CUALQUIERA que haya visitado Notre-Dame en París antes del incendio en 2019 apenas la reconocerá tras la restauración.
A cuatro años del fatídico incendio que consumió buena parte de la Catedral de Nuestra Señora de París de Víctor Hugo, los trabajos de reconstrucción avanzan con esmero para poder abrir sus puertas nuevamente en 2024.
El derrumbe de la aguja de madera fue uno de los momentos más dramáticos del incendio de ese 15 de abril de 2019.
La afilada aguja, adicionada por el arquitecto Eugène Viollet-Le-Duc durante el rediseño de la catedral en el siglo XIX y que sustituye a una aguja de madera anterior que se había deteriorado, volverá a colocarse a finales de este año. Se fabrica con una versión idéntica, con los mismos materiales originales: 500 toneladas de madera de roble para la estructura y 250 toneladas de plomo para la cubierta y los adornos.
Estas labores de reinstalar la aguja comenzaron esta semana, con la colocación de andamios y la entrega de piedras cortadas a medida a lo largo del río Sena.
La imagen de la aguja de la catedral en llamas desmoronándose dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo de la destrucción de esta joya del gótico.
Según el presidente francés Emmanuel Macron, con esta reconstrucción, la aguja será ‘más bella’. “Será un gesto arquitectónico contemporáneo" a la catedral.
"Las obras avanzan a buen ritmo, lo que nos permite confiar en una reapertura a finales de 2024, de acuerdo al objetivo fijado por el presidente", señaló en su momento Macron.
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La fecha escogida para la apertura de la catedral sería el 8 de diciembre de 2024, día de la Inmaculada Concepción, de acuerdo a los deseos de las autoridades eclesiásticas.
Notre-Dame era uno de los grandes centros de atracción turística de París antes del incendio, con unos 12 millones de visitantes al año.
Entretanto, avanzan de igual forma en el minucioso trabajo de limpieza de los muros interiores de la catedral, así como el de los murales, herrajes, carpintería, vidrieras y esculturas que sobrevivieron al incendio.
Sin embargo, las obras maestras son las estatuas de los doce apóstoles y los cuatro evangelistas, que el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc agrupó alrededor de la torre de la cumbrera que diseñó en el siglo XIX. Sobrevivieron ilesas porque, ironías del destino, acababan de ser retiradas para ser restauradas.
La reconstrucción de Notre-Dame ha provocado un debate arquitectónico. ¿Restaurar el patrimonio de forma idéntica o adaptarlo a una ciudad moderna en pleno cambio climático?
Primeros constructores
La catedral podría contener más de un millar de grapas, de todas las tallas, entre 25 y 50 centímetro de largo. En algunos casos pesan varios kilos.
Su función es mantener el ensamblaje de los sillares de la nave del templo, de las columnas del coro, de las piedras en los muros de las tribunas superiores o de los elementos que ornan las cornisas.
Notre-Dame supone una concepción mucho más dinámica de la arquitectura, en la que se tiene en cuenta el movimiento de las estructuras, y las fuerzas que se ejercen en todas direcciones.
Los primeros albañiles utilizan las grapas en los muros de las naves laterales del templo, en 1160. Ese uso se prolonga luego en las partes superiores, a lo largo de más de 50 años.
La limpieza y la restauración de 42.000 m2 de paredes ya están listas, tal y como los decorados (pinturas murales, vidrieras, esculturas...), que se libraron del incendio, en la parte sur de la nave principal.
Los escultores a su vez trabajan en una gran carpa provisional frente a la fachada de la catedral.
Arte contemporáneo
El objetivo es que Notre-Dame encarne ‘un recorrido pedagógico y espiritual’, sin ser el equivalente de un museo, explicó el arzobispo de París, Laurent Ulrich, en la publicación oficial "La fabrique de Notre-Dame".
Los expertos en patrimonio han aprobado un eje central más austero, y la presencia de arte contemporáneo. La idea de bancos dotados de algún tipo de luz ha sido finalmente descartada, y en lugar de ello se emplearán sillas.
Los accesos a la iglesia, situada en el corazón de París, se simplificarán y se ampliarán las zonas verdes.
"Avanzamos firmemente hacia la reapertura de la catedral en 2024", explicó el general Jean-Louis Georgelin, que dirige las obras de rehabilitación del templo.
"La reconstrucción de la primera bóveda que se había hundido representa una etapa importante, y la decoración interior está recuperando toda su belleza", explicó Georgelin.
El comunicado cita igualmente "un reciente informe hecho público en octubre de 2022" por el Tribunal de Cuentas francés, que aseguró que "las condiciones para una reapertura de la catedral en 2024 parecen reunidas".
Mobiliario litúrgico
La gigantesca obra de rehabilitación de la centenaria catedral parisina ha sufrido numerosos retrasos, principalmente por el plomo fundido, que exigió una campaña de descontaminación a fondo del sitio y sus alrededores, y luego por la pandemia del Covid-19, así como hallazgos arqueológicos en el subsuelo del templo.
Notre-Dame tendrá un nuevo mobiliario litúrgico que busca combinar la noble simplicidad y el respeto a la liturgia católica. El arzobispo de París, Monseñor Laurent Ulrich, presentó el proyecto seleccionado el pasado 23 de junio de 2023, a cargo del diseñador Guillaume Bardet. El mobiliario, compuesto por el altar, el ambón, la cátedra, el sagrario y el baptisterio, destaca por su sobriedad en bronce, aunque esta elección ha desatado críticas debido a su aparente austeridad.
El arzobispo Ulrich enfatizó la importancia de este nuevo mobiliario litúrgico, afirmando: “Lo que busco al elegir a estos artistas es dotar a nuestra catedral de un mobiliario litúrgico de una ‘noble simplicidad’, que sea el soporte más respetuoso y digno para nuestra oración, en conformidad con la liturgia de la Iglesia católica, capaz de tocar el corazón de cada visitante, incluso fuera de las celebraciones, y que pueda ser percibido como duradero en el tiempo”.
Sin embargo, tan pronto como se dieron a conocer las imágenes sintéticas del proyecto, las críticas no se hicieron esperar en las redes sociales. Se han utilizado adjetivos como ‘sombrío, triste, austero y arcaico’ para denigrar la elección del mobiliario. Algunos internautas han expresado su descontento, calificándolo como ‘carente de interés artístico’ y comparándolo con el diseño de muebles de Ikea de los años 70.