A mes y medio de haber controlado la primera ola de la epidemia, España vuelve a encontrarse en una situación "crítica", según expertos, con los peores datos de contagios por coronavirus de Europa Occidental.
Según un recuento hecho por la AFP, España comunicó en los últimos siete días un promedio de 4.923 casos diarios, una cifra superior a las de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia juntas.
La tasa de contagios de España, que con casi 323.000 infectados es primera en Europa Occidental y decimoprimera a nivel mundial, se ubica en 95 casos por cada 100.000 habitantes, distante de los 24 en Francia, 17 en Reino Unido, 13 en Alemania y 8 en Italia, donde la pandemia se declaró antes.
Desde el extranjero, una lista cada vez más larga de países europeos impone algún tipo de restricción para los viajes a España.
Es un momento "crítico, estamos justo en un punto en el que la cosa puede ir a mejor o peor, (...) esto implica que hay que echar toda la carne en el asador e intentar frenar los brotes antes de que se compliquen", estimó a la AFP el investigador Salvador Macip, autor del libro "Las grandes epidemias modernas".
En España, donde los brotes superan el medio millar, existe una transmisión comunitaria "no perfectamente controlada" en algunas zonas, reconoció el lunes el epidemiólogo en jefe del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, aunque acotando que esto "progresivamente se va suavizando" en días recientes.
Cuando España levantó el 21 de junio uno de los confinamientos más rígidos de Europa vigente desde mediados de marzo, que por semanas solo permitió salir a comprar productos básicos o ir al médico, notificaba unos 238 casos diarios y su tasa era de 8 casos/100.000 habitantes.
Pero desde la segunda semana de julio los contagios se dispararon ¿Qué sucedió?
"Tormenta perfecta"
"Hubo mucho prisa en la desescalada, seguramente pensando en el turismo", uno de los pilares de la economía española, y "que en verano con el calor difícilmente habría brotes y que vendrían para otoño", explica Joan Caylá, presidente de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, instituto dedicado ahora al estudio del covid-19.
Pero "los brotes han venido ya en verano, coincidiendo con las vacaciones de parte del personal sanitario", dice Caylá, quien subraya que la escalada comenzó dos semanas después del desconfinamiento, el plazo en que los contagios suelen reflejarse en las estadísticas.
Salvador Macip, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya, suma otros factores a la "tormenta perfecta" en España: los temporeros, que trabajan en condiciones precarias y estuvieron en el origen de varios brotes, y el "relajamiento" de la población en un clima mediterráneo proclive al contacto físico y las reuniones familiares y con amigos, algo quizás "más fácil de evitar" en el norte de Europa.
Se necesitaban tres "armas" contra los rebrotes: educar a la gente para meses difíciles, multiplicar los tests y contratar personal para rastrear contactos de gente infectada, resume Macip. Y en todas ha habido "fallas", estima.
Baja letalidad
Ante los brotes, las regiones, competentes en materia de sanidad, han tomado medidas drásticas, como confinamientos selectivos, cierre de locales de ocio nocturno, considerados focos de contagio; y la imposición de la mascarilla obligatoria en todo el país, salvo en Canarias.
También varias regiones lanzaron campañas con crudas imágenes para concienciar a los jóvenes sobre el respeto a las medidas sanitarias.
El gobierno defiende su labor, afirmando que se detectan muchos más casos porque se están realizando más tests (unos 7,5 millones en total, 407.700 solo la semana pasada), que más de la mitad de los nuevos infectados son asintomáticos, los hospitales están lejos del colapso y "la letalidad ha bajado muchísimo", en palabras de Fernando Simón.
Efectivamente, España, que llegó a contabilizar 950 muertes diarias en el pico de la primera ola, ha sumado 253 decesos desde el fin del confinamiento el 21 de junio, para un total de 28.576.
Asimismo, el gobierno afirma que tomará las medidas que sean necesarias, aunque sin evocar por ahora un nuevo estado de alarma, como el que permitió poner en aislamiento a todo el país.