Tortugas marinas, viajeras ancestrales | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 17 de Junio de 2020

Las tortugas marinas han recorrido los océanos desde las era de los dinosaurios, unos 200 millones de años atrás. Sin embargo, su existencia se encuentra en peligro debido a la acción del ser humano.

Viajeras ancestrales e incansables, contribuyen al balance de los ecosistemas marinos y costeros por medio de su papel en la cadena alimenticia y ayudan a nutrir las playas de arena, a través de sus procesos de anidamiento, donde depositan nutrientes y aportan vida a estas superficies. Sin su presencia, diferentes especies y ecosistemas podrían verse perjudicados.

Se alimentan de medusas y de otros organismos potencialmente peligrosos, como es el caso de la Tortuga Laúd la cual ayuda a controlar a la Fragata Portuguesa (Physalia physalis), una falsa medusa altamente venenosa para los seres humanos, causando  incluso la muerte. Las tortugas marinas ayudan además al mantenimiento de pastos y corales, limpiando las algas con las que compiten.

Con la celebración del Día Mundial de las Tortugas, se busca despertar la conciencia y aumentar el conocimiento para sensibilizar sobre los servicios que prestan en los ecosistemas y a otras especies.

El departamento del Magdalena es uno de los sitios de anidación más importante para las tortugas marinas en el Caribe. De las cuatro especies que habitan el mar Caribe y que llegan a anidar en las playas, todas se encuentran amenazadas, tres de las cuales, se encuentran en Peligro Crítico (CR) de extinción, ellas son: la Tortuga Gogo, la Tortuga Laúd y la Tortuga Carey, y una se encuentra en peligro (EN),  la Tortuga Verde (Chelonia mydas).

Entre tanto, el libro de Las Tortugas y los Cocodrilianos de Países Andinos Tropicales reporta que, durante los años 70 colonias de anidación gigantescas de Tortuga Gogo (Caretta caretta), arribaban a las playas entre Buritaca y Don Diego, algunas veces superando números de 600 hembras anidantes por temporada. Lastimosamente, esta población fue exterminada y hoy en día no llegan más de 15 tortugas por temporada de esta especie a anidar en estas playas.

Las amenazas más grandes que tienen las tortugas son la sobre explotación de la carne, la persecución y saqueo de sus huevos para el consumo humano y la explotación de sus partes, como el hermoso caparazón de la tortuga Carey (Eretmochelys imbricata), utilizado en la elaboración de accesorios y artesanías, situación que ha diezmado sus poblaciones al punto de llevarlas casi al borde de la extinción, razón por la cual son especies protegidas y cuyo tráfico es restringido internacionalmente.