CON ocasión del aniversario 125 del natalicio del doctor Julio César García Valencia (Fredonia, 7 de agosto de 1894) y el aniversario 60 de su fallecimiento (Bogotá, 15 de junio de 1959), encontré un documento del 19 de mayo de 1947, transmitido a las 9:03 p.m., vía “Marconigrama” de la Empresa Nacional de Radiocomunicaciones, filial en Colombia de la R.C.A. Communications Inc., de la Western Union Telegraph Co., de la Cable & Wireless Ltd. Y de la Tropical Radio Telegraph Co., firmado por la excelsa figura de la patria, el doctor Eduardo Zuleta Ángel, Ministro de Educación.
Se trata del mensaje #14462, que dice: “Monseñor Castro Silva por graves motivos de salud necesita ausentarse del país por seis meses como mínimum stop Tanto él como yo deseamosle vivamente que tú lo reemplaces en la rectoría de Rosario stop Aun cuando parece que su propósito es retirarse definitivamente caso en el cual tú seguirías en la rectoría yo no quiero que por ahora él presente renuncia sino que pida licencia stop Espero que no obstante esta circunstancia accedas a venir en la seguridad de que si por cualquier motivo no hubieras de seguir permanentemente en la rectoría serías designado para otro cargo de gran categoría stop Afectísimo Eduardo Zuleta Ángel Ministro de Educación”.
Esto quiere decir, que la Universidad del Rosario, en la que recientemente ha iniciado hace seis meses su período rectoral el doctor Alejandro Cheyne, en realidad no ha tenido 120 rectores, sino 121. Lo que ocurrió es que Monseñor Castro Silva, enterándose que le tenían reemplazo, decidió no viajar al extranjero y quedarse en el país, ante lo cual, atendiendo la última parte del Telegrama, Julio César García fue nombrado como rector del Colegio Mayor de San Bartolomé Nacional, en pleno centro de la capital colombiana, desde donde presenciaría los acontecimientos de “El Bogotazo”, sobre los cuales escribió una extensa carta durante seis días, en al cual, da cuenta de los planes del comunismo internacional por desestabilizar las instituciones nacionales, así como narra, con minucioso detalle diferentes aspectos del diario devenir del plantel durante el bloqueo; lo que consumieron como alimentos en esos días, así como el triste episodio del profesor Navarrete, quien reconoció desde una ventana en la puerta del colegio a su padre abaleado, el cual tuvo que ir a reconocer en el Cementerio Central entre centenares de cadáveres insepultos, para evitar que se fuera a la fosa común.
En respuesta al telegrama de Zuleta Ángel, Julio César García el 20 de mayo de 1947, desde Medellín, expresó que con emoción y vivo reconocimiento, consideraba que no tenía derecho a deliberar ante ese honor, sino dejarse conducir por la Providencia, la generosidad de sus amigos y su irrevocable vocación de servir.
Diez años después, Monseñor José Vicente Castro Silva seguía al frente del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y, mediante carta del 4 de octubre de 1957, firmada por él y su secretario auxiliar Ovidio Oundjian Bernard, le solicitó a Julio César García se dignase honrarlo aceptando su representación como rector del Rosario ante la Conferencia Nacional de Rectores Universitarios, en un momento trascendental de la vida política del país, ya que quien ocupase el cargo hacía parte de la Asamblea Constitucional que preparaba el plebiscito del 1 de diciembre, en el cual, por primera vez votaron las mujeres, lo cual había sido un empeño de García, tal y como consta en un artículo de 1945, al cual próximamente me referiré.
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