Perspectivas. Omaira, el “ángel de la guarda” de la Laguna de Sonso | El Nuevo Siglo
OMAIRA RENDÓN empezó a trabajar por la Laguna de Sonso cuando tenía 23 años y hoy, 20 años después, continúa haciéndolo.
/Cortesía
Domingo, 3 de Julio de 2022
Redacción Medio Ambiente

La sedimentación, la invasión por el buchón y la consecuente merma en el cuerpo de agua, llevó a los pescadores artesanales que vivían de la Laguna de Sonso, ubicada en Buga, en el Valle del Cauca, a trabajar para recuperarla y, de paso, explotar otras alternativas que les brindaran ingresos.

Liderados por Omaira Rendón, quien siempre ha vivido “metida al lado del río Cauca”, decidieron trabajar para evitar que se secara y por ende desapareciera.

“Mi familia es de pescadores artesanales, yo soy pescadora y cuando conocí la laguna vi que se estaba quedando sin espejo de agua, así que decidimos iniciar acciones para defenderla y poder preservarla”, señala Omaira, quien hoy tiene 43 años.

Recuerda que por entonces, a sus 23 años, “empezamos a participar en los comités que tiene la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC). Al principio no éramos muy escuchados porque nuestro conocimiento era empírico y la CVC tenía sus profesionales, no nos tenían en cuenta a nosotros como pobladores”.

Pero “después, con los años empezamos a trabajar unidos, entendiendo que necesitan de nuestro conocimiento y nosotros del de ellos para emprender acciones que permitan defender la laguna”.

“La pesca artesanal estaba en decadencia porque había más contaminación, los peces se quedaban sin oxígeno, lo que hacía que ya muy pocas familias fueran de la pesca, buscamos alternativas, cuidando el ecosistema, trabajamos para cuidar el espejo de agua”, señala.

Entre las alternativas para buscar ingresos emergió “el ecoturismo, que genera empleo para 25 matronas, para 15 guías, intérpretes ambientales que van apropiándose del ecosistema y nos ayudan a tener el sitio limpio”.

Allí se estableció el sitio de descanso llamado Centro Buitre de Ciénaga, que queda dentro del Distrito de Manejo, en el área del Distrito de Riego.

“Hay unas áreas en las que se puede recibir público, otras que no se pueden tocar y otras para cuidado. Nosotros aprovechamos la zona habilitada para el turismo. Hoy ya nos conocen, antes ni siquiera los mismos bugueños sabían que existía la Laguna de Sonso, ahora nos visita gente del Valle, de Bogotá y de otras ciudades”, cuenta Omaira.

Explica que “los intérpretes se han capacitado para atender al público, en aves, están aprendiendo de aviflora, con los pescadores vendemos experiencia de pesca, que conozcan la cultura de pesca artesanal. También se hacen los recorridos por la laguna”.



Otras actividades

Además, para ayudar en la conservación del cuerpo de agua, “tenemos un vivero forestal conocido como San Juanito P a P, estrategia de conservación del bosque seco tropical que se llama ‘Sembrando árboles para cosechar aves’. Ya tenemos recuperadas 55 especies de este ecosistema, generamos empleos para familias. Allí hay personas que tienen parcelas y también cultivan especies para el vivero. Producimos 30 mil plántulas mensuales de bosque seco tropical y hemos hecho un ejercicio a favor de la conservación para cuidar la laguna, el bosque, las aves y generamos acciones para que se pueda conservar”.

Pero Omaira no quiere llevarse todo el crédito. “Somos cuatro organizaciones de base. La mía es la Asociación de Productores Agropecuarios del Porvenir (P a P), somos 120 familias de pescadores artesanales que dedicamos tiempo a cuidar nuestra laguna, que es la que nos da el sustento”.

Otra alternativa que manejan, dice Omaira, es que “estamos trabajando el tema del abono de buchón. A partir del buchón, ese material se composta y se une con los lodos que se extraen de la laguna, se hace un abono orgánico. Ya se probó que funciona, ya tenemos las pruebas de laboratorio, parcelas demostrativas y lo usamos en el vivero”.

Igualmente se desarrollan actividades turísticas como avistamiento de aves. “Tenemos 200 especies”.

“Siempre trabajamos con la comunidad, unidos, para luchar por la conservación de la laguna, la mitad de las 745 hectáreas del espejo de agua ya están limpias, estamos formando parte del sitio Ramsar. Tenemos24 humedales en Guacarí y Yotoco”.

De la misma manera, “tenemos el Osprey Ecologe, que está ubicado al lado del río Cauca, tenemos un palafito que es un hospedaje muy cómodo para que la gente se levante de una a pajarear, lanchas para 30 personas, para ocho, seis o cuatro, dependiendo de la necesidad”.

Otras acciones

Señala que participaron de las gestiones para que la Laguna de Sonso fuera declarada sitio Ramsar, debido a que “el proceso de la laguna y de los humedales estaba estancado y nosotros promovimos en el 2016 que se hiciera la homologación porque era necesaria esa figura para que no se secara”.

“La laguna empezó a tener problemas desde que construyeron la vía Cabal-Pombo, que va de Buga a Buenaventura, porque cerraron todos los caños que permitían que entrara el agua del río Cauca a la laguna. Fue cuando empezó la sedimentación, los problemas con el buchón; desviaron el cauce, por eso empezó a represarse el buchón, por eso tenemos ese problema con el pasto alemán. La ruptura de los diques ha ayudado y por ello iba perdiendo profundidad”, indica.

Agrega que “el director de la CVC, que es la entidad que aporta, nos suministró una máquina y hacemos un proceso de dragado. Los pescadores empujan el buchón hacia la máquina anfibia y ella lo saca”.

Sin embargo, les queda mucho trabajo por hacer. “La otra mitad de la laguna está en proceso para seguirla limpiando. Nosotros cuando el río sube quitamos el material, y cuando baja ayudamos para sacar la mata de buchón. Lo hacemos voluntariamente, en algunas ocasiones nos pagan pero la única que aporta es la CVC”.

Narra que “en este momento también se abrieron cuatro canales para poder recuperar la dinámica de la laguna, pero están pendientes de abrir los pasos porque hay problemas con los propietarios de los predios por donde pasan esos caños”.

Omaira trabaja en defensa de la Laguna de Sonso junto a su familia, integrada por su esposo, sus tres hijos y los pescadores artesanales de la zona.

Asegura que la mayor satisfacción, aparte de preservar la laguna, es que “hemos podido llegar a mucha gente con educación ambiental, generar actividades económicas y que el grupo de jóvenes de la comunidad se está capacitando. Es muy grato porque se pueden direccionar y motivarlos para que se queden, acabar con el mito de que se debe salir de su tierra para poder surgir. Les damos alternativas, les enseñamos a cuidar el medio ambiente”.

Resalta que “todo lo que hacemos está direccionado al cuidado del medio ambiente, no ensuciar el agua, no tirar la basura, cuidar los lugares a los que normalmente llegan 50 especie de aves migratorias para que sigan viniendo”.

A los turistas les ofrecen una cabaña flotante, en la que pueden conocer sobre la cultura de los pescadores artesanales. “Las casas las tenemos construidas en palafitos para que cuando nos inundábamos no tuviéramos que irnos. Nos gusta mostrar todo lo que vivimos como familias y ofrecer vajillas artesanales hechas en totumo, pescado preparado de diferentes maneras y el fiambre (antes cuando no existía comunicación no había forma de que los pescadores avisaran que había subienda; uno cortaba hoja de plátanos y le empacaba, o que hubiera en la casa para que fuera a su faena de pesca)”.

OMAIRA RENDÓN empezó a trabajar por la Laguna de Sonso cuando tenía 23 años y hoy, 20 años después, continúa haciéndolo./Cortesía

ENTRE LAS alternativas para generar ingresos está la de ofrecer recorridos por la Laguna de Sonso./Cortesía