Un Adenauer para Colombia (II) | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Febrero de 2021

Nos llegó el momento de salir de nuestra Banana Republic y de llevarla a ser Grande, Soberana y Libre, claro, si abrimos los ojos y elegimos un presidente magnánimo, maduro, con carácter, prudente: toreado en muchas plazas: administrador de primera clase, conocedor de nuestro País como la palma de su mano: un Adenauer colombiano. Un político hábil, con autoridad, sabiduría, vitalidad y fortaleza.

Adenauer asumió a Alemania en ruinas, dividida, golpeada moralmente. Él manejó la política con inteligencia, perseverancia y delicadeza, uniendo los partidos -más o menos de centro-. En el entendido que “no tenían sentido las economías que nacionalizan los bancos, la industria, la economía: esto solo perpetua las luchas de clases. El dilema era: socialismo o mercado libre”. El pensar de Adenauer, en la Cancillería (la dirección de gobierno) de la mano de Ludwig Erhard (Ministro de Asuntos Económicos), se centró en el mercado libre… Y su partido CDU que consolidó la unión “imposible” católicos-protestantes.   

La magnitud del reto fue: 2. 3 millones de apartamentos destruidos, cientos de miles de casas residenciales borradas del mapa, millones de jóvenes muertos, la economía reventada, y los políticos, sobrevivientes, divididos: desde socialistas fanáticos hasta neoliberales prepotentes… Llegaron 12 millones de inmigrantes: la inmigración más grande de la historia: y además era indispensable darles techos a los ciudadanos vencidos, y muchos de estos no tenían con que vivir… para 1950, 3.8 millones ya tenían residencia. Para 1959 ya el 80% tenían residencia propia. Solo faltaban 1.2 millones de casa. En 1963 todos tenían sus casas. Esto fue “el milagro económico”: los alemanes se levantaron de las cenizas. 

El gobierno de Adenauer pudo compensar el inconcebible sufrimiento de la posguerra, con la restitución y compensación de los afectados, reconoció las deudas externas. Aunque su gran triunfo fue social, fue la ley de la solidaridad, que favoreció a millones de refugiados, igual que a los inmigrantes: para fines de los años 50 estos ya estaban incorporados plenamente: y su prioridad fue la niñez y los jubilados.

Cuando los trabajadores hablaron de huelga, Adenauer y Böckler (Min-hacienda) intervinieron para que hubiera un compromiso satisfactorio para ambas partes. Esto terminó en una ley que garantizó a los trabajadores -del acero y del carbón- voz en la administración de las respectivas empresas…Resolución que confirmó el derecho participativo de los sindicatos en las decisiones de las compañías, estos tendrían derecho a reorientar la administración de las empresas…Esta decisión terminó siendo ley constitucional.

Después, estas medidas, gracias al crecimiento económico, fueron las bases para unas relaciones especialmente armónicas: que se llamó: compañerismo social, que contribuyó a la formidable reforma radical, a la estabilidad y la armonía social. El logro final de Adenauer fueros los convenios internacionales (la Organización del Mercado Común), empezando con Francia (enemigos eternos), cooperando solidariamente con los países democráticos europeos, gracias a la amistad con Robert Schuman (Francia) y después con Alcide de Gasperi (Italia). Este fue el gran sueño de Adenauer: la Unión Europea de hoy. (Adenauer llegó a la alcaldía de Colonia a los 41 años, 1917 a 1933, y fue Canciller a los 73 años, 1949 a 1963)

Fuente: Michael W. Krekel