Guerra en Ucrania: ¿hasta dónde y cuándo seguirá? | El Nuevo Siglo
EN LA MADRUGADA del 24 febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin sorprendió al mundo con su orden de invadir militarmente Ucrania. Se creyó, entonces, que sería un operativo relámpago
Foto: AFP
Jueves, 23 de Febrero de 2023
Redacción internacional con AFP y Europa Press

Las únicas certezas que hoy, a un año de la ‘operación militar especial’ rusa en Ucrania, se tienen es la muerte, terror y destrucción que la misma ha dejado.  Desde el balance real de víctimas (muertos y heridos) hasta los objetivos del Kremlin y la voluntad política de las partes para ponerle fin son un misterio.

"Hasta dónde" y "hasta cuándo" son las grandes incógnitas en este momento del conflicto, el que vuelve a centrar el interés global no sólo por tan lamentable efeméride, sino por la posibilidad real de que escale ante la entrega de la coalición occidental de moderno armamento a Kiev y el alistamiento de potentes misiles del Kremlin. Y, todo ello, bajo el mantra del arsenal nuclear.

Resoluciones de condena de diferente tipo y procedencia, la más reciente de la aprobada ayer en el pleno de Naciones Unidas para exigir el retiro inmediato de las tropas rusas del país vecino, así como una amplia batería de sanciones financieras y económicas no forzaron al presidente Vladimir Putin a pulsar el botón del ‘stop’. Por el contrario, ratificaron sus planes militares, así como y su proyecto político que va más allá de reconquistar los antiguos territorios de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS): gestar un nuevo orden mundial.

Estos son los más recientes hechos, así como las perspectivas de esta guerra de desgaste y para la que no se visualiza un pronto fin:

1. Objetivos irrenunciables. Es evidente que el control total del Donbás es el inamovible de Putin en esta larga y cruenta ofensiva., porque ello le asegurará el corredor fronterizo desde el suroeste ucraniano hasta la anexada península de Crimea. En el otro bando, la evacuación decretada por el mandatario ucraniano, Volodomir Zelenski, de algunas ciudades en esa región, anticipa una feroz resistencia gracias a los tanques Leopard -que han comenzado a llegar al país y que superarían el centenar- lo que refuerza su moderno arsenal liderado por los sistemas antimisiles Himars.  Putin, por su parte, prometió alistar el arsenal nuclear. Este jueves dijo que próximamente pondrá en servicio su último modelo de misiles balísticos intercontinentales, el Sarmat, un sistema superpotente que viene a complementar otros, sin precisar cuáles. Todo ello tras suspender la participación de su país en el tratado Nuevo Start que buscaba, precisamente, limitar estas destructivas armas.

2. Cambio de fronteras.  De alcanzar ese objetivo, que Putin se ha mostrado seguro, se dará la reconfiguración de fronteras, rompiendo la integridad territorial ucraniana. Amén de ser los dos oblast del Donbás (Donestk y Lugansk) zonas prorrusas, la conquista de toda la franja de allí a Crimea tiene un trasfondo económico vital: además de ser regiones ricas en materias primas industriales son geoestratégicamente esenciales por sus salidas a los martes de Azov y Negro. Si ello ocurre se da por descontado que el próximo paso de Rusia sea ampliar los límites hacia el río Dniéper. Esto haría que se estableciese un nuevo mojón de forma similar a lo ya realizado en Moldavia hace treinta años con el río Dniéster y el enclave secesionista de Transnistria. Ante el evidente rechazo ucraniano y de la comunidad internacional realizaría como lo hizo recientemente, referendos de autodeterminación para consolidar un Estado de facto prorruso. Otra posibilidad que no se descarta tanto por su ambición como por el enorme costo militar sería la ampliación de las operaciones a Odesa para conectar todo el corredor este-sur de Ucrania -con Crimea- y dominar las salidas marítimas. De esta forma, Rusia controlaría todas las fronteras de su vecino, incluyendo el norte con el colaboracionista gobierno ruso de Alexander Lukashenko y el oeste parcialmente, desde la mencionada Transnistria con el XIV Ejército ruso allí establecido. 


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3. Efectividad de sanciones. Estados Unidos, así como el bloque europeo ha impuesto ya hasta nueve rondas de sanciones contra los dirigentes rusos, los principales magnates afines al Kremlin y a los pilares de la economía del país euroasiático, como la exportación de gas, productos derivados del petróleo, carbón e incluso entidades bancarias. Putin dijo que las mismas no habían surtido el efecto esperado y prueba de ello es que la economía de su país se contrajo el año anterior en 2.1%, mucho menos de lo vaticinado. Sin embargo, este jueves la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, sostuvo lo contrario. "En mi opinión, nuestras sanciones han tenido hasta ahora un efecto negativo muy significativo en Rusia. Rusia tiene ahora un déficit presupuestario significativo…Tiene muchas dificultades, debido a nuestras sanciones y a nuestros controles a la exportación, para obtener el material necesario para reabastecerse de municiones y (...) reparar los 9.000 tanques que fueron destruidos a causa de la guerra", sostuvo, al tiempo que agregó que el tope de precios impuesto al petróleo ruso “reduce clara y considerablemente los ingresos” de ese país.

4. China, en juego. La inesperada mediación de Pekín que acaba de entregar a las partes en conflicto un plan de paz, cuyos detalles se desconocen, comienza a quitar el sueño a Washington, máxime tras el anuncio de que el presidente Xi Jinping viajará en pocos meses a Moscú. Como se sabe, desde el inicio de la guerra, el gigante asiático se ha abstenido de condenarla, limitándose a señalar que hay que defender la integridad territorial. Sin embargo, casi al mismo tiempo, el mandatario ahora ‘ungido’ con superpoderes y su canciller, Wang Yi, de tiempo atrás no sólo han exaltado la ‘sólida amistad como una roca” con Rusia, sino han defendido el cambio en el orden mundial. Ese que a hoy se ve con Occidente liderado por Estados Unidos y la alianza ruso-china que, en un mediano plazo se completaría con otro gigante y actor clave en el escenario global: India.  

5. ¿Involución democrática? Lo anterior no es un ‘cuento chino’ y de allí que este jueves el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, sostuviera que Washington "siempre ha expresado la preocupación por la profundización en la asociación entre China y Rusia, no por ninguna animadversión subyacente hacia alguno de los dos países, sino porque estos dos comparten una visión, una intención. No es una visión de un orden basado en normas, de un orden liberal, de democracias que conviven pacíficamente". En esa línea recalcó que "es una visión que se remonta a una era anterior, una era en la que los países grandes podían intimidar a los pequeños, en la que las fronteras podían trazarse por la fuerza, una era en la que la fuerza podía hacer el bien". Y fue más allá al sostener que Pekín y Moscú "desafían de diferentes maneras" el orden creado tras la Segunda Guerra Mundial "para evitar una tercera", en el que se establecen normas y principios, que se han respetado gracias al resto de países. Aunque estos procesos de membresía por el momento no vislumbran la línea de meta, un proceso que se ha complicado por los condicionamientos de Turquía, de darse abrirán otro frente de conflicto con el Kremlin, ya que ambas naciones, cercanas geográficamente, habían sido prenda de garantía del orden regional, precisamente por históricamente permanecer alejados de los conflictos.

6. ¿Qué esperar? Más allá de la solidaridad y ayuda tan plena como millonaria de la coalición occidental a Kiev, así como la foto de Biden con Zelenski en la capital ucraniana y la férrea amistad sino-rusa, el escenario futuro tiene más nubarrones que rayos de sol.  En este primer aniversario no hay mucho más que añadir, aunque parece que la guerra de desgaste y el tiempo -de momento- juegan a favor de Putin. Su referencia a Pedro el Grande y sus largos conflictos bélicos son recurrentes, lo que no es tranquilizador. Analistas indican que una cronificación potencial de la contienda -o bien la conversión en un nuevo conflicto congelado- sin la consecución de una solución político-diplomática, que en estos momentos parece altamente improbable, podría convertir a Ucrania en un Estado semi-fallido, o en el nuevo Chipre de la Unión Europea. Pero, así como es imposible determinar cuánto durará esta guerra, lo es conocer si el moderno armamento que comienza a recibir Kiev se convertirá en un punto de inflexión en la misma. /Redacción internacional con agencias