilizada para evaluar la salud y el bienestar de los peces, la cual indica si el peso del individuo es proporcional a su talla, lo que sugiere que estos contaminantes pueden interferir con la alimentación de las especies e influir negativamente en su condición física, lo que constituye un riesgo tanto para la población piscícola como para los ecosistemas marinos del Pacífico.
Según la investigadora, “se registró una disminución de 33 % en el factor de condición del aguacil (Bagre pinnimaculatus) de Tumaco y de 21 % en el bagre (B. panamensis) de Buenaventura, mientras en las corvinas (Argyrosomus regius) se observó una reducción del 14 % en Tumaco y 2 % en Buenaventura, es decir que son especies que para su talla estaban más delgadas”.
Explica además que “la ingesta de los plásticos puede provocar en estos peces la sensación de saciedad, que hace que queden mal alimentados y desnutridos, y, en el peor de los casos, les puede obstruir el estómago, causar lesiones en el tracto digestivo y exponerlos a contaminantes químicos”.
Por sus hábitos alimenticios, las especies estudiadas presentan mayor riesgo de consumir estas micropartículas, ya que se alimentan principalmente de otros organismos acuáticos como crustáceos, moluscos, peces más pequeños y materia orgánica en descomposición que encuentran en su hábitat.
Para recolectar las muestras, el Grupo de Investigación utilizó técnicas como la changa, el trasmallo y el anzuelo, artes de pesca artesanal propias de la región con las que pudieron capturar los peces en las áreas de estudio.
En las recomendaciones finales, la investigadora invita a reducir el consumo de plásticos de un solo uso como vasos, pitillos, bolsas, botellas y otros envases.
El trabajo estuvo dirigido por el profesor Guillermo Duque Nivia, de la Facultad de Ingeniería y Administración de la UNAL Sede Palmira, y codirigido por el investigador Andrés Molina.