El teniente del Departamento de Policía de Mineápolis, el detective Richard Zimmerman, ha testificado este viernes durante el juicio por la muerte de George Floyd y ha asegurado que el uso de la fuerza que ejerció el exagente Derek Chauvin sobre la víctimas fue "totalmente innecesario".
"Una vez que la persona está esposada, el nivel de amenaza baja por completo", ha explicado Zimmerman, quien ha recalcado que "si tu rodilla está en el cuello de alguien, eso podría matarlo". Una maniobra, ha dicho, que no se enseña en la Policía.
Zimmerman, que dirige la unidad de homicidios del Departamento de Policía de Mineápolis, ha asegurado también que en esos casos es mejor voltear al detenido, pues boca bajo "se restringe aún más su respiración".
El testimonio de Zimmerman ha sido el último de esta semana, después de tres emotivos días de declaraciones, en las que incluso algunos de los testigos rompieron a llorar por lo ocurrido.
El jurado también pudo presenciar imágenes inéditas de las cámaras de seguridad del establecimiento en el que se encontraba Floyd antes de ser abordado por los agentes por intentar pagar con un billete falso.
El jueves, el supervisor de Chauvin en la Policía, el sargento David Pleoger, también valoró que el uso de la fuerza "podría haber terminado" una vez Floyd dejó de resistirse y reconoció que el acusado en ningún momento informó por radio de que había presionado con su rodilla el cuello de la víctima.
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Chauvin, quien durante nueve minutos presionó con su rodilla el cuello de Floyd, está acusado de un delito de homicidio en segundo grado, otro de homicidio involuntario en segundo grado y uno más de asesinato en tercer grado.
Si es declarado culpable podría enfrentarse a una pena máxima de 40 años de prisión por el delito de asesinato en segundo grado, 25 años por el de asesinato en tercer grado y diez por homicidio involuntario.
La muerte de Floyd el 25 de mayo de 2020 durante su detención desató una ola de protestas contra la violencia policial y el racismo en todo Estados Unidos.
Chauvin fue expulsado del Cuerpo de Policía poco después y puesto en libertad bajo fianza una vez imputado por asesinato y malos tratos. Otros tres agentes se enfrentan a cargos de complicidad a la hora de cometer el supuesto crimen. Todos ellos serán juzgados en agosto.