Descubren en la selva amazónica dos nuevas especies de búhos chillones | El Nuevo Siglo
Búho chillón de Alagoas, especie descubierta en la selva amazónica.
/Foto Gustavo Malacco
Martes, 6 de Abril de 2021

La selva amazónica está repleta de criaturas desconocidas para la Ciencia, y eso solo a plena luz del día. Tras el anochecer, el bosque es un lugar completamente nuevo, lleno de animales nocturnos que se han mantenido aún más esquivos para los científicos que sus contrapartes del turno diurno.

En un nuevo artículo publicado en ‘Zootaxa’, los investigadores describieron dos nuevas especies de búhos chillones que viven en los bosques del Amazonas y el Atlántico, los cuales ya se encuentran en peligro crítico de extinción.

“Los búhos chillones se consideran un grupo bien comprendido en comparación con otros tipos de organismos en estas áreas”, asegura John Bates, del Field Museum de Chicago y uno de los autores del estudio. “Pero cuando comienzas a escucharlos y a compararlos a través de la geografía, resulta que hay cosas que no se habían apreciado. Por eso se describen estas nuevas especies”, agrega.

“Ni siquiera los ornitólogos profesionales que han trabajado con búhos durante toda su vida estarían de acuerdo sobre el número real de especies que se encuentran en este grupo, por lo que un estudio como el nuestro era esperado”, continúa Alex Aleixo, del Museo Finlandés de Historia Natural de la Universidad de Helsinki y responsable de la investigación.

Los búhos chillones recién descubiertos son parientes de los búhos chillones del este, que son comunes en los Estados Unidos. “Son búhos lindos, probablemente de cinco o seis pulgadas de largo, con mechones de plumas en la cabeza”, describe Bates. “Algunos son marrones, algunos son grises y algunos están en el medio”. Hasta este estudio, las nuevas especies se habían agrupado junto con el búho chillón de vientre leonado y el búho chillón de cabeza negra, ambos distribuidos por toda Suramérica.


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Descubrir las diferencias entre las especies comenzó con años de trabajo de campo en la selva amazónica, así como en la selva atlántica que se extiende a lo largo de la parte oriental de Brasil y los países circundantes. Los búhos que buscaban los investigadores viven en los árboles, a menudo a treinta metros sobre el suelo del bosque. Eso hace que estudiarlos sea difícil. Pero los investigadores tenían un arma secreta: los chillidos.

“Grabábamos sus llamadas y luego las escuchábamos. Los búhos son territoriales y, cuando escucharon las grabaciones, salieron a defender su territorio”.

Los científicos compararon los cantos de las aves y encontraron que había variaciones en los sonidos que hacían, indicativos de diferentes especies. También examinaron la apariencia física de las aves y tomaron muestras de tejido para poder estudiar su ADN. En total, se analizaron 252 especímenes, 83 grabaciones en cinta y 49 muestras.

En peligro crítico

La combinación de variación genética, diferencias físicas y vocalizaciones únicas llevó al equipo a describir dos nuevas especies: el búho chillón Xingu y el búho chillón de Alagoas.


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Si bien los búhos son nuevos para la ciencia, ya están en peligro de desaparecer para siempre. “Las dos nuevas especies están amenazadas por la deforestación”, dice Jason Weckstein, de la Universidad de Drexel (Estados Unidos). “El búho chillón de Xingu es endémico del área del Amazonas más severamente quemada por los incendios sin precedentes de 2019; y el búho chillón de Alagoas debe considerarse en peligro crítico dada la extensa fragmentación del bosque de la pequeña área donde se encuentra”, apunta Weckstein.

Bates espera que el estudio arroje luz sobre qué tan variados son los bosques amazónicos y atlánticos y como simplemente proteger ciertas áreas no es suficiente para preservar la biodiversidad de los bosques. “Si solo dices, ‘Bueno, sabes que la Amazonia es Amazonia, y es grande’, no terminas priorizando los esfuerzos para evitar que los bosques sean talados en estas diferentes partes de la región. Eso podría significar perder especies enteras en estos ecosistemas”, asegura el investigador./Con información de DICYT