DEL enfático “no hay plata” a una cosecha de éxitos económicos en su primer año de gestión, que ha sido reiteradamente elogiada por el Fondo Monetario Internacional. Así se puede definir, en pocas palabras, este corte de cuentas al gobierno de Javier Milei, el autodenominado libertario que con su visión política y económica ha impactado dentro y fuera de Argentina.
Si bien esa frase que se hizo viral tras pronunciarla en su discurso de posesión sigue vigente, hay indiscutibles mejoras en la capacidad adquisitiva de los argentinos, los precios de los productos y, sobre todo, la certeza de que Milei cumplirá su promesa de que “Este será el último mal trago”.
Aplicando el necesario drástico ajuste del Estado, el mandatario derechista puede exhibir hoy una inflación a la baja, cuentas fiscales que se equilibran, reducción de homicidios especialmente en Rosario, considerada la ciudad más violenta del país y, poder de convencimiento, ya que sin estructura política propia consiguió que el Congreso avalara sus reformas estructurales.
El impacto social del ajuste ha sido alto y estaba previsto. Pero sin las medidas adoptadas es imposible avanzar en la hoja de ruta del gobierno argentino, que tiene como meta de corto plazo la reactivación económica, la gran ausente de las últimas décadas bajo los gobiernos kirchneristas (izquierda).
Y como el propio Milei destacó en la reciente Cumbre Conservadora de Buenos Aires, “a días de que empezara nuestro gobierno dijeron que no teníamos el volumen político para gobernar, que éramos una organización fácilmente infiltrable, que no sabíamos de política, que éramos torpes y que no sabríamos negociar. Pero hoy, los mismos periodistas, opinadores y politólogos de distinto orden reconocen -entre dientes. Estar sorprendidos con el manejo del poder que tiene este gobierno”.
Así, en su primer año en la Casa Rosada, Milei puede presumir de haber logrado una disminución histórica de la inflación, uno de los mayores desafíos económicos. A excepción de los meses de invierno argentino, sus políticas han servido para que la inflación haya caído muy notablemente en el último año, dejando atrás los porcentajes de hasta dos dígitos que se registraban a comienzos de año. Para citar solo un ejemplo, recibió el poder con ese indicativo interanual en 194% (la más alta en la historia del país) y paso del 25.5% el pasado diciembre a 2,7% este octubre. Se prevé que el de noviembre esté por debajo de ese último guarismo (se conoce este miércoles).
Con esto, Milei va cumpliendo una de sus principales promesas de campaña: la de acabar con la recesión económica provocada por las políticas de su predecesor, Alberto Fernández, y el resto de presidentes argentinos, especialmente aquellos de ideologías progresistas (kirchnerismo), a los que se refiere de forma despectiva como "zurdos".
Otra de las patas sobre las que se cimentó la campaña Milei fue la de la reducción del gasto público, la conocida como 'política de motosierra', en alusión a esta herramienta que el propio presidente llegó a blandir en sus actos de campaña como un símbolo del fin del derroche y como advertencia de "un ajuste fiscal sin precedentes en la historia de la humanidad".
Así pues, poco después de tomar posesión del cargo, el presidente argentino redujo los ministerios y secretarías de Gobierno, el funcionariado, los subsidios a energía y transporte, la financiación provincial, suspendió las obras públicas por un plazo de un año y la publicidad estatal en medios de comunicación. Estas remaron en favor de reducir la inflación.
El gobierno argentino ha defendido esta maniobra e incluso ha subrayado que ya conocían las repercusiones que tendrían. El ministro de Economía, Luis Caputo, vaticinó un desplome de la economía para, una vez haya tocado fondo, hacer un "fuerte rebote". Para Milei, la clave del saneamiento de las cuentas parte de la base de abandonar el peso como moneda y dolarizar la economía, equiparando el mercado al estadounidense.
Entre otras medidas también destaca la prórroga de los presupuestos generales, aprobando las mismas partidas económicas de 2023 para el año 2024, a pesar de que de uno a otro la inflación fue del 300 por ciento.
‘Crisis’ con países amigos
La llegada de Milei a la Presidencia de Argentina fue recibida con desaprobación por algunos países, especialmente entre sus vecinos regionales. Es el caso de Colombia, Chile o Brasil, entre otros. Con todos estos el mandatario ha tenido enfrentamientos verbales, al igual que con México y España, porque no calla lo que piensa.
En el caso español la crisis se desató después de que el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, deslizase que Milei "ingería sustancias" y el posterior ataque a Begoña Gómez, mujer del jefe de gobierno, Pedro Sánchez, a la que acusó de "corrupta". Las tensiones escalaron hasta la retirada de la embajadora española de Buenos Aires, pero finalmente en agosto las aguas volvieron a su cauce.
Con Colombia los desacuerdos comenzaron a vislumbrarse con un comentario de Petro tras el triunfo del libertario, en noviembre pasado, cuando escribió: “ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos... el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad”.
Dos meses después, Milei acusó a Petro de ser un "comunista asesino", recordando su militancia en el M-19 de abril. Bogotá llamó a consultas a su embajador en Buenos Aires y expulsó a varios diplomáticos antes de que las partes se reconciliaran y recordaran sus históricas "relaciones de fraternidad".
Otro enfrentamiento fue con Andrés Manuel López Obrador luego que éste tachara a Milei de “facho conservador", quien reaccionó llamando "ignorante" y a lo que recibió como respuesta poniendo en duda "cómo los argentinos votaron a alguien que no está exacto" y que "desprecia al pueblo".
El caso brasileño se remonta a la toma de posesión de Milei, a la que no acudió el presidente Luiz Inácio Lula da Silva después de que haber sido tachado de "corrupto", "ladrón" o "zurdo salvaje" por su parte argentino.
Respecto a Venezuela, las tensas relaciones con Nicolás Maduro terminaron por romperse tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, donde el chavismo reivindicó su victoria pese al evidente fraude. Buenos Aires fue uno de los primeros países en respaldar a la oposición y su candidato, Edmundo González, ante lo que Caracas respondió cortando relaciones. Actualmente, varios opositores venezolanos se refugian en el edificio de la embajada argentina en Caracas, que está sufriendo cortes de agua y luz.
Socios
Al otro lado del continente, Milei ha sabido buscarse aliados, no solo políticos, sino también a nivel empresarial. Desde que llegó al poder incluyó en su agenda reuniones con algunos de los empresarios más importantes del mundo, y en cada viaje al extranjero hace lo propio con los principales empresarios de cada país.
En el ámbito político, Milei no ha escondido nunca su admiración por el presidente electo de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, de quien incluso ha llegado a emular su eslogan 'Hacer Argentina grande otra vez'. En Europa, si una figura destaca por encima del resto es la de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con quien se ha reunido en varias ocasiones en Italia, Argentina y otros países donde han coincidido.
En uno de sus últimos encuentros en Buenos Aires, ambos líderes abogaron por impulsar una "alianza de naciones libres en contra de la tiranía y la miseria" en un momento en que "Occidente está bajo un manto de tinieblas", incidieron en sus "objetivos comunes" y se respaldaron mutuamente a la hora de hacer frente a la "miseria profunda" heredada en Argentina y "al problema de la inmigración descontrolada" en Italia.
Respecto a su oposición al multilateralismo destaca no solo su discurso durante la Asamblea General de Naciones Unidas (septiembre), donde aseguró la que ONU estaba integrada por "burócratas internacionales" que impulsan una "agenda de corte socialista"; sino también su rechazo inicial a adherirse a la Alianza Global contra el Hambre, impulsada por Lula durante la cumbre del G20 en Brasil.
Milei se adentra en este contexto en su segundo año de mandato, donde apuntará a cumplir su promesa de repuntar la economía. En octubre tendrá una prueba de fuego: las legislativas.