Una luz de esperanza para el rinoceronte negro | El Nuevo Siglo
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Domingo, 22 de Marzo de 2020
Agence France Presse

El rinoceronte negro africano, del cual hay menos de 6.000 ejemplares en libertad, vio a su población recuperarse lentamente entre 2012 y 2018, informó la UICN, que llama a fortalecer la lucha contra la caza furtiva.

La especie permanece en peligro crítico de extinción, especifica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) con motivo de la actualización de su lista roja, que enumera 116.177 especies, de las cuales 31.030 están amenazadas de extinción.

La cantidad de rinocerontes negros que deambulan libremente en África aumentó ligeramente, un 2,5% por año, de 4.845 animales a 5.630, afirma la UICN. El pronóstico indica un "progreso limitado en los próximos cinco años".

“Si bien los rinocerontes en África no están salvados de la extinción, el aumento lento y continuo de las poblaciones de rinocerontes negros ilustra los enormes esfuerzos realizados por los países” donde viven, subraya Grethel Aguilar, director general interino del UICN, citado en un comunicado de prensa.

Este desarrollo se debe en gran medida a leyes más estrictas y al manejo de los animales, con movimientos de rinocerontes de una población a otra para promover su reproducción.

Hay tres subespecies de rinoceronte negro, una está “casi amenazada” y las otras dos “en peligro crítico”.

El rinoceronte blanco, cuya población es más grande, sigue siendo considerado "casi amenazado" según la clasificación de la UICN.

La población de la subespecie de rinoceronte blanco del sur disminuyó en alrededor del 15% entre 2012 y 2017 a 18.000 individuos, en gran parte debido a la caza furtiva en el Parque Kruger en Sudáfrica, que alberga a la población más grande, afirma la UICN.

La otra subespecie, el rinoceronte blanco del norte, está “en peligro crítico” de extinción.

El rinoceronte blanco está más amenazado por la caza furtiva porque su cuerno es más grande y prefiere hábitats más abiertos donde es más identificable que el rinoceronte negro, precisa la UICN.

Los miles de rinocerontes que alguna vez habitaron África y Asia han sido diezmados por la caza furtiva y la pérdida de su hábitat.

Muy pocos aún viven fuera de los parques nacionales y las reservas.

El rinoceronte negro o de labio ganchudo (Diceros bicornis) es una especie de mamífero perisodáctilo de la familia de los rinocerótidos.

Es uno de los dos rinocerontes que habitan en la sabana africana. Está críticamente amenazado de extinción, y al menos dos de sus subespecies, Diceros bicornis bruccii y Diceros bicornis longipes, este último conocido como rinoceronte negro occidental, se han extinguido debido a la caza furtiva. En casos como el de Mozambique, el rinoceronte negro ha desaparecido del país.

Se diferencia del rinoceronte blanco, a parte de su color, por su menor tamaño (aunque, no obstante, llega a los 1,6 metros de altura y 1500 kilos de peso, lo que lo convierte en el cuarto mamífero más grande de África por detrás del elefante africano, el rinoceronte blanco y el hipopótamo), su color gris ligeramente más oscuro y el labio en forma de pico prensil. Esta forma se debe a que se alimenta ramoneando las hojas de arbustos y en menor medida árboles bajos, mientras que el rinoceronte blanco come hierba del suelo y tiene un labio recto y ancho. Gracias a estas diferencias en sus dietas, estas dos especies, por lo demás de hábitos muy similares, pueden vivir en el mismo ecosistema.

La carga del rinoceronte negro al verlo acosado causó sensación cuando, en los siglos XIX y XX, los exploradores y cazadores europeos se adentraron en África y comenzaron a matar los rinocerontes por cientos.

La caza del rinoceronte se convirtió pronto en un deporte de riesgo cada vez más demandado por las élites de los países desarrollados, y entre los cazadores hubo personajes tan famosos como Theodore Roosevelt o Ernest Hemingway. Esta caza, unida a la persecución para surtir de cuernos a Oriente Medio (donde todavía hoy se emplean para hacer el mango de dagas ceremoniales) y la medicina tradicional asiática, empujó a esta especie hacia la extinción.

En los años 1960 se comenzó a proteger y se prohibió la caza y el comercio de cuernos de rinoceronte. Aun así, la caza furtiva continuó, a pesar de que en los parques nacionales africanos se sierran los cuernos a los ejemplares y los guardias suelen tener permiso para disparar sin aviso previo a los furtivos./Foto AFP