Un cuadro de danza expresionista en honor a L’explose | El Nuevo Siglo
La obra, que contará con la participación del bailarín Ángel Ávila, hace una reflexión sobre la religión católica y fue inspirada en la obra pictórica de Francis Bacon.
Foto cortesía
Miércoles, 14 de Julio de 2021
Redacción Cultura

La Factoría Tino Fernández acoge en su escenario un poderoso cuadro de danza expresionista en Diario de una crucifixión, una obra intensa e íntima que contará con la interpretación del bailarín Ángel Ávila.

Hace tres décadas en Francia un joven bailarín iniciaría un viaje que cambiaría la historia de la danza en Colombia, era Tino Fernández (1961-2020), creador de más de 40 espectáculos y fundador de L’explose Danza.

La compañía celebra 30 años de labores artísticas sin la presencia Fernández, a partir de un recorrido por piezas insignias de su historia creativa que desde la poesía de la danza y el movimiento hablan de la complejidad humana. Es así como llega esta pieza al escenario, la cual se podrá disfrutar hasta el 17 de este mes con una transmisión simultánea vía streaming, este viernes y sábado.

Esta obra, que hace una reflexión sobre la religión católica y la noción de culpa que nos han impuesto, es creada en el 2012 y fue aclamada por la crítica y el público y aun hoy se mantiene vigente.

“En este caso, el grupo toma como punto de partida un cuadro de Francis Bacon, lo han metido en dentro de una caja de cristal y, como por arte de danza, lo han convertido en una obra de Luis Caballero.  El bailarín se introduce en el cubo donde hay una silla arzobispal y de allí no sale sino una hora después, cuando regresa a la vida real, convertido en un ser de nuevas cabezas”, afirmó en su momento el director teatral y escritor Sandro Romero.



Para esta creación, el director Tino Fernández y la dramaturga Juliana Reyes (su cómplice creativa y actual directora artística de la compañía) se inspiraron en la obra pictórica de Francis Bacon, específicamente su estudio del Retrato de Inocencio X de Velázquez.  

Diario de una crucifixión, que transcurre dentro de una urna de cristal de un metro de ancho por tres de fondo, expone la vulnerabilidad del cuerpo exhibido, juzgado y desnaturalizado. El movimiento se observa desde un espacio cercado, donde la privacidad no existe y la transparencia revela con nitidez la fragilidad humana.

La puesta en escena inicia cuando el bailarín ingresa al espacio de cristal, se viste de papa y se expone ante los ojos del público, como indica la religión que estamos ante los ojos de Dios, expuestos a su juicio y observación, en ese momento surge el retrato de Inocencio X, e inicia la transformación, una especie de ritual íntimo y personal que va deconstruyendo esta figura.

“Uno tiene más cosas que esconder adentro que afuera. El hecho que uno esté expuesto en todos los frentes hace que el cuerpo asuma esa exposición. El tiempo adentro es muy difícil de medir, debo tener mucha conciencia de cada movimiento, cada gesto, porque todo se ve, eso me ha exigido ser mucho más preciso que si bailara en otro lugar”, expresa el bailarín Ángel Ávila sobre la pieza.

También harán parte de la celebración de los 30 años de labores artísticas de L’explose Danza las obras, La mirada del Avestruz como parte de la programación virtual de Teatro Colón, La Miel es más dulce que la Sangre en el Teatro Santander de Bucaramanga y del 22 al 30 de julio en La Factoría Tino Fernández, con el mito de Tiresias como telón de fondo y la interpretación de la bailarina Ángela Cristina Bello, el unipersonal Tiresias o la razón del Ser.