Tras cinco años de ejecución, el proyecto de consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, denominado GEF-Sinap, apoyó la creación de 6,4 millones de hectáreas de áreas protegidas, superando por amplio margen la meta inicial de 547 mil hectáreas de áreas protegidas nacionales y regionales, e impulsó la constitución de 10.700 hectáreas de tierras privadas como reservas naturales de la sociedad civil.
La iniciativa, financiada por el GEF (Fondo para el Medio Ambiente Mundial, por sus siglas en inglés) a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ejecutada por WWF Colombia de la mano de Parques Nacionales Naturales, también logró la implementación de un robusto sistema de información y monitoreo para la conservación de estos territorios prioritarios; contribuyó al destacado aumento en la representatividad ecosistémica continental y marina; consolidó un mecanismo de evaluación de gestión de las áreas protegidas, y estructuró un plan de formación multiactor para fortalecer sus capacidades en torno a la conservación.
Otro gran aporte del proyecto fue la construcción de la política del Sinap con visión 2030, aprobada en el CONPES 4050 de 2021, que en su construcción contó con la participación de más de 1.000 personas de distintas regiones del país, incluyendo representantes de los Sistemas Regionales de Áreas Protegidas, instituciones públicas nacionales de todos los sectores productivos, fuerza pública, sector privado, entidades territoriales, academia, institutos de investigación, autoridades ambientales, organizaciones sociales, campesinos, pueblos indígenas y el pueblo negro.
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En el evento de cierre del proyecto, la viceministra de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente, Sandra Vilardy, destacó que “este proyecto nos da una hoja de ruta y nos genera una gran cantidad de instrumentos y guías metodológicas para robustecer la gestión del Sistema de Áreas Protegidas. El reto ahora es fortalecer los recursos y las capacidades para que esta hoja de ruta siga implementándose. Lo que nos entrega este GEF-Sinap son instrumentos de primerísimo nivel que nos pone una responsabilidad muy grande como país para apropiarnos de ellos”.
Sandra Valenzuela, directora Ejecutiva de WWF Colombia, resaltó la importancia de este proyecto, que “contribuye al fortalecimiento de las instituciones que hacen parte del Sistema Nacional de áreas protegidas, no solo con el diseño y funcionamiento de herramientas de planificación, monitoreo, manejo efectivo de áreas protegidas, sino con la facilitación para la construcción participativa e intersectorial de la política de áreas protegidas 2030 y el diseño de mecanismos de financiamiento como Herencia Colombia. Además, deja una herencia beneficiosa para el país por impulsar un incremento de áreas protegidas y ecosistemas que debemos conservar, e involucra la conservación privada, la conservación pública del orden regional y la conservación del orden nacional en un verdadero sistema que mide la contribución de los servicios que proveen estos ecosistemas a las comunidades y a nuestra vida diaria”.
Mejores instrumentos
Evaluar la efectividad de las áreas protegidas es esencial para comprender su situación actual de manejo y orientarlas hacia un escenario deseado. Durante los cinco años de ejecución del GEF-Sinap se realizaron 305 evaluaciones en áreas protegidas públicas, contando por primera vez con información estandarizada bajo una misma metodología para el 70% de estas áreas, facilitando y generando capacidades en los equipos de trabajo de las autoridades ambientales y los demás actores.
La información que se obtiene de estos espacios permite tomar mejores decisiones para consolidar las áreas protegidas nacionales y regionales, así como el sistema, en línea como lo busca la política del Sinap 2030.
En el mismo propósito, el proyecto logró la puesta en operación del Sistema de Información y Monitoreo del Sinap, una herramienta de libre acceso, que responde a la política de datos abiertos del Estado colombiano, y que provee datos en tiempo real, oportunos y comprensibles, al alcance de todas las personas, para conocer procesos que puedan afectarlos y a sus territorios, contribuyendo así a uno de los puntos clave del Acuerdo de Escazú.
Mediante un detallado listado de indicadores nacionales, esta herramienta permite medir la representatividad ecológica de los territorios, con mapas de calor en tiempo real que exhiben variaciones para la conectividad de paisajes terrestres y marinos, la efectividad de su gestión, y la cifra actual de áreas protegidas en el país.
De esta forma, la iniciativa concluye un lustro de valiosas contribuciones para el país en aras de consolidar su Sistema Nacional de Áreas Protegidas y deja los instrumentos para continuar procesos de mejora y sostenibilidad como la iniciativa Herencia Colombia.