Los viajes largos y de varias escalas suelen ser agotadores por naturaleza; sin embargo, cuando se unen a un cambio brusco en las zonas horarias ocurre lo que se denomina comúnmente jet lag, que se traduce en esa descompensación que surge cuando el cuerpo no se logra acomodar al nuevo horario, obligándonos a vivir una desesperante vigilia cuando deberíamos estar durmiendo y a mantenernos somnolientos en las horas productivas del día.
Esto sucede por el reloj interno que todos llevamos dentro y que, en pocas palabras, es el que nos tiene acostumbrados a dormir, comer y estar en actividad a determinadas horas del día. Pero ¿cómo hacer para cambiarle la hora a ese reloj y poder adaptarnos rápidamente a los nuevos horarios? La agencia de viajes online Despegar da unos breves, útiles y prácticos consejos para antes y durante el viaje, que le permitirán vivir su destino sin dormirse en el intento:
Prepare cuerpo, mente… y equipaje
Si ya sabe que el lugar de destino tiene varias horas de diferencia con su ciudad de origen, debe ir acostumbrando su reloj biológico un par de días antes. Acostarse a dormir un poco más temprano o más tarde (según corresponda) y levantarse a la hora en que estará en actividad, es ir diciéndole al cuerpo que se prepare para un cambio de rutina.
Ya durante el vuelo, aproveche el extenso recorrido para dormir lo más confortablemente posible. Si bien es cierto ninguna comodidad en el avión se compara con su cama, prepárese desde antes del vuelo para un descanso restaurador. Detalles como un antifaz para dormir (quizás no se vea genial… pero se siente genial), una buena colección de música relajante y ropa muy cómoda y holgada, le permitirán desconectarse del mundo durante unas horas para llegar con las baterías recargadas a su destino.
Durante el viaje viva al ritmo de los demás
En la medida de lo posible lo ideal es que llegue a su destino durante el día, así podrá seguir la rutina normal mientras es hora de descansar.
Evite al máximo seguir atado a los horarios de siempre, húyale a las siestas durante el día y más bien salga y procure que la luz natural le dé directamente; esto último hace que el cuerpo reconozca que debe estar en actividad y deje el sueño a un lado. Iniciar el día con una sesión de ejercicios, por pequeña que esta sea, asegura una recarga de energía que le durará gran parte de la jornada.
Por el contrario, entrada la noche procure reducir al máximo su ritmo de actividad. Si no logra conciliar el sueño, una buena opción es leer, escuchar música o hacer alguna otra actividad pasiva (salir al casino del hotel puede ser muy emocionante, pero poco recomendado si quiere descansar).
En resumen, el jet lag se puede combatir efectivamente con una adecuada programación de sus actividades… de esa manera podrá vivir un viaje con las pilas totalmente recargadas de principio a fin.