Batalla de satélites, muy distinta a la que imaginó Reagan | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 25 de Marzo de 2023
Redacción internacional con AFP

Una nueva batalla de satélites se desarrolla en la estratosfera, 40 años después de que el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan (1981-1989) sorprendiera al mundo con su proyecto de "Guerra de las Galaxias" con el que buscaba llevar la competencia nuclear al espacio.

En buena medida porque superaba por mucho la tecnología de la época, la declaración de Reagan del 23 de marzo de 1983 sobre la carrera espacial emprendida por Estados Unidos para superar a la Unión Soviética, en el marco de la Guerra Fría, tuvo pocas consecuencias.

Pero recientemente, el espacio se ha convertido en epicentro de una competencia diferente de aquella que imaginó Reagan. En lugar de misiles lanzados desde una órbita para atacar rivales, miles de satélites están ahora en el centro de una dinámica a veces tensa entre Estados Unidos, Rusia y China.

Y Estados Unidos parece no tener una clara ventaja: China, en particular, exhibe una capacidad para competir e incluso superar a su rival.

 Esperanza

El nombre oficial del programa de Reagan era la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI, en inglés).

Pero inmediatamente se le conoció como "Guerra de las Galaxias" (Star Wars), por la película de ciencia ficción en la que naves batallan en el espacio con armamento futurista.

Allí es donde Estados Unidos debía dominar, según Reagan.

"He tomado una decisión que ofrece una nueva esperanza para nuestros hijos en el siglo 21", dijo, evocando el filme "Star Wars: Una nueva esperanza" de 1977.

La seguridad mundial ya no se basaría en el principio de que Estados Unidos ni los soviéticos podrían sobrevivir a un intercambio nuclear: la llamada doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD, en inglés), señaló.

En cambio, Estados Unidos produciría armas espaciales para pulverizar de manera instantánea cualquier misil nuclear soviético lanzado contra su territorio.

A pesar de que se invirtieron miles de millones de dólares en la SDI para desarrollar armas láser espaciales o de haces de partículas, la idea no pudo llevarse a cabo, debido a la falta de una tecnología que lo permitiera.

Guerra de satélites

Una década después, la "Guerra de las Galaxias" desapareció para dar lugar a un programa más convencional de disuasión nuclear: defensa terrestre antimisiles.

Aún hoy, cuando Rusia amenaza a Ucrania con armas nucleares y China acelera la producción de misiles y ojivas atómicas, la doctrina MAD sigue siendo la principal razón por la cual no ha estallado una guerra nuclear.

Hoy los satélites en órbita son herramientas de guerra cruciales y, como columna vertebral electrónica de los conflictos terrestres, son también objetivos primordiales.

En 1983, los satélites eran grandes y muy caros: solo había unos 360 en órbita. Actualmente, nos sobrevuelan 9.312, según la oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior.

Alrededor de 2.700 fueron puestos en órbita el año pasado, según Euroconsult.

Muchos son pequeños, baratos y sirven para comunicaciones civiles, investigación y negocios.

Pero cientos, si no miles, tienen usos militares y de inteligencia.

Algunos se lanzan como redes de mini satélites para alertar sobre el lanzamiento de misiles balísticos.

 Acosadores espaciales

Pero no solo sirven para misiones de vigilancia.

Washington, Moscú y Pekín han desarrollado "acosadores espaciales": satélites que pueden interferir físicamente con otros.

Con brazos robóticos y garras, "pueden acechar al satélite opositor y desplazarlo, o doblar una antena" para inutilizarlo, señala Brian Chow, analista independiente de políticas espaciales.

Los expertos dicen que los satélites en desarrollo tendrán armas capaces de disparar contra rivales o hacerlos estallar con cargas explosivas.

Además, tanto China como Estados Unidos tienen programas ultrasecretos de pequeñas naves aeroespaciales, reutilizables, robóticas y aladas, que podrán ser equipadas para dañar a satélites rivales.

Mientras tanto, las superpotencias tienen la capacidad -que regularmente emplean- de interferir con las señales de satélite, algo que hacen tanto desde el suelo como desde el espacio.

Los tres países también han demostrado que pueden lanzar desde tierra misiles capaces de destruir satélites en órbita.

El Pentágono afirma que China dispone de estaciones láser terrestres que pueden interferir, si no inutilizar satélites. Es de suponer que Estados Unidos y Rusia tienen o están desarrollando capacidades similares.

El Tratado Nuclear del Espacio Exterior de 1967, firmado por la mayoría de países, prohibió poner armas nucleares en órbita.

Pero hay pocas limitaciones a la competencia espacial.

En abril, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, dijo que su país renunciará a probar el lanzamiento desde tierra de misiles terrestres antisatélite, con la esperanza de que Rusia y China hagan lo mismo, debido a la cantidad de residuos espaciales que esa práctica deja en la órbita alrededor de la Tierra.

"Sin normas claras, nos enfrentamos a riesgos innecesarios en el espacio", afirmó.

Memorable discurso

Estos son algunas de los acápites más importantes del discurso de Reagan hace 40 años:

* He tomado una decisión que ofrece una nueva esperanza para nuestros hijos en el siglo XXI (...) e importantes porque hay una importante decisión que vosotros debéis tomar por vosotros mismos. (...)

* La política defensiva de Estados Unidos está basada en una simple premisa: los Estados Unidos no comenzará la lucha. Nunca seremos un agresor. Mantendremos nuestras fuerzas con el objeto de disuadir y defendernos contra cualquier agresión para preservar la libertad y la paz (...).

* La estrategia de la disuasión no ha cambiado (...) Pero lo que hay que hacer para mantener la disuasión sí ha cambiado(...).

* Durante veinte años, la Unión Soviética ha ido acumulando una enorme fuerza militar...¿No sería mejor salvar vidas que vengarlas? ¿No somos capaces de demostrar nuestras pacíficas intenciones aplicando nuestras habilidades y nuestra ingenuidad a fin de alcanzar una estabilidad duradera de verdad? Creo que nosotros lo somos más aún que nosotros debemos.



* Permitidme participar con vosotros en la visión de futuro cuya esperanza ofrecemos. Consiste en que emprenderemos un programa para oponerse imponentemente a la amenaza de los misiles soviéticos con medidas que son defensivas…¿Podría la gente libre vivir segura sin el conocimiento de que su seguridad no se apoya sobre la amenaza de inmediatas represalias norteamericanas para detener un ataque soviético, que nosotros pudiéramos interceptar y destruir sus misiles balísticos estratégicos antes de que alcanzasen nuestra propia tierra o la de nuestros aliados?

* (...) debemos mantenernos constantes en preservar la disuasión nuclear y mantener una sólida capacidad de respuesta flexible. ¿Pero no es un mérito cada inversión necesaria para liberar al mundo de la amenaza de una guerra nuclear? ¡Nosotros pensamos que así es!

* América posee ahora la tecnología para obtener muy significativos progresos en la efectividad de nuestras fuerzas convencionales y fuerzas nucleares. Actuando sobre ambas con estas nuevas tecnologías, podremos significativamente reducir cualquier estímulo para que la Unión Soviética pueda tener la intención de amenazarnos con un ataque contra EE.UU. o sus aliados.

* Hago un llamado a la comunidad científica de nuestro país, los que nos dio las armas nucleares, para dirigir sus grandes talentos ahora a la causa de la humanidad y la paz mundial, para darnos los medios para hacer esas armas nucleares impotentes y obsoletas".

* De acuerdo con nuestras obligaciones bajo el Tratado ABM y reconociendo la necesidad de una consulta estrecha con nuestros aliados, estoy dando un primer paso importante. Estoy realizando un comprensivo e intensivo esfuerzo para definir un programa de desarrollo e investigación a largo plazo, para empezar a conseguir nuestra definitiva meta de eliminar la amenaza planteada por los misiles nucleares estratégicos.

*Esto puede preparar el terreno para establecer medidas de control de los armamentos y para eliminar las propias armas. Nosotros no pretendemos la superioridad militar o las ventajas políticas. Nuestro único propósito -uno en el que todo el mundo participa- es buscar los caminos para reducir el peligro de una guerra nuclear.

*(...) Esta noche estamos lanzando un esfuerzo que encierra la promesa de cambiar el curso de la historia humana. Habrá riesgos, y los resultados se llevarán su tiempo. Pero con el apoyo de todos ustedes creo que podremos hacerlo