El laberinto electoral de los conservadores | El Nuevo Siglo
EL EXMINISTRO Mauricio Cárdenas se presentó esta semana en el Congreso de la ANDI como candidato presidencial, junto a más de una decena de aspirantes
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Agosto de 2021
Redacción Política

A SIETE meses de las consultas interpartidistas en las que las coaliciones deben escoger a sus candidatos únicos para la Casa de Nariño el panorama político en el Partido Conservador no está para nada despejado.

Si bien el presidente del Directorio Nacional Conservador, el exsenador Omar Yepes Alzate, insiste en que la colectividad tendrá candidato propio para competir por la sucesión de Iván Duque el próximo año, esa posibilidad se ha venido complicando con el pasar de los meses.

Al comienzo de este año en las toldas azules se hablaba de una amplia baraja de nombres. El primero de ellos, por obvias razones, el de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien fue la candidata del partido en los comicios de 2018, cuando compitió en la consulta interpartidista de marzo de ese año, junto al aspirante uribista (el hoy Jefe de Estado) y el exprocurador Alejandro Ordóñez.

En aquella ocasión, mientras Duque sumó un poco más de cuatro millones de votos, la exministra conservadora obtuvo 1,5 millones de sufragios lo que le aseguró el tiquete para ser la fórmula vicepresidencial del dirigente uribista, con quien a la postre ganaría la primera y segunda vuelta, sumando en esta última más de diez millones de respaldos ciudadanos, imponiéndose por más de dos millones al aspirante de izquierda Gustavo Petro.

Ramírez ya venía de dar la sorpresa cuatro años atrás, cuando en la primera vuelta presidencial de 2014, también representando al conservatismo, logró sumar casi dos millones de votos, siendo superada solo por el candidato uribista Óscar Iván Zuluaga (3,7 millones) y el candidato-presidente Juan Manuel Santos (3,3 millones).



Segura en partidor

Visto todo lo anterior, desde el mismo momento en que se confirmó, en junio de 2018 el triunfo de la fórmula Duque-Ramírez, esta última quedó en el partidor de precandidaturas para el 2022, al igual que otros dos aspitrantes: Petro y Sergio Fajardo, que no clasificó a la segunda vuelta pese a sumar 4,6 millones de votos, 200 mil menos que el exalcalde capitalino.

Quizá por lo mismo, al comienzo de este año no había en el conservatismo mayor afán respecto a la escogencia de candidato, pues se daba por seguro que Ramírez renunciaría antes de mayo y quedaría lista para preparar su campaña.

De hecho, si bien algunos sectores del partido ponían -a finales de 2019- sobre el tapete la posibilidad de convencer al exministro y expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, lo cierto es que este, que también recibió coqueteos de otros partidos, declinó la posibilidad de entrar de nuevo a la política colombiana.

Otro nombre que en el primer trimestre generaba simpatías en las toldas azules era el del exministro y excandidato presidencial de 2018 (luego fórmula vicepresidencial de Germán Vargas Lleras), Juan Carlos Pinzón, quien se venía desempeñando como director de Probogotá.

Sin embargo, en medio de la crisis pandémica y la ola de paros de mayo y junio, las cuentas conservadoras se empezaron a descuadrar. Si bien desde marzo todos los ojos estaban puestos en cuándo renunciaría Ramírez, pasaban y pasaban las semanas y no había humo blanco. Es más, crecían las versiones que señalaban que en medio de las difíciles circunstancias gubernamentales a la Vicepresidenta le quedaba muy complicado dar un paso al costado.

Toda la expectativa se acabaría el 19 de mayo. Duque designó a su segunda a bordo como Canciller, en reemplazo de la dimitente Claudia Blum, y de inmediato le encargó ponerse al frente de la crisis de imagen internacional derivada de la seguidilla de paros y desborde violento de la protesta social.

Volver a barajar

Tras sufrir la baja de la que se consideraba su carta más fuerte, es claro que el conservatismo sufrió un remezón. Y la situación se complicaría aún más cuando apenas tres semanas después de que Ramírez fuera designada canciller y resignara cualquier aspiración presidencial, el 15 de junio Duque nombró a Pinzón como embajador en Estados Unidos (cargo que ya había ocupado en el gobierno Santos), en reemplazo de Francisco Santos.

Así las cosas, en menos de un mes el Partido Conservador perdió a dos de sus cartas en la baraja de presidenciables. EL NUEVO SIGLO consultó entonces a Yepes, quien si bien lamentó las circunstancias y  dijo entender las razones del Jefe de Estado para designar a Ramírez y Pinzón, señaló que la colectividad todavía tenía varios nombres importantes para escoger candidato único.

“Hay unos nombres que van a estar en juego: están Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry, Jorge Ospina Sardi, el general Gustavo Rincón, los senadores Efraín Cepeda y David Barguil y otros que aparezcan. Esperamos que comiencen hacer las propuestas para ver de qué manera captan la atención de los colombianos”, señaló el presidente del Directorio.

Sin embargo, las bajas se continuaron presentando. A mediados de julio Echeverry, exministro de Hacienda, decidió lanzar su precandidatura presidencial, pero no a nombre del partido sino mediante un movimiento significativo de ciudadanos. Es decir, como un candidato por firmas.

La noticia sorprendió, ya que Echeverry siempre había reconocido su militancia conservadora. Interrogado en torno a por qué no se postulaba a nombre del partido, respondió que él continuaba siendo conservador pero quería presentar una propuesta multipartidista, incluyente y del orden más amplio y nacional posibles. Confió, eso sí, en recibir más adelante el apoyo de las toldas azules.

Respecto a otros nombres, como el de los senadores Cepeda y Barguil, la verdad es que en los corrillos políticos conservadores se afirma que ninguno de ellos se ha decidido a lanzarse y, por el momento, se les ve más enfocados en apuntalar la reelección en sus curules, compitiendo incluso por ser la cabeza de lista.



Cárdenas al ruedo

En medio de ese panorama, habían surgido algunas dudas respecto a si Cárdenas, también exministro de Hacienda, iba a lanzarse al agua. Aunque en recientes foros había afirmado que tenía esa intención y de hecho se le veía visitando algunas regiones del país, esta semana se despejaron todos los interrogantes.

¿Cómo? El exministro fue uno de los invitados al Congreso de la ANDI en el que participaron más de una decena de precandidatos presidenciales, empezando por Petro, Fajardo, Echeverry, Zuluaga, Jorge Enrique Robledo, Enrique Peñalosa, María Fernanda Cabal, Juan Manuel Galán, Roy Barreras, Dilian Francisca Toro, Rafael Nieto, Eduardo Verano de la Rosa, Federico Gutiérrez, Miguel Ceballos…

“Independencia, sin jefes políticos. He aprendido mucho trabajando con tres presidentes y seguro esas experiencias me servirán mucho - y las agradezco- pero llegaré a la presidencia sin ataduras. No heredo los pleitos del pasado, lo único que me interesa es el futuro”, sostuvo en el evento gremial.

Tras exponer un amplio programa de reformas y énfasis para sacar al país de las actuales crisis, el exministro señaló que ponía sobre la mesa “coraje y audacia. Con miedo no se transforma. Equipo, para no improvisar. Experiencia, para ser efectivos en la ejecución. Conocimiento, para saber priorizar. Ambición, para engrandecer a Colombia”.

Obviamente Cárdenas es un dirigente con peso específico. No solo tiene una amplia experiencia en temas gubernamentales y económicos (ha estado en varios ministerios en distintos gobiernos) sino que en el pasado alcanzó a sonar como posible aspirante a la alcaldía de Bogotá o al propio Senado, obviamente a nombre del conservatismo.

Lo cierto es que luego de sufrir tres bajas el Partido Conservador tiene ahora un precandidato presidencial con trayectoria, dimensión nacional y eco en muchos de los sectores ¿Surgirán otros? Nadie lo sabe. Lo que sí es claro es que el panorama para la colectividad, a siete meses del primer pulso en la contienda por la sucesión en la Casa de Nariño, no está nada despejado.