UNA nueva etapa de su cooperación en seguridad, tras la fracasada ofensiva militar antidrogas desplegada hace 13 años, abrieron México y Estados ayer durante una visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Ciudad de México.
El nuevo marco sustituye la Iniciativa Mérida, que el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador dio por muerta al señalar que su país no quería más armas ni helicópteros para someter a los poderosos cárteles.
"Después de 13 años de la Iniciativa Mérida, es hora de un nuevo enfoque integral para nuestra cooperación en seguridad", dijo Blinken al iniciar el primer Diálogo de Seguridad de Alto Nivel.
"Adiós al Plan Mérida, Bienvenido Entendimiento Bicentenario", señaló por su parte el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
Blinken abundó que el nuevo enfoque pone a los dos países como socios igualitarios y abordará las causas fundamentales de los problemas de seguridad, como la pobreza, la corrupción y el acceso a la salud para tratar adicciones.
"Tenemos que hacer más para acabar con el tráfico de armas, estupefacientes y el tráfico de personas, fortalecer la seguridad fronteriza y portuaria, desmantelar los sistemas financieros que sostienen al crimen organizado, erradicar la impunidad y hacer responsables a los violadores de derechos humanos", añadió.
López Obrador, en el poder desde 2018, reclama inversión en comunidades pobres expuestas a la criminalidad en México y Centroamérica, también como una forma de contener la creciente migración ilegal hacia Estados Unidos a través de su país.
Un total de 652 migrantes centroamericanos, incluidos muchos menores que viajaban solos, fueron detenidos la noche del jueves en Tamaulipas, estado fronterizo con Estados Unidos.
Dentro de la Iniciativa Mérida, Washington desembolsó 3.300 millones de dólares en asistencia militar y asesorías.
Pero López Obrador, en el poder desde 2018, asegura que el plan fracasó en su objetivo de desmantelar a las organizaciones criminales y en cambio disparó la violencia.
Desde 2006, México, de 126 millones de habitantes, acumula más de 300.000 asesinatos, en su mayoría atribuidos al crimen organizado, y unos 90.000 desaparecidos.
Sin embargo, Estados Unidos reivindica que la Iniciativa Mérida fortaleció la cooperación, el profesionalismo y la transparencia de las agencias policiales mexicanas.
"El objetivo de forjar una nueva estrategia común no será fácil", comentó a la AFP Michael Shifter, presidente del centro de reflexión Diálogo Interamericano.
"Si se mide en función de si redujo el tráfico de drogas y la violencia en México o detuvo el flujo de armas desde Estados Unidos, claramente (la Iniciativa Mérida) fracasó", añadió Shifter.
Atacar la raíz
De hecho, a inicios de agosto el gobierno mexicano demandó a nueve grandes fabricantes y dos distribuidores de armas por un comercio "negligente e ilícito" que alienta el narcotráfico y la violencia en su territorio.
México asegura que entre 70% y 90% de las armas ilegales que incauta entraron desde Estados Unidos.
"Nos centraremos más intensamente que antes en la raíz y el núcleo de las fuerzas que nos amenazan, abordando las razones subyacentes por las que continúan existiendo y creciendo", aseveró el secretario estadounidense de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
El nuevo enfoque recalca, no obstante, que se mantendrá la persecución a los criminales.
La caída de grandes barones como Joaquín "El Chapo" Guzmán provocó una fragmentación de los grandes cárteles en múltiples bandas que dependen ahora de una "cartera criminal más diversa", señala el centro de investigación Insight Crime.
El crimen organizado ya no solo saca provecho de los más 3.000 km de frontera para proveer drogas al mayor consumidor mundial, sino que está implicado en el tráfico de armas y de personas, el robo de combustible, el secuestro, la extorsión, el lavado de dinero y la corrupción de autoridades.