Todo parece indicar, a juicio de analistas y los mercados financieros del país, que los nueve meses largos que lleva la junta directiva del Banco de la República sin cambiar su tasa de interés de referencia de 1,75%, llegarán a su final con el cambio de varios escenarios de la economía.
Una de las principales razones es que, dado el impacto de la pandemia en las economías, ya otros bancos centrales están modificando sus tasas, lo que empujaría al Emisor a tomar la misma decisión para que el mercado colombiano no pierda competitividad.
Otro de los elementos que se valoran, es el impacto en la economía del grado de inversión, lo que hace que se encarezca el crédito externo del país. A eso se debe sumar que el comportamiento de la inflación está hacia arriba.
La última encuesta FocusEconomics correspondiente a julio, que elabora LatinFocus Consensus Forecast, señala que los analistas encuestados a comienzos de este mes aseguraron que las tasas de interés del Banco de la República finalizarán en el 2,11% este año (el consenso de junio esperaba que terminara en el 1,98%) y lo peor es que prevén para 2022 que se incrementen hasta 3,30%.
Por su parte, Felipe Klein, economista de BNP Paribas para Colombia y Chile, al compartir sus previsiones señaló que, dado el ritmo de reactivaciones, se podrían presentar este año tres alzas de tasas de interés de parte del Banco de la República desde septiembre.
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Inversión
Entre los principales motivos BNP tiene en cuenta la pérdida del grado de inversión de manos de S&P, “que genera que la tasa de equilibrio que usa el emisor sea más alta”.
Tal comportamiento implicará alzas graduales en la tasa de interés de referencia a partir de septiembre, estimó el banco.
Asimismo, Corficolombiana considera que la política monetaria empezará a modificarse a finales de 2021, cuando la firma estima que el Banco de la República aumente la tasa de interés, en 50 puntos básicos a 2,25%, en los últimos meses de este año.
De otra parte, para Roberto Steiner, uno de los miembros de la junta del Emisor, la perspectiva de inflación de Colombia se ha vuelto "mucho más retadora" en los últimos meses, lo que aumenta la presión sobre el país para que se una a la tendencia regional de tasas de interés más altas.
A medida que la economía se recupera de la crisis que se desató el año pasado, la autoridad monetaria trata de evaluar cuándo comenzar a retirar el estímulo.
Expectativas
Roberto Steiner, codirector del banco central, dice que las expectativas de inflación básica son uno de los indicadores clave para ayudar en la decisión cuando llegue el momento.
"En algún momento vamos a tener que empezar a disminuir ese impulso que viene de la política monetaria y la junta está en la labor de mirar las cifras de manera permanente para ver cuándo es el momento adecuado para empezar a contemplar esos cambios", dijo Steiner. "Yo creería que, si la expectativa respecto a ese componente inflacionario aumenta mucho, probablemente sería un argumento sólido a considerar. Pero no sería el único".
La inflación anual se aceleró a 3,6% el mes pasado, al ritmo más rápido desde que la pandemia empezó a propagarse en Colombia.
En parte se debe a una menor "brecha del producto", ya que la recuperación reduce el exceso de capacidad. Factores temporales, como la escasez de alimentos tras las protestas contra el Gobierno en las últimas semanas y un aumento global en los precios de los productos básicos también podrían ser una razón detrás de la medida, dijo Steiner. Sin embargo, no anticipa un cambio "brusco" de política.
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Inflación
La economía sigue operando por debajo de su capacidad, las expectativas de inflación siguen "razonablemente bien ancladas" y no prenden alarmas, dijo.
"Si bien la actividad económica ha ido repuntando, todavía estamos lejos de tener la producción que teníamos a finales de 2019", dijo Steiner.
"Creo que todavía hay la expectativa de que se requiere una política monetaria bastante expansionista para recuperar la actividad económica que se perdió".
Los economistas encuestados por el banco central pronostican que la inflación subyacente, que excluye precios de alimentos por ser volátiles, estará casi exactamente alineada con la meta de 3% a finales de 2022.
Asimismo, Steiner rechazó la idea de que el banco central debería tolerar una inflación más rápida durante un periodo sostenido mientras la economía se recupera de la pandemia. Esto contrasta con los comentarios del también codirector Jaime Jaramillo, quien dijo en una entrevista en mayo que el banco podría permitir temporalmente que la inflación supere su meta del 3% para priorizar la recuperación.
"Tenemos un mandato que es sobre la inflación y a mí sí me preocuparía que se consolide una inflación y unas expectativas de inflación por encima del 3%", dijo Steiner.
El codirector del Emisor dijo que existe el riesgo de que cuando la economía vuelva a su plena capacidad, la tasa de desempleo siga siendo más alta que antes de la pandemia.
Tal y como lo proyectaron los analistas, la Junta Directiva del Banco de la República, en su última reunión de finales de junio, decidió por unanimidad mantener estable la tasa de interés, en 1.75%.
Según el Emisor, las decisiones se tomaron entre otras cosas teniendo en cuenta que, en el primer trimestre, la economía alcanzó un crecimiento mayor al esperado, dinamismo que se mantuvo en abril, como lo mostró el Índice de Seguimiento Económico.
La incertidumbre
Frente a un posible aumento de las tasas de interés en octubre, el gerente del Emisor, Leonardo Villar, señaló que "hay elementos de incertidumbre grandes sobre lo que pueda suceder con la economía, hay una coyuntura especial en materia de inflación. Hoy con la información que se tiene la decisión es mantener las tasas en niveles mínimos".
Agregó que las condiciones de Colombia son distintas a la de los países que aumentaron sus tasas de interés. "En Colombia tenemos las expectativas de inflación claramente ancladas y por lo tanto no tenemos las condiciones para subir tasas", sostuvo.
En cuanto a la inflación, la junta detalló que "la presión alcista provino del grupo de alimentos (9,52%), y en especial de los alimentos perecederos (18,16%), debido a las dificultades de abastecimiento en diversas ciudades. El incremento en la inflación básica, sin alimentos ni regulados (1,56%), se mantuvo por debajo de la meta y fue similar a lo proyectado. Parte del incremento reciente de la inflación podría tener alguna persistencia y afectar las expectativas, las cuales permanecen ancladas".
De otra parte, la junta estima que pese al aumento de la demanda externa y de la mejora de los términos de intercambio se proyecta un mayor déficit de cuenta corriente, consistente con el mejor dinamismo de la demanda interna.
"Dada la situación fiscal y de endeudamiento público, de no lograrse el ajuste fiscal requerido en las finanzas públicas, se comprometería el acceso al financiamiento y aumentaría su costo, lo cual eventualmente reduciría el espacio de la política monetaria para seguir apoyando la recuperación de la actividad económica y el empleo", añade el comunicado.
La junta precisó que "las decisiones de política monetaria seguirán dependiendo de la nueva información disponible sobre la evolución de los riesgos mencionados".