Colombia es un bastión cultural y la densidad de museos que posee es impresionante. El país cuenta con 743, de los cuales 483 (el 65%) están supervisados por el Ministerio de Cultura. En su mayoría ofrecen muestras de artistas famosos; instalaciones históricas con datos de cultura general, no solo nacional sino internacional; personajes que han hecho historia en el mundo del arte… Pero la riqueza cultural no se queda ahí, también hay exposiciones que se salen por completo de lo convencional.
Por ejemplo, en el país se encuentran museos “raros” o “insólitos” que llaman la atención de cualquier visitante, como uno en Bogotá que muestra partes del cuerpo humano disecado, con fines educativos.
El Museo del ser humano está ubicado en la localidad de Los Mártires y expone extremidades reales momificadas del cuerpo humano, fetos con malformaciones y animales disecados; además, el lugar enseña sobre anatomía humana, prevención y explicación de enfermedades.
De acuerdo con Melva León, representante del sitio, este espacio fue creado como una alternativa educativa, hace 47 años, por el doctor Alfredo León Fernández, médico, anatomista y científico de la Universidad Nacional de Colombia, quien tuvo la idea de “mostrar las técnicas que se aplican a tejidos humanos que son únicas en su género”.
Expone alrededor de 263 piezas que fueron tratadas con técnicas como momificación, inclusión en acrílicos, corte y tensión de tejidos. Según Melva, la carga energética que transmiten algunos difuntos es diferente en cada sala y por eso no se permite grabar en varias de ellas, debido a que han ocurrido daños en aparatos electrónicos.
En la capital del país también se encuentra el Museo del vidrio, espacio para conocer sobre la historia de este cristal. Aunque suena extraño, en este lugar cuentan lo que hay detrás de cada pieza, desde su creación, hasta cuándo las usaron, así como los trozos más importantes para la ciencia.
Para Santiago Jara Ramírez, coordinador del Programa de Fortalecimiento de Museos (PFM) del Ministerio de Cultura, "entendiendo que con ‘insólito’ se hace referencia a museos raros, extraños, inusuales o con colecciones únicas, podemos resaltar el Museo de las Momias de San Bernardo, en Cundinamarca, que exhibe cuerpos de personas que se han momificado ‘naturalmente’ en el cementerio”.
Jara Ramírez también señaló el Museo de la Esmeralda, en el departamento de Bolívar, que nació para poder mostrar cómo es la extracción de este mineral precioso, se encuentra dentro de un túnel y en su interior recrea el proceso de extracción del mineral.
“El Agroparque Sabio Mutis también tiene unas características especiales porque la comunidad misma interactúa con los visitantes que viven la experiencia directa de elaboración de diferentes productos como el café, que pueden moler y tostar; la caña de azúcar y el proceso de producción de la panela”, resaltó el coordinador.
De historia y testimonios
Otro que se suma a la lista es el Salón del Nunca Más, donde se exhiben testimonios de personas víctimas del conflicto en Granada, Antioquia; el visitante tiene una experiencia especial porque, además de algunos registros visuales, se interactúa con la experiencia directa, de primera mano, de quienes vivieron el conflicto.
También la Casa Museo de Ángel María Villafañe, en Barranco de Loba, Bolívar, muestra la obra de este artista popular en su casa, quien hace también un recorrido que cuenta la historia de los pescadores y de los sembradores de este municipio.
Otro lugar “raro” es la Casa de la Cultura de El Retiro, Antioquia, donde se muestran los oficios domésticos en su lugar real, a la manera de un museo vivo. Se pueden ver en la cocina los objetos con los que elaboran diariamente los alimentos y así en cada uno de sus espacios. Comparte algunos rasgos con el Museo Campesino de Gachancipá, Cundinamarca; queda a 45 minutos de Bogotá y exhibe los más variados objetos de la vida campesina de tiempos pasados. Su fundadora, María Lilia Jiménez, es una guardiana de semillas que mantiene viva la sazón de sus abuelas.
Hasta digitales
De acuerdo con Santiago Jara Ramírez, también hay museos solamente digitales, como el de la FLIP; se trata de una plataforma digital que aporta a la recolección de memorias e historias sobre el periodismo y la violencia que se ha ejercido sobre los y las periodistas. Se suma el Museo Víztaz, una institución que propende por la recuperación, preservación y divulgación de la memoria cultural.
Hay otros particulares como el museo de la unidad de riesgos de desastres en Bogotá, que busca orientar y recrear la gestión del riesgo de manera didáctica y con desarrollos tecnológicos.
No podía faltar el museo del disco, en Filandia, Quindío. Allí se exponen los instrumentos reproductores y los discos que contienen piezas musicales, literarias, históricas, discursos políticos, chistes, cuentos y rondas infantiles, entre otros. Llama la atención la sala Thomas Alva Edison en homenaje al inventor del fonógrafo, la sala del rock y la biblioteca.
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Un museo no tan convencional pero muy importante es el del Río Magdalena, en Honda. Dentro del histórico edificio conocido como el Cuartel de la Ceiba, se encuentran dos salas principales. En la primera de ellas, El Buque, es posible ver la historia de la navegación, el desarrollo tecnológico, el comercio y la cultura de viaje por el río Magdalena en el siglo XX. Allí también se pueden apreciar los rostros de varios de los navegantes, viajeros y tripulantes que recorrieron la gran arteria fluvial colombiana en aquella época.
Es importante mencionar, además, el museo Panóptico, que tiene como sede una antigua prisión. Este monumento arquitectónico nacional en forma de cruz griega fue construido hace más de 100 años, y es ejemplo de la arquitectura carcelaria del siglo XX.
Comunitarios y más…
De acuerdo con el coordinador del Programa de Fortalecimiento de Museos, hay museos comunitarios, lugares de memoria del conflicto armado, centros de ciencia (jardines botánicos, zoológicos, mariposarios, acuarios, y también de historia natural o entomologías), museos de arte y de historia, que están en algunos casos en casas donde nació, vivió o murió un personaje valioso.
Existen unos tan inusuales como el Museo de la Llanta o el de la Lepra, en San Francisco y Agua de Dios (Cundinamarca); modernos como el de la Selfie, en Bogotá, o incluso universales e históricos, como el Museo del Oro, también en la capital.
En algún momento también existió el museo de la basura, que está temporalmente cerrado, pero en él se visibilizaban materiales reciclados como revistas, ropa usada y hasta chicles usados; en este espacio los artistas creaban piezas en las que se criticaba, de manera directa y ficticia, la realidad política del país, los gobernantes y la sociedad.
Museo del disco, en Filandia, Quindío./Cortesía
Museo del Río Magdalena. /Museo del Río Magdalena