SIN prisa pero sin pausa. Este refrán popular puede resumir las explicaciones que el presidente ruso, Vladimir Putin, entregó ayer sobre su “ofensiva militar especial” en Ucrania, que completó ayer 48 días con un incierto -aunque elevado- costo de vidas, grave impacto económico global y sin visos de resolución.
El cerco a su economía, las bajas en sus filas y los múltiples llamados de dirigentes mundiales, inclusive con vistas al Kremlin, han logrado que Putin desista de alcanzar “todos los objetivos” que se trazó en Ucrania, que no contemplaban -contrario a lo que se pensaba inicialmente- apoderarse del país y cambiar el gobierno de Volodomir Zelenski.
Su discurso ha sido reiterativo en que la confrontación con Kiev era “inevitable” ante la “negativa” tanto de Estados Unidos como de la Otan de establecer un nuevo marco de seguridad europea, la que estableció en dos “tratados” que envió desde finales del año anterior y que fueron descartadas porque una de sus exigencias era rechazar el ingreso de Ucrania a la organización militar trasatlántica, la que a hoy es una realidad en la mesa de negociación con Kiev.
En una nueva declaración pública, Putin aseguró ayer no sólo que su país es blanco de una creciente “guerra política” y de “desinformación” sobre su ofensiva militar en territorio vecino, sino que mantendrá la misma con “calma para minimizar las bajas” e impedir que su seguridad nacional esté constantemente amenazada por tropas occidentales en su frontera este.
En un discurso ayer en el cosmódromo de Vostochny, antes de reunirse con su aliado vital en esta “operación especial”, el bielorruso Alexander Lukashenko, Putin reiteró que el choque entre Rusia y Ucrania era inevitable, porque Occidente estaba convirtiendo a Ucrania en una base contra Rusia.
"Ucrania se estaba volviendo una posición antirrusa, los brotes de nacionalismo y neonazismo fueron cultivados cuidadosamente allí, brotes que habían estado allí durante mucho tiempo”, aseguró el mandatario ruso, al tiempo que sostuvo que había un plan ucraniano atacar a la minoría prorrusa de la región de Donbás.
"No hay duda de que las Fuerzas Armadas rusas alcanzarán sus objetivos. Los objetivos son absolutamente claros, son nobles. Nuestro principal objetivo es ayudar a la gente de Donbás … porque las autoridades de Kiev, impulsadas por Occidente, se negaron a implementar los Acuerdos de Minsk que tenían como objetivo una solución pacífica a los problemas de Donbás", manifestó Putin.
Tras elogiar la valentía de sus tropas argumentó que las mismas continuarán la ofensiva “con calma” para minimizar las pérdidas, y rechazó hablar de fechas.
"Nuestro cometido es cumplir los objetivos fijados minimizando las pérdidas, vamos a actuar de forma armoniosa, con calma, conforme al plan propuesto desde el principio por el Estado Mayor", explicó Putin, quien también restó importancia a los comentarios según los cuales su ejército tenía dificultades frente a la resistencia ucraniana y tuvo que renunciar a tomar el control de las grandes ciudades y de Kiev para centrarse, como está hoy, en la región del este.
"Nuestras acciones en ciertas regiones de Ucrania sólo estaban destinadas a fijar las fuerzas (ucranianas lejos del Donbás), dar un golpe y destruir la infraestructura militar", aseguró.
También dio a entender que si las fuerzas rusas no avanzaban más rápido era para evitar grandes pérdidas, cuyo número se desconoce, aunque el Kremlin admitió que son “importantes” y haber perdido a cuatro generales.
"Oigo a menudo la pregunta, ¿se puede ir más rápido? Sí, es posible, pero esto implica intensificar las operaciones militares, lo que lamentablemente habría tenido un efecto en las pérdidas", explicó.
En otra aparte de su intervención y posterior rueda de prensa, el mandatario desmintió haber matado sistemáticamente civiles, que los cientos de cadáveres aparecidos en Bucha -imágenes que dieron la vuelta al mundo- es una campaña de información falsa de Ucrania y que acusó a ese país de haber utilizado su población como escudo humano.
Específicamente sobre Bucha, el mandatario comparó esas acusaciones con las que se hicieron contra el régimen de Basar al Asad en Siria por el supuesto uso de armas químicas durante la guerra en aquel país y dijo: "Tenemos la misma falsa información en Bucha".
Tras argumentar que por los motivos anteriormente expuestos “no teníamos otra opción” -la ofensiva en Ucrania- insistió en que “esta es la decisión correcta” e hizo hincapié en que “Rusia no se va a aislar del mundo…Eso es algo imposible”.
Putin también estimó que la "falta de coherencia" de los negociadores ucranianos impedía llegar a un acuerdo entre los dos países. "Me informaron ayer por la noche (lunes) de que la parte ucraniana había cambiado de nuevo algo (...) Una falta de coherencia tal en los puntos fundamentales crea dificultades", dijo. Por ello, agregó, “hasta que se consiga un acuerdo, la operación militar continuará hasta completar totalmente su cometido".
- Le puede interesar: Israel busca hacerse con mercado del gas hacia Europa ante el veto a Rusia
Alianza con Bielorrusia
En el encuentro con su vital aliado en esta guerra, el mandatario bielorruso Alexander Lukashenko, Putin sostuvo que las relaciones económicas bilaterales se están desarrollando con éxito, a pesar de las sanciones que llegan del exterior y que, sin duda, han resentido gravemente su economía al punto de que se anticipa una contracción del PIB ruso del 10% para este año.
"A pesar de la llamada presión externa, nuestras relaciones en la esfera del ámbito económico se están desarrollando con éxito", destacó Putin ante su homólogo, con quien sostuvo un prolongado encuentro para, según anticipó, “profundizar en todas las áreas que se acordaron tras la última reunión del Estado de la Unión, la organización supranacional de integración de Rusia y Bielorrusia.
"Hay mucho por hacer aquí", coincidieron en señalar posteriormente ambos mandatarios.
Putin agregó que confía en seguir con los "muy buenos" indicadores económicos que dejaron el volumen de negocio entre ambos países, llegando a superar, ha asegurado, los 38.000 millones de dólares el pasado año.
En esa línea también se expresó Lukashenko, quien apoyó la propuesta del jefe del Kremlin para desarrollar e incentivar el turismo tecnológico y la carrera espacial para no solo fortalecer la unidad entre ambos, sino también contrarrestar las presiones que llegan desde el exterior.
"El Lejano Oriente está lejos, pero es nuestro. Nuestra patria es una, aunque vivamos en dos Estados. A diferencia de algunas repúblicas, hemos preservado esta unidad y estamos decididos a fortalecer esta unidad", dijo el mandatario bielorruso.
El Kremlin se ha visto forzado a renovar alianzas y buscar acercamientos con potenciales socios estratégicos como China e India para dar un respiro a sus finanzas y economía, gravemente impactadas por las sanciones de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, en represalia por la guerra en Ucrania.
Y tanto el efecto inmediato como en el mediano plazo se ve en las previsiones manejadas por el gobierno ruso que estipula, según indicó el jefe de el Cámara de Cuentas, Alexei Kudrin, que el producto interior bruto (PIB) retrocederá este año la cifra mencionada.
"El Ministerio de Finanzas está evaluando el pronóstico del Ministerio de Desarrollo Económico de una disminución del PIB este año de alrededor del 10 por ciento", dijo.
Hasta ahora, las previsiones del Gobierno ruso eran de un crecimiento del PIB del 3 por ciento, después de la expansión del 4,7% registrada en 2021.
Según los últimos pronósticos del Banco Mundial, el PIB de Rusia podría caer en 2022 un 11,2%, mientras que el de Ucrania llegaría a caer un 45,1% en función de la duración del conflicto bélico.
Sobre el terreno sigue la ofensiva, sin prisa y sin pausa, concentrada actualmente sobre la ciudad de Mariúpol, clave en la estrategia rusa de controlar la franja que desde Crimea va hacia Donestk y Lungansk, en la región del Donbás. Los fallecidos y heridos, tanto de militares de ambas partes enfrentadas como de civiles es incierta pero elevada, tal cual lo considera la Organización de Naciones Unidas que por ahora solo ha podido comprobar 1.842 civiles muertos y 2.493 fallecidos.
En cuanto al forzado éxodo por la guerra, las cifras que se manejan es que más de 4.5 millones de ucranianos han huido a otros países, millones más se han convertido en desplazados internos y casi 900 mil han optado por regresar, ante las dificultades que tienen para forjarse lejos un futuro, empezando por el idioma. /