Ojo avizor | El Nuevo Siglo
Jueves, 25 de Julio de 2019

El país está desafiado por delincuencia creciente en lugares públicos de ciudades y poblaciones. Son riesgos que sacuden actividades normales de la ciudadanía, blanco de raponazos, a peatones o a automotores por zonas de alta congestión.

La ola delincuencial tiene otras cifras alarmantes configuradas por ataques a mano armada, y execrables crímenes en periferias de barrios y municipios, en lo que se han encontrado descuartizados.   

El presidente Duque reiteró ante el Congreso Nacional que la defensa de justicia y lucha contra el delito es prioridad de la tarea de legalidad que insistirá su administración para derrotar violencia.

La afirmación provocó aplauso de los congresistas al mandatario; Una expresión que debe interpretarse como respaldo del legislativo al Gobierno, pero a su vez, significó exigencia obligatoria del común, para que lo prometido no quede en deuda.  

En medio del aplauso, cabría intensificarlo, si se hiciese al objetivo de reducir desempleo, no menos que alarmante; con 2 millones 700 mil personas, sin trabajo, ni sustento, que, según algunos casos, aporta mano al delito en todas sus formas.   

No está en el olvido, la ola de secuestros, o simplemente de personas desaparecidas, algunas de tiempo atrás; durante el último año, 30 personas o más son buscadas, según cifras oficiales.

Las vías agregan los ataques recientes a vehículos particulares, cometidos por los llamados ´rompevidrios´, en sitios céntricos de la capital. Tampoco es para mostrar al turismo extranjero, agrupaciones de migrantes venezolanos en diferentes áreas urbanas.

Un espectáculo que conmueve. Para una mayoría ciudadana, la observación es que, “hay que aguantarlo porque es expresión humanitaria”, como en efecto lo es; Sin embargo, es más grave, porque de esa legión, hay quienes se han integrado a bandas delincuenciales. 

Son sombras tenebrosas sobre las ciudades con más alta concentración de habitantes. “Que es realidad de vida en el país”, afirman algunos ciudadanos; Pero fenómeno degradante, porque de lado, parecería justificar el delito de los migrantes, por razones de desprotección.

Sin embargo, es loable la labor del sector turístico colombiano, premiado por la organización mundial hotelera, al reconocer al país, como destacado destino latinoamericano; merece protección activa para evitar la delincuencia, contra visitantes nacionales o extranjeros.                                                

No se desconoce la experiencia hotelera para garantizar con tiempo, seguramente desde noviembre, el disponer atención asistencial en salud, frente a eventuales casos de urgencia, durante eventos de todo orden.

La ciudadanía está obligada a denunciar ante autoridades, delitos de delincuencia, como los que sacuden a sectores sociales en paz; No lo hacen por temor al hampa.  

Policía y autoridades municipales, deberían reflotar medidas de protección, como los ‘Toques de Queda’, a altas horas de la noche, de otras épocas. Se trata es de mantener ojo avizor, las 24 horas.