Miles de personas se tomaron a las calles de Varsovia, la capital de Polonia, para exigir a su gobierno que conceda el asilo para los inmigrantes afganos, sirios, iraquíes y de otros países atrapados en la frontera con Bielorrusia; y suspenda inmediatamente su plan para levantar un muro entre ambos países.
Los organizadores de la movilización, entre ellos el colectivo de las feministas y el grupo Lambda Warszawa, piden a las autoridades que "cesen la torturas en la frontera" tras la muerte, durante las últimas semanas, de varios refugiados en esa zona.
"Las autoridades de Polonia ya casi dos meses toman medidas que han provocado la muerte de al menos seis personas que buscaban refugio en el país y en Europa. Peligra la vida de otros cientos de personas que buscan cruzar los bosques fronterizos. Entre ellos se encuentran niños pequeños", indicaron los organizadores en un comunicado, recogido por la agencia oficial de noticias rusa Sputnik.
La nota especifica que los refugiados provienen de Irak, Afganistán, Siria, Turquía y "otros países en los que les espera la guerra, las persecuciones y la violencia".
Asimismo, los manifestantes denuncian que los guardias fronterizos polacos, en violación de las leyes y los principios internacionales de la asistencia humanitaria, impiden a los inmigrantes solicitar asilo, no les prestan ayuda médica y llevan ilegalmente a los refugiados a la frontera con Bielorrusia.
Coreando las consignas "verguenza", "No a las torturas en la frontera" y "Somos un país humanista", los miles de manifestantes se detuvieron frente a la sede del Parlamento.
La protesta tiene lugar después de dos polémicas decisiones del Gobierno polaco: la aprobación en el Parlamento de una enmienda que permite rechazar a los inmigrantes en la frontera e ignorar las solicitudes de asilo presentadas por quienes entraron ilegalmente y la construcción de una valla de alambre de espino en la frontera con Bielorrusia, proyecto cuyo coste se estima en 353 millones de euros (409 millones de dólares).
"De no ser por la valla y por la buena cooperación entre soldados y guardias fronterizos, tendríamos una crisis migratoria como la de 2015", explicó el ministro de Defensa de Polonia, Mariusz Blaszczak.
Las autoridades polacas planean además sustituir la actual valla con una estructura más permanente, a la que sin embargo se refieren como una barrera en lugar de un muro.
Según la guardia fronteriza, solo el pasado viernes hubo 592 intentos de cruzar de manera ilegal la frontera entre Bielorrusia y Polonia.
Esta semana, el Parlamento aproó una ley que permite a los guardias fronterizos locales expulsar a gente que cruce la frontera de manera ilegal, una decisión que según Acnur. la agencia de la ONU para los refugiados, afecta al derecho de la gente a buscar asilo.
Varsovia acusa al Gobierno bielorruso de impulsar el flujo migratorio en la frontera como medida de represalia por las sanciones impuestas por la Unión Europea contra el presidente, Alexander Lukashenko, tras las polémicas elecciones de agosto de 2020.
Miles de migrantes, en su mayoría de Medio Oriente, han cruzado o intentado cruzar la frontera entre Bielorrusia y la UE, en Lituania, Letonia y Polonia, durante los últimos meses.
Según la enmienda aprobada, un extranjero detenido en la frontera polaca tras entrar ilegalmente estará obligado a abandonar el territorio polaco y se le prohibirá temporalmente la entrada al país durante un periodo que oscila entre "seis meses y tres años".
Las autoridades polacas también tendrán derecho a "dejar sin examinar" una solicitud de asilo presentada por un extranjero detenido inmediatamente después de entrar ilegalmente, a menos que haya llegado de un país donde su "vida y libertad estén amenazadas"