En el último mes, la ‘ley de comida chatarra’ fue aprobada en el Senado en último debate, una iniciativa que promueve que los productos ultrapocesados lleven una etiqueta frontal en la que se le proporcione al consumidor de forma clara información nutricional.
La medida no cobija todos los productos, pues según informó el Ministerio de Salud, se exceptuarán alimentos como la fórmula infantil para niños entre 0 hasta los 12 meses, fórmulas infantiles especiales, alimentos para propósitos médicos especiales, frutas, vegetales, granos, huevos, productos de pesca, carne y productos cárnicos comestibles que se presenten en su estado natural.
A esta lista de excepciones se suman los alimentos con envase de materiales de origen natural, infusiones de hierbas y frutas, té descafeinado soluble o extracto de té, café, alimentos a granel, alimentos utilizados como materia prima para la industria y los ingredientes secundarios que no se venden directamente al consumidor.
Sin embargo, mientras que esta medida se pone en total funcionamiento, los consumidores deben tener en cuenta la tabla nutricional, que se encuentra generalmente en la parte de atrás de los productos a la hora de comprar, pues de ello depende una acertada decisión para la rutina alimenticia en cada familia, sobre todo en los niños, la cual es indispensable para el adecuado crecimiento y funcionamiento del cuerpo.
En síntesis, leer la tabla de composición nutricional es un factor determinante para generar un consumo consciente e informado, teniendo en cuenta que ahí se encuentra la información de lo que se está ingiriendo.
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A propósito de ello, con el deseo de aportar a la educación nutricional entre los consumidores, la Universidad de La Salle comparte algunas recomendaciones para aprender a leer la tabla nutricional de los productos comestibles que se encuentran en el mercado.
“La educación nutricional nos permite, básicamente, tener conciencia de los alimentos que se están comprando, por eso es importante revisar los componentes y, sobre todo, aprender a identificar los que pueden generar daño a la salud como los son aquellos que incluyen alto contenido de sodio, grasa saturada, colesterol y azúcar”, explica Javier Rey docente e investigador del programa de ingeniería de alimentos de la Universidad de La Salle.
Para estar bien alimentado es necesario ingerir solo las calorías y los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo. “La recomendación de consumo de alimentos en temas de calorías diariamente, es no sobrepasar las 2.000 calorías, pero realmente en la mayoría de los casos, se supera y hasta se duplica este número. Es ese el verdadero problema, y esto se agrava cuando esas calorías son originadas por grasas saturadas, por carbohidratos y azúcares. Son estos componentes los que hay que evitar en la ingesta de alimentos o al menos consumirlos con poca regularidad”, comenta el docente lasallista.
Entonces, ¿cómo leer una etiqueta y comprender los datos que allí están? Lo primero es mirar cuál es el contenido del alimento, cuál es su peso neto; luego hay que revisar la tabla composicional, que está descrita por porciones. Ahí es importante el número de ración que está especificado.
Por ejemplo, en el caso del paquete de jamón, la cantidad incluida en la tabla nutricional es de dos tajadas y no la del paquete completo. Por lo anterior, es muy importante tener en cuenta al momento de leer la tabla de alimentos, que el peso neto es diferente al número de porciones que tiene el paquete.
Otra información que está descrita en la tabla nutricional, es el número de calorías totales del paquete. Hay un dato muy importante que son las calorías que aporta la grasa, esta es una información que hay que tener en cuenta, ya que un alimento cuyo mayor contenido calórico es aportado por la grasa, es mejor consumirlo con moderación.
“No estamos diciendo que hay que dejar de comer todos los alimentos, porque cada alimento tiene algún beneficio, incluso aquellos que denominamos ‘comida chatarra’; no quiere decir que, por tomarse una gaseosa, comerse una hamburguesa o un paquete de papas se va a enfermar, acá lo que realmente afecta es la frecuencia con la que se consume. Es esto lo que produce las enfermedades nutricionales o derivadas de la mala nutrición”, aclara Javier Rey.
Dentro de la tabla nutricional se encuentran otros datos a los que hay que prestar atención, y esos son los porcentajes de la recomendación diaria de cada componente. Es decir, si se lee 30 gramos de grasa saturada, seguido de un 45% de la recomendación diaria, esto significa que el contenido de ese alimento está aportando casi la mitad del porcentaje recomendado de grasa que se debe consumir diariamente.
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Otra recomendación es fijarse en el porcentaje de sodio, que es uno de los problemas a nivel nutricional, ya que generalmente se está consumiendo casi tres veces lo que se debe ingerir diariamente. Es importante aclarar que las tablas nutricionales también incluyen componentes positivos, por ejemplo, el hierro y las vitaminas A y C, los cuales aportan nutrientes al cuerpo.
“Hacer el ejercicio, como consumidor, de comparar características alimenticias como las calorías, la grasa, los carbohidratos, el azúcar etc., se hacía un poco difícil porque era una información que se encontraba muy resumida en el etiquetado, no era tan visible y los consumidores tenemos el derecho de saber lo que estamos consumiendo. La 'ley de la comida chatarra' es un paso muy importante porque nos permite tomar decisiones más informadas, ya que el hecho de que un alimento en su etiquetado nos diga que es alto en grasa saturada, alto en azúcar, o de otros componentes que pueden causar daño a la salud, es esencial de cara a los derechos de nosotros como consumidores”, concluye el docente del programa de ingeniería de alimentos de la Universidad de La Salle.