Al cierre de esta edición no había un pronunciamiento oficial del Gobierno sobre la versión difundida ayer acerca de la muerte del guerrillero reincidente Seuxis Paucias Hernández, alias ‘Jesús Santrich’.
El presidente Iván Duque convocó un consejo extraordinario de seguridad en la Casa de Nariño, al que fueron citados el ministro de Defensa, Diego Molano, y la cúpula militar y de Policía para analizar la situación.
Molano había trinado en la tarde que “información de inteligencia señala que en presuntos enfrentamientos ocurridos ayer en Venezuela habría muerto alias ‘Santrich’ y otros delincuentes. Información en verificación. De confirmarse este hecho, se comprueba que en Venezuela se refugian narcocriminales”.
Sin embargo, un comunicado publicado en una web asociada al grupo armado organizado residual (GAO-r) Segunda Marquetalia daba por cierto que ‘Santrich’ había sido abatido el lunes “dentro de territorio venezolano”, más específicamente “en la Serranía del Perijá, zona binacional fronteriza, entre El Chalet y la vereda Los Laureles”, por “comandos colombianos por orden directa” del presidente Duque que atacaron “con fuego de fusilería y explosiones de granadas” la camioneta en que se movilizaba, que tras asegurarse que había muerto “le cercenaron el dedo meñique de su mano izquierda”, siendo luego “extraídos en un helicóptero de color amarillo rumbo a Colombia”.
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Venezuela
En Venezuela tampoco se había pronunciado el régimen chavista, pero en cambio la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional, presidida por Juan Guaidó, le solicitó al Gobierno de Colombia que confirme y fije una posición taxativa acerca de la presunta muerte de ‘Santrich’.
La presidenta de la Comisión, Olivia Lozano, del partido Voluntad Popular, aseguró que estos hechos no dejan dudas sobre la protección y albergue que desde hace años le está ofreciendo la dictadura de Maduro a delincuentes internacionales.
“Nicolás Maduro protege a terroristas en Venezuela, entregando nuestra soberanía y poniendo a las FANB a sus servicios y violando los derechos humanos”, concluyó.
Sobre ese punto, informes de la venezolana Fundación Fundaredes dan cuenta de la presencia de las disidencias de las Farc y del Eln en territorio venezolano, a donde habrían trasladado su accionar delictivo incluso antes de la firma del Acuerdo del Teatro Colón.
Según Fundaredes, en el estado Zulia, en la frontera con Colombia, el Eln tiene un centro de entrenamiento para las milicias bolivarianas que son protegidas por militares venezolanos.
Precisamente, Fundaredes indicó que al momento de morir ‘Santrich’ “organizaba el bloque Martín Caballero”.
Otra de las versiones que circularon ayer sobre la muerte de ‘Santrich’ contradice la del supuesto comunicado de la Segunda Marquetalia, porque apunta a que se trató de un enfrentamiento entre ese grupo reincidente y las disidencias comandadas por Miguel Botache, alias ‘Gentil Duarte’.
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Reincidente
La ONG Insight Crime explicó en un informe que en Apure venía operando una alianza entre las disidencias del Frente 1 y el Frente 10, cuya articulación es producto de la estrategia de Botache; a la cabeza de las actividades de esa alianza estaría Noé Suárez, alias ‘Grannobles’, y detrás de él Jorge Eliécer Jiménez, alias ‘Arturo’, señalado de ser el enlace directo con la disidencia del Frente 1, bajo las órdenes de Néstor Vera, alias ‘Iván Mordisco’. En estos grupos que no participaron de los acuerdos de La Habana están también los hombres comandados por Géner García, alias ‘John 40’, disidencia denominada Acacio Medina.
Se dice que la Segunda Marquetalia cuenta con 700 hombres en armas, en tanto que los frentes 1 y 10 tendrían 2.500 en sus filas.
La confrontación entre disidentes y reincidentes de las Farc sería el trasfondo del despliegue de la Operación Escudo Bolivariano, adelantada desde hace casi dos meses por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para “combatir y expulsar amenazas internas y externas, y grupos armados colombianos”, expresión que para los observadores significaba el apoyo a la Segunda Marquetalia contra los frentes 1 y 10.
Estos combates han dejado decenas de muertos y originaron una grave crisis humanitaria en el municipio de Arauquita, Arauca, a donde llegaron cerca de 6.000 personas en su mayoría venezolanas, huyendo de la violencia.
Una versión adicional afirmó que ‘Santrich’ y otros cinco guerrilleros habrían muerto el domingo a las 6 de la tarde cuando un grupo armado no identificado ingresó a su campamento, al parecer atraído por la recompensa de $3.000 millones que ofrece el Gobierno colombiano por su captura.
Extradición
Una arista más es analizada por grupos de inteligencia colombianos: es que pudiera tratarse de una falsa noticia para ocultar a ‘Santrich’, a quien la semana pasada la Corte Suprema de Justicia autorizó su extradición a Estados Unidos donde es requerido por cargos de narcotráfico.
La Corte para el Distrito Sur de Nueva York requiere a ‘Santrich’ para juzgarlo por los delitos de concierto para delinquir agravado y tráfico de estupefacientes cometidos, según la acusación, entre junio de 2017 y 2018, cuando habría participado de una red que envió cocaína hacia ese país. Fue detenido en abril de 2018 y dejado en libertad 13 meses después, en mayo de 2019. En agosto siguiente anunció su regreso a las armas junto con Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’, Henry Castellanos, alias ‘Romaña’, y Hernán Darío Velásquez, alias el ‘Paisa’, con quienes conformó la Segunda Marquetalia. Por ello, días más tarde la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) lo declaró como desertor armado del acuerdo de paz.
De otra parte, aunque se da por sentado que el régimen de Maduro está del lado de la Segunda Marquetalia, otra de las especulaciones no descarta la posibilidad de que la orden de abatir a ‘Santrich’ proviniera del Palacio de Miraflores. Crisis Group, otra ONG que investiga estos temas, precisó que “las alianzas parecen depender más de las ganancias que de la ideología o la posición geopolítica”, agregando que “el gobierno de Caracas interviene en la región fronteriza cuando siente que sus intereses estratégicos están en juego”, de manera que “malentendidos, incursiones en territorios ajenos o la aparición de caras nuevas que intentan dejar su huella alterando entendimientos o dinámicas previas pueden fácilmente convertir la cooperación en una competencia violenta”.
Sobre esta posibilidad, Javier Tarazona, director de Fundaredes, dijo que “los únicos que sabían exactamente el lugar seguro de la presencia de los cabecillas”, tanto de las Farc como del Eln “en Venezuela, son quienes hoy ostentan el poder. Sin duda alguna que hubo un acomodo”.