EN LO que resta del 2024, la economía colombiana estará determinada por el ritmo en la reducción de la tasa de política monetaria local, la agenda legislativa y el recaudo de impuestos por parte del Gobierno e incluso el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre en los Estados Unidos. Así lo explicó Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas del Banco Itaú Colombia, durante un encuentro virtual organizado por la entidad bancaria para clientes y público en general, en el que se analizó además el contexto internacional y el panorama para las inversiones.
Sobre el entorno local, el equipo de expertos de la entidad financiera dijo que este año la economía colombiana cerrará con un crecimiento de 1,4% frente a 2023 (dato revisado desde 1,2%), sustentado en una futura mejoría de los niveles de inflación, que a su vez daría más margen de maniobra al Emisor para bajar la tasa de política monetaria hasta un 8,75% al cierre de año (actualmente en 11,25%).
En ese sentido, Monzón aseguró que es muy probable que la Junta del Banco de la República mantenga la cautela en sus decisiones de reducción de tasas para el segundo semestre, haciendo recortes de 50 pbs en las reuniones de julio y septiembre, para luego acelerar el ritmo con bajas de 75 pbs en octubre y diciembre.
Asimismo, la economista agregó que un escenario con condiciones financieras globales menos restrictivas, apalancadas en una reducción de tasas por parte de la Reserva Federal (FED), lo cual se espera suceda en septiembre, podrían también favorecer un mayor ritmo de recortes en Colombia.
En contraste, el equipo de analistas de Itaú, revisó al alza la expectativa de IPC para el cierre de año, elevándolo 40 pbs de 5,2% a 5,6%, debido a la inercia en el indicador de arriendos en los últimos meses.
Calificación en riesgo
Según el análisis de Itaú, los altos niveles de déficit fiscal y el deterioro actual en el recaudo tributario podrían llevar a un recorte de calificación para Colombia, por lo que un cierre en el déficit de cuenta corriente será clave en el segundo semestre del año.
Al respecto, Monzón explicó que los anuncios que ha hecho el Gobierno nacional, de reducir el gasto e impulsar el recaudo, envían una buena señal a las calificadoras. No obstante, agregó, será decisivo también el desarrollo de la agenda legislativa en el Congreso, donde se espera se den las discusiones para la aprobación de varios proyectos, entre ellos una nueva Ley de Financiamiento, la reforma a la salud y la reforma laboral.
Desempeño de los activos
Según Valeria Álvarez, también funcionaria de la entidad bancaria, los temas coyunturales de la región influirán en el desempeño de las monedas.
De acuerdo con la experta, luego de las elecciones en México el peso colombiano ha encontrado un piso cerca de los $3.900 - $4.000, pero se espera el inicio de sesiones del Congreso de ese país en septiembre, aún bajo la presidencia de López Obrador, lo que puede traer alguna volatilidad para el desempeño de las monedas.
“Insistimos en que la tendencia del peso colombiano seguirá muy ligado a catalizadores como inflación en EE. UU., FED y DXY que parece traer un ciclo de menor fortaleza en el dólar global, pero no descartamos que un nuevo episodio de volatilidad, principalmente en monedas como el peso mexicano y el real brasileño, así como un ambiente internacional con incertidumbre medido por el índice VIX puedan de nuevo dejar al peso colombiano en una sensación incómoda entre los $4.100 - $4.200, por lo que tiene sentido comprar las ruptura arriba de los $4.000”, explicó Álvarez.
Así mismo, el equipo de Itaú Comisionista de Bolsa mencionó que, en materia de la renta fija, “los ciclos de recortes del Banco de la República ocasionan un empinamiento de la curva en pesos (10 años - 2 años) que hemos insistido desde comienzo de año. Con un movimiento que ya se ubica sobre el promedio histórico”.