Perspectiva. El dron que resucita bosques en el Meta | El Nuevo Siglo
EL DRON para agricultura vale desde $30 millones hasta más de $200 millones. El que se utiliza en el Meta para reforestar vale unos $180 millones, porque es para usos en grandes extensiones.
/Cormacarena
Sábado, 5 de Noviembre de 2022
Redacción Medio Ambiente

Volar un dron es un pasatiempo para millones de personas en el mundo, mientras que para otras es una herramienta de trabajo que permite llegar a zonas geográficas de difícil acceso o muy apartadas para, por ejemplo, adelantar proyectos de reforestación.

En países como España, Australia y Estados Unidos, el uso de estos aparatos, que pueden llegar a costar entre $30 millones y $200 millones, ya se está convirtiendo en algo rutinario.

En Colombia, en cambio, está en fase experimental y una de las abanderadas es Cormacarena, que trabaja de la mano de Macarenia Corp para repoblar zonas boscosas afectadas por la ganadería extensiva o los incendios forestales, a las que era impensado llegar y, lo que es todavía mejor, los costos se disminuyen hasta en un 60%.

Al frente de la iniciativa está el coronel retirado de la Fuerza Aérea Colombia (FAC), Diego Hernández, quien por 22 años desempeñó cargos de tecnología y promovió proyectos de defensa y seguridad.

“Desarrollé grandes proyectos tecnológicos, como centros de mando, control y adquisiciones. Basado en esa experiencia montamos un modelo para generar y promocionar desarrollos tecnológicos para el departamento del Meta”, señala el oficial retirado.

Entre los pasos que se han dado para que el programa tenga éxito está “la formación de ingenieros en Europa. También desarrollamos simuladores, radares y sofware”, cuenta Diego.

En 2021 se hizo efectivo su retiro de la FAC e “inicié una nueva etapa de vida. Me dediqué a generar soluciones tecnológicas para la región del Meta. Fue así como se logró, en agosto de 2012, crear Macarenia Corp, entidad pública de tecnología para el sector del medio ambiente, con aliados como Cormacarena, la Universidad de los Llanos y la Universidad Autónoma de Nariño”, relata.

El coronel (e) Hernández fue nombrado director ejecutivo de la entidad y “ahí arrancamos con varias iniciativas y logramos estructurar un proyecto que lo aprobaron y le asignaron recursos. Tenemos ocho proyectos que estamos ejecutando, entre ellos transformación digital de la Cormacarena, instalación de cámaras en dos ríos, Guatiquía y Guayuriba, para hacerles seguimiento y monitoreo; así mismo estaciones hidrometereológicas en varios ríos para medir variables ambientales y caudales, lo que permite establecer las crecientes con anterioridad. Las estamos instalando y sirven de alerta temprana y monitoreo ambiental. Se monitorea en tiempo real”, dice.

Reforestación

Otro de los proyectos es el de reforestación con drones, investigación aplicada para la repoblación de zonas en las que era impensable. “El Meta tiene una gran problemática y es que nos están deforestando el sur del departamento por ganadería, incendios y hay un gran reto de restaurar esos sistemas, esas siembras manuales son imposibles porque son de muy difícil acceso. Hay lugares a los que no se puede llegar con vehículos, personas, y además es complejo por orden público, también sería muy costoso, y para el acondicionamiento del terreno se necesitaría mucha gente”, señala el coronel Hernández.

Añade que “de ahí nació este proyecto, que no es pionero porque en otras partes del mundo como Canadá, Australia, España o Estados Unidos ya lo vienen implementando, pero dijimos: hagámoslo. Arrancamos este año para determinar si era viable usar los drones, qué especies de árboles se podían plantar a través de aspersión y durante el primer semestre hicimos varias cosas. Lo primero fue un análisis metereológico, formar siete pilotos bajo toda la normatividad de la FAC, en escuela de aviación, además se escogieron dos pilotos a quienes instruimos de una manera más avanzada para agricultura de precisión, como operadores reforestadores”.

Para asperjar semillas, dice Hernández, hay dos tipos de drones, uno para trámites y servicios, toma de fotos, videos y planimetrías, y un dron más grande que es el de reforestación. “Tiene dos compartimientos para sembrar semillas y aspersión líquida y sólida, que es lo que se utiliza en estos procesos de siembra”.

Recuerda que “en el primer semestre tuvimos un gran reto, para usar la semilla en los drones porque requiere de surtir un proceso, por lo que se requirió una investigación al cabo de la cual se decidieron unos tipos de semillas, estudios de suelos y a partir de eso montamos el peletizaje (método en el cual se procesa un material en pellets o gránulos) y determinamos que la semilla requiere un recubrimiento especial, distintos componentes, nutrientes, micronutrientes, como ajo, ají o arcilla para poderla usar”.

Agrega que “ahora sobre mediados de año hicimos el proceso del peletizaje y con Cormacarena ya se había escogido una zona, la de Los Kioskos, porque el suelo es de los más complicados en el Meta, es muy ácido y difícil para que se dé algo, y sobre todo las partes en donde se registraron incendios forestales”.



El “arma”

“Allí usamos el dron, hicimos la investigación en 10 hectáreas y las dividimos en varios lotes. A uno se le removió la tierra, a otro quieto, a otros tratamiento con agua, y experimentamos para poder determinar si servía”, explica el coronel Hernández.

Señala que “de agosto para acá adelantamos el proceso de toma de muestras, empezamos a medir día a día qué germina y qué no y ya hicimos cierre de los datos con los expertos en la materia”.

Entre los resultados que se adelantaron, “tenemos, por ejemplo, el tema de la semilla y llegamos a la conclusión de que debemos investigar con diferentes terrenos porque es un área que prácticamente estamos descubriendo”.

“No somos pioneros, por eso entendemos que estamos haciendo las primeras aplicaciones y esperamos los resultados completos para darlos a conocer en diciembre”, indica.

Pero además han tropezado con otros obstáculos. “Para el proceso de peletizaje no hay empresas que lo hagan, es una línea muy interesante para desarrollar; conseguir semillas en el país es muy complicado y toca importarlas, sobre todo para poder conseguir y producir esas semillas nativas”, manifiesta.

“La reforestación se hace con lo que hay en la zona y, si no funciona, seguir extendiendo el uso en distintos suelos porque todos son diferentes, hay que investigar las condiciones del suelo hasta que encontremos que se puede dar”, explica.

Señala el coronel Hernández que “la ceiba es del Llano, que es de las más delicadas y difíciles, pero fue la que mejor resultados nos dio, la que más germinó, y otro dato es que en el experimento en el terreno al que no se hizo nada fue en donde más floreció”.

En total fueron 373 plántulas de la especie ceiba las que germinaron tras la siembra a través de drones en la vereda Los Kioskos, del municipio de Puerto Gaitán, en la cuenca del río Tillavá.

Aparte de la ceiba se han utilizado varias especies, “por ejemplo matarratón, cañafistol y yopo negro, para probar y poder observar cuáles tenían un mejor desarrollo, todas nativas de la región”, indica.

“Con este primer experimento con suelo bastante hostil ahora estamos plantando una segunda fase y estamos mirando con expertos qué otras áreas se pueden reforestar, hacia el sur del Meta, otros terrenos en Mapiripán, Puerto Concordia y a final de año ya se definirá en qué otras áreas se podrán hacer los experimentos de reforestación con drones”, asevera el coronel Hernández.

EL DRON para agricultura vale desde $30 millones hasta más de $200 millones. El que se utiliza en el Meta para reforestar vale unos $180 millones, porque es para usos en grandes extensiones./Cormacarena

EL CORONEL en retiro Diego Hernández, director del proyecto de reforestación con drones en el Meta.