Se estima que el 60% de las personas pasan más de seis horas al día frente a dispositivos digitales y que, en promedio, cada uno cuenta con cuatro dispositivos electrónicos. Esa sobreexposición a la luz azul que emiten los dispositivos puede tener consecuencias para la piel a largo plazo como hiperpigmentación, pérdida de elasticidad, debilitamiento de la barrera epidérmica y envejecimiento prematuro.
Aunque los efectos dependen de las condiciones de exposición (la intensidad, la duración y la periodicidad) las características son similares a las causadas por la radiación UVA y UVB.
“La sobreexposición a estas radiaciones, conocidas como luz azul o High Energy Visible (HEV), es tan nociva como los rayos UVA y UVB combinados: penetran profundamente en la piel y dañan todas las capas que la conforman, acelerando la generación de radicales libres. La luz azul tiene múltiples efectos nocivos sobre la piel, pero el más frecuente es la aparición de manchas de difícil tratamiento”, afirma Adriana Venegas, médica cirujana, especialista en Medicina Estética y Láser.
Las condiciones de vida actuales dificultan que las personas pasen menos horas frente a las pantallas, sin embargo, se pueden incorporar rutinas que protejan la piel y disminuyan los efectos. “El uso de cosméticos con bluescreen, Vitamina A y E, favorecen la elasticidad y tienen acción antioxidante. De igual manera, se recomienda el uso de protector solar aunque no se salga de casa. Vale la pena recordar que al momento del descanso, por la noche, lo saludable es mantener alejado el celular y reducir al máximo el uso de pantallas”, agregó Venegas.
En cuanto a los tratamientos, las sesiones de radiofrecuencia, láser, luz pulsada intensa, radiofrecuencia con microagujas contribuirán a darle más elasticidad a la piel y a favorecer la producción de colágeno. Estas tecnologías también pueden combinarse con los peelings para mejorar el aspecto de las manchas y recuperar la luminosidad que se pierde con el fotoenvejecimiento.
Cabe resaltar que las personas que pueden ser más vulnerables a sufrir una hiperpigmentación por luz azul son aquellas con pieles morenas, ya que sus células tienden a producir más melanina; las mujeres embarazadas, y las personas que se han sometidas a procedimientos de 'resurfacing' en la cara, ya que su piel está más sensible, por lo cual es indispensable seguir las recomendaciones del médico tratante para un cuidado satisfactorio.