Sobre centros de pensamiento (I) | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Febrero de 2021

Invitados por el proyecto Visión Colombia 2022, varios directores de centros de pensamiento colombianos nos reunimos para conversar, moderados por José Manuel Acevedo, sobre el rol de estas entidades para la protección de la democracia. Pueden ver la transmisión completa en las redes sociales del proyecto. En momentos turbulentos para la democracia y las libertades en el mundo y especialmente en Colombia, el rol de los tanques de pensamiento y acción es fundamental para la preservación de las ideas que nos han permitido mejorar la calidad de vida de millones de personas en occidente, por esto, es importante dedicarle una o varias columnas a estas insituciones.

Preparando mi intervención en este foro, encontré un texto magnífico de a quien le debemos mucho en materia de centros de pensamiento, especialmente por su liderazgo en la creación y administración del Instituto de Ciencia Política, un empresario preocupado siempre por la sociedad, Tito Livio Caldas. Este ensayo aparece en su libro “Experiencias y reflexiones de vida (Villegas Editores - 2008)” y lo citaré para explicar en este primer artículo, la importancia de los tanques de pensamiento.

Caldas inicia su artículo diciendo que “una nación alcanza su categoría de tal en la medida en que su sociedad civil se desarrolla y consolida como una comunidad democráticamente culta”. Esto quiere decir que es necesario dentro de una democracia formar a los ciudadanos para que realicen su vida en sociedad de forma racional y con capacidad de entender los grandes debates públicos. Para esto las personas necesitamos encontrar quién nos puede dar información para lograr este propósito. ¿Quién o quienes pueden ayudar a la sociedad a formarse?, ¿Los políticos? ¿La academia? Esta última cumple esta función solo para aquellos que acceden a la educación superior y además deciden sacarle provecho a su paso por la universidad, qué pasa entonces con el resto de la sociedad. Los políticos por estar concentrados en la búsqueda del poder, y por ende en hacer componendas y renuncias a sus principios filosóficos para acceder a él, no tienen la capacidad de ser faros para la ilustración de la sociedad. Nos quedan entonces, los centros de pensamiento, que a través de investigaciones y sobre todo explicaciones sencillas, logran dotar a los ciudadanos de herramientas concretas para no solo tomar decisiones en la vida, sino también exigir los cambios en políticas públicas que les permitan aumentar su calidad de vida.

Según el Lauder Institute de la Universidad de Pensilvania, Colombia tiene 90 centros de pensamiento mientras Estados Unidos tiene 2.203, todavía nos faltan muchas entidades de estas para lograr tener una sociedad cercana a ser democráticamente culta, pero sin duda vamos en camino a lograrlo. Apoyemos, financiemos y repliquemos la labor de los tanques de pensamiento, es el camino para dejar Colombia mejor de como la encontramos.