WWF se une a científicos para exigir protección de la Amazonía | El Nuevo Siglo
Cortesía Visión Amazonía
Viernes, 12 de Noviembre de 2021
Agence France Presse

WWF se ha unido a más de 200 científicos para exigir "la protección urgente" de la Amazonía que, a su juicio, se encuentra "al límite de un punto de inflexión catastrófico". La organización se ha sumado así al primer análisis que aporta hallazgos detallados, completos y holísticos sobre la cuenca del Amazonas, realizado por más de dos centenares de científicos, en la recta final de la COP26.

Así, el Informe de Evaluación de la Amazonía del Panel Científico para la Amazonía, apoyado por WWF, recomienda una prohibición inmediata de la tala de bosques en todo el sur de la Amazonía, que comprende 2 millones de km2 de selva tropical desde el sur de Perú, Bolivia, el norte de Mato Grosso y el sur de Pará, estados de Brasil, hasta el Atlántico. Además, pide cero deforestación y degradación de bosques en toda la región antes de 2030.

Para WWF, esto requerirá soluciones para hacer frente a los incendios que han afectado a los bosques amazónicos en los últimos años, la protección de las comunidades indígenas y el desarrollo de una economía sostenible.

El Director Regional para América Latina y el Caribe de WWF, Roberto Troya, ha afirmado que "este informe es una rigurosa evaluación de las amenazas que avanzan rápidamente en la región, en particular con respecto a hechos nuevos y alarmantes relacionados con la probabilidad de un punto de inflexión inminente". "El Amazonas es extraordinariamente único e insustituible y, sin embargo, existe un riesgo apremiante de perderlo en las próximas décadas si no se hace nada para detener su destrucción", ha indicado.

El informe, presentado en el último día de la COP26, advierte que la región se acerca a un potencial punto de inflexión catastrófico debido a la deforestación, la degradación, los incendios forestales y el cambio climático. La evidencia reciente, que considera sus efectos combinados, sugiere que este umbral podría alcanzarse entre el 20 y el 25% de deforestación. En la actualidad, el 17% de los bosques amazónicos ya se ha perdido y al menos un 17% adicional se ha degradado.

El sistema de la Amazonía es complejo y, por lo tanto, el futuro es difícil de predecir con certeza. Pero la evidencia es clara respecto a que se está en camino hacia un futuro con ciclos de reducción de lluvias, incendios y aumento de la mortalidad de los árboles, según los autores del informe.

Por ello, argumentan que cruzar tal punto de inflexión podría resultar en una pérdida permanente de bosque húmedo tropical y su conversión a ecosistemas secos degradados con una cobertura arbórea menor. Este cambio repentino y posiblemente irreversible podría resultar en la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, un colapso repentino de la biodiversidad y la pérdida de humedales importantes, con altos costes para la sociedad, afectando el suministro de agua urbana, la agroindustria, los medios de vida locales y la capacidad de la humanidad para frenar el aumento de las temperaturas del planeta, alertan.


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Más allá de los nuevos datos relacionados con el punto de inflexión, los científicos que desarrollaron el informe (las dos terceras partes son de países amazónicos, incluidos científicos indígenas) también ofrecen la información científica más reciente que cubre todos los aspectos de la Amazonía.

Esto incluye los factores geológicos que llevaron a su formación hace millones de años, su papel como uno de los elementos más críticos del sistema terrestre, el alcance de su riqueza biológica y cultural, el contexto sociopolítico de la región, las transformaciones que ha sufrido en las últimas décadas y su relevancia para el cambio climático. Además, este informe plantea estrategias para construir un futuro sostenible para la Región Amazónica.

Los copresidentes del panel, Carlos Nobre, científico senior del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía (INPA) de Brasil, y Andrea Encalada, vicerrectora de la Universidad San Francisco de Quito, Ecuador, lideraron la elaboración del Informe bajo el auspicio de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, presidida por el académico estadounidense Jeffrey Sachs.

WWF ha felicitado a los autores del informe y "la valiosa información científica que este proporciona, que apoya inequívocamente el llamamiento de los científicos a un código rojo para la Amazonía y la urgente necesidad de detener la deforestación y la degradación forestal antes del 2030", como señala en un comunicado.

Además, WWF reconoce "el gran valor de la unión de ciencia rigurosa y profunda y el conocimiento indígena y tradicional" en este informe, que debería ser la base para la toma de decisiones para la Amazonía de ahora en adelante ya que refleja que se necesita un cambio en el paradigma de desarrollo, la dinámica del mercado y las finanzas, y los comportamientos que están detrás de la destrucción de esta región.

Por ello, aboga por detener la pérdida de biodiversidad para incrementar la resiliencia de la Amazonía y reducir la posibilidad de que el sistema colapse en un futuro próximo.

El informe también destaca el papel fundamental de las áreas protegidas y los territorios indígenas en la protección de la biodiversidad e insta a incluir a los pueblos indígenas y la gama más amplia de comunidades locales en la toma de decisiones y garantizar la protección de sus tierras y territorios como aspectos cruciales para mantener bosques pujantes en pie, dándonos una oportunidad contra la crisis climática y, al mismo tiempo, permitiendo prosperar a las economías y culturas locales.

"A pesar de las terribles predicciones, es posible un futuro diferente, uno en el que se avance en las vías de un desarrollo sostenible e inclusivo, donde las personas que viven en la Amazonía satisfagan sus necesidades y aspiraciones y al menos el 80% de los bosques permanezca en pie", ha agregado Roberto Troya.

"Para que esto sea posible, necesitamos promover una fuerte colaboración entre diferentes sectores; la formulación de políticas debe basarse en la investigación científica y en los conocimientos tradicionales y de los pueblos indígenas; y debemos trabajar hacia una bioeconomía basada en medios de vida sostenibles, inversiones y cadenas de suministro responsables, respeto por los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales y la eliminación de actividades ilegales", ha concluido.