Corte de cuentas a moción de censura contra Mindefensa | El Nuevo Siglo
Foto Senado
Jueves, 27 de Mayo de 2021
Redacción Política

La moción de censura es un instrumento de control político que ejerce el Congreso sobre el gobierno de turno. En ese orden de ideas, si la mayoría absoluta del Senado o la Cámara la aprueba contra determinado ministro por asuntos relacionados con funciones propias del cargo, la lectura objetiva no puede ser otra a la de que el Legislativo descalifica no solo a ese alto funcionario sino también al Ejecutivo, ya que la sanción tiene esa doble connotación: el Presidente está obligado al retiro inmediato del censurado. En el caso contrario, es decir aquel en que el grueso de los parlamentarios niega la moción, el escenario resultante es también incontrovertible: hay un respaldo a la Casa de Nariño y el titular del gabinete respectivo, y una derrota política de los promotores del intento de la impugnación.

Así las cosas, surtidos ya los dos debates en las plenarias del Senado y la Cámara de Representantes que los partidos de la oposición y el liberalismo impulsaron para imponer una moción de censura contra el ministro de Defensa, Diego Molano, acusándolo de negligencia en el cargo al ser el responsable político de la actuación de la Fuerza Pública ante la ola de paros, marchas, bloqueos, vandalismo y actos típicos de terrorismo en el último mes, la conclusión es una sola: las mayorías de ambas corporaciones respaldan al Gobierno y al titular la cartera, y los promotores del intento de sanción fueron derrotados políticamente. Es decir, perdieron la oposición (con Gustavo Petro, el Polo, los Comunes y la Alianza Verde al frente) y el liberalismo, sobre todo con su director único a la cabeza, el expresidente César Gaviria, que cargó duramente en los últimos días contra el Ministro, pidiendo su renuncia y haciendo graves acusaciones en su contra.

Es evidente que los debates del lunes en el Senado y del martes en la Cámara fueron escenario de una batalla argumental de fondo entre todas las bancadas sobre temas de primer orden: el ejercicio del principio de autoridad institucional; el uso de la fuerza legítima por parte de la Fuerza Pública; la protección al derecho a la protesta social pacífica; el Estado como garante del equilibrio de deberes y derechos entre quienes se manifiestan y los que no lo hacen; la política de protección a los derechos humanos; garantías y límites en la aplicación de los reglamentos operacionales, de reacción, uso de las armas y ejercicio de la fuerza legítima por parte de los uniformados en casos en donde estén en riesgo sus vidas y las de terceros civiles; la capacidad y autonomía de los entes de control y vigilancia para investigar, judicializar y condenar a funcionarios públicos y particulares que violen la ley; la prevalencia y complementariedad entre instancias internacionales de derechos humanos y las autoridades locales; la definición precisa de vandalismo, terrorismo y desborde violento de la protesta social; el alcance de la lesión de los derechos a la vida, salud, trabajo, alimentación y  movilidad social por los bloqueos viales; el rol de las redes sociales y las plataformas digitales en este tipo de coyunturas; el contrapunteo probatorio sobre las denuncias de infiltración de disidencias y reincidencias de las Farc, el Eln, narcotráfico y otros factores ilegales en las movilizaciones y ataques a la Fuerza Pública y bienes oficiales y privados; el debate sobre la línea divisoria entre el derecho a la protesta social en espacios públicos y el de la salud pública colectiva derivado del riesgo de aglomeraciones de personas en pleno pico de una pandemia…


 


Un debate de fondo

Visto todo lo anterior, y la forma en que cada uno de estos temas está hoy en el escenario de la discusión pública colombiana, no solo en las altas esferas sino a nivel social, laboral, vecinal, familiar e individual, resultaría un equívoco reducir el resultado de los dos debates de moción de censura contra Molano a la simple sumatoria de las bancadas gobiernistas, independientes y de la oposición. Ese es apenas un elemento circunstancial y mecánico.

Lo verdaderamente significativo es que expuestas, no pocas veces de forma cruda, álgida, altisonante y con acusaciones graves e insultos a bordo, todas las opiniones partidistas alrededor de los temas ya referidos, y bajo la lupa nacional e internacional, cada bancada tomó una postura de fondo al respecto. La argumentó y recalcó. Cifras, videos, pronunciamientos, conceptos, denuncias y un cúmulo de pruebas se pusieron sobre la mesa. Bien podría decirse que fue tal la extensión de la discusión en ambas plenarias que difícilmente se puede encontrar algún asunto sin tocar sobre la difícil coyuntura de las últimas cuatro semanas.

Precisamente por ello es que resulta un contrasentido reducir la consecuencia de ambos debates a la simple sumatoria de las bancadas según su grado de afinidad, independencia u oposición al Gobierno. No, aquí está en juego la forma en que se ha afrontado la segunda más grave crisis en este mandato, después de la pandemia como tal. Incluso esta última es la disparadora de la primera.

De hecho, el principal argumento contra esa visión simplista de la votación que tendrá lugar el 27 de mayo en la plenaria del Senado y la próxima semana en la Cámara, es que Cambio Radical, cuya postura semanas atrás contra el primer proyecto de reforma tributaria fue determinante para el retiro obligado de la polémica iniciativa gubernamental y la consecuente renuncia del ministro Alberto Carrasquilla, en estos dos debates de moción de censura respaldó el accionar de la Fuerza Pública y por ende la gestión y permanencia de Molano.

Incluso, las opiniones individuales expresadas por algunos representantes y senadores que se apartaron total o parcialmente de las posturas fijadas por los respectivos voceros de su bancada, ya fueran gobiernistas, independientes o de oposición, evidencian que aquí se discutió de fondo y las conclusiones fueron más allá de la remarcada polarización política y el pulso electoral derivado de una campaña parlamentaria y presidencial a nueve meses de las urnas.



 

La votación

Visto todo lo anterior, es claro que Molano y el Gobierno no superaron estos dos debates de moción de censura por un asunto de mecánica política. Todo lo contrario, fueron las tesis oficiales, en su calidad de voceros del Estado Social de Derecho, las que terminaron primando, frente a las expuestas por el bloque de oposición y el liberalismo.

En la plenaria hoy del Senado, entonces, la votación está cantada: se opondrán a la moción de censura el Centro Democrático con sus 19 senadores; 13 conservadores, 11 de La U, 16 de Cambio Radical, 6 de las bancadas cristianas y un disidente de la oposición, Jonatan Tamayo. Serían, entonces, alrededor de 66 votos, suficientes para hundir el intento de sanción política. En contra votarían los 24 senadores de la oposición, los dos ‘disidentes’ de la U y ahora petristas (Roy Barreras y Armando Benedetti) y los 14 congresistas del partido Liberal, Es decir, 40 votos, aunque se dice que no todos en las toldas rojas están contra Molano.


En la Cámara las cuentas no son muy distintas. Se afirma que a los 80 votos de la coalición oficialista (Centro Democrático, conservadores, La U, Mira y Colombia Justa y Libres), se sumarán los 30 votos de Cambio Radical, alcanzando una mayoría en contra de la moción de censura de alrededor de 110 votos.

En la otra orilla están la bancada de la oposición, con 23 escaños (Alianza Verde, Lista de la Decencia, Colombia Humana, Polo Democrático, Comunes y los representantes étnicos), y el liberalismo, con 35 asientos. Apenas si llegarían a 58 votos, muy lejos de la mayoría absoluta.

Sin embargo, como se indicó, lo fundamental no es la sumatoria de votos de un lado u otro. Sino que en el debate de fondo, el que está en la mira de todo el país y la comunidad internacional, primaron las tesis del Gobierno y su Ministro, y salieron derrotadas las de la oposición y el liberalismo. Esa conclusión será determinante para el rumbo inmediato del país, de la negociación entre el Ejecutivo y el Comité de Paro así como de la próxima campaña electoral.