El diplomático explica cuáles son las prioridades con la Casa Blanca y relieva la cantidad de visitas de altos funcionarios de Washington a nuestro país. Dice que ya se expusieron las bases de los nuevos ejes en política antidroga, extradición, erradicación, “paz total” y migración.
Murillo también Comenta la reacción que tuvo la embajada norteamericana en Bogotá tras la afirmación del presidente Petro culpando a la potencia de la crisis global. Pide cautela con el tema de la exención de la visa de turismo y revela que se pidió al gobierno Biden un “alivio migratorio” para los colombianos ilegales. Puntualiza que ya hay pasos para revisar el TLC
EL NUEVO SIGLO: ¿En qué están hoy las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, y qué cambios se están aplicando?
LUIS GILBERTO MURILLO: En un muy buen momento. Se logró inicialmente, después de las elecciones de segunda vuelta, el primer acercamiento, algo muy inusual y que no tiene precedentes: vino una delegación de muy alto nivel enviada por el presidente Biden. Allí se dieron conversaciones importantes. Previo a ello, tras la victoria del presidente Petro, lo llamó el secretario de Estado, Antony Blinken, y 48 horas después habló con el propio Biden.
Luego vino una serie de delegaciones. Esta ha sido la Administración que más cercanía ha tenido con el gobierno de Estados Unidos en los tiempos recientes. Aquí hemos tenido la visita de la directora global de la Usaid, congresistas importantes (incluyendo a Robert Meléndez, presidente del poderoso Comité de Asuntos Internacionales), la asesora principal para asuntos de equidad racial del Departamento de Estado, la comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, el secretario adjunto del Departamento de Estado para Narcóticos, el zar de las drogas de la Casa Blanca…
Es decir, visitas del Legislativo y el Ejecutivo. Ese ciclo de acercamientos se cerró con dos visitas muy productivas: Blinken y el director de la CIA, William Burns. Ambos plantearon que el gobierno de Estados Unidos respalda las políticas de “paz total”. Claro, tenemos conversaciones sobre los detalles, pero hay un apoyo a esas políticas. Un gran logro para nuestra administración en un periodo tan corto.
ENS: ¿Cuáles son las prioridades?
LGM: Ahí tenemos unas prioridades. Obviamente el gobierno Biden entiende que hay un cambio de énfasis. Por instrucción presidencial, estamos focalizando la relación en tres pilares fundamentales: cambio climático y protección ambiental, sobre todo el bloque de transición energética y socioecológica; la “paz total”, relacionada con implementación del acuerdo de paz. Con Blinken se ratificó ese apoyo y también Estados Unidos ya está apadrinando el capítulo étnico del acuerdo. Igualmente, la negociación con el Eln y las negociaciones con redes criminales de alto impacto.
El tercer pilar tiene que ver con migración, con propuestas como más apoyo para Colombia para que pueda expandir la política migratoria, profundizarla, dándole un tratamiento de derechos a la población migrante, no solamente la venezolana sino de otras nacionalidades.
También se avanza en darle un alivio migratorio a la población colombiana que se encuentra en Estados Unidos. En poder lograr que se agilice el trámite de las visas. El embajador (de EU en Colombia) Francisco Palmieri ha estado trabajando fuertemente en eso. Y, obviamente, se trabaja en el planteamiento que hemos hecho para que se considere a Colombia, o se reinicie el proceso, con miras a tener una exención de visas para turistas.
Todo esto condiciona varios ejes de cooperación… Ahí vamos, esos son los nuevos énfasis de esta política, que se sustentan en lo que ha sido la profundización de la relación bilateral, que es estratégica, especial y supremamente importante para Colombia. El Gobierno le ha dedicado tiempo suficiente, prioridad a estos diálogos con Estados Unidos. Han venido delegaciones y también ido delegaciones colombianas, como la visita del canciller, los ministros de Hacienda, Defensa y Vivienda, del viceministro de Salud… Tendremos la visita a Washington de los ministros de Justicia, Cultura, Educación y Comercio, también del alto comisionado para la Paz.
La relación está en un momento muy dinámico, lo cual es muy bueno para ambos países.
ENS: El Gobierno propone un cambio de óptica en la lucha antidroga ¿Qué ha dicho oficialmente Estados Unidos sobre este aspecto?
LGM: Estamos dialogando. En Estados Unidos y a nivel mundial se entiende que no podemos reciclar las políticas del pasado que no han dado resultado. No lo dice solamente el presidente Petro sino que la mayoría de informes que se han realizado por parte del gobierno estadounidense y colombiano, así como de organizaciones internacionales, demuestra que la política de drogas, como se ha concebido, ha fracasado.
Se requieren nuevos abordajes y en estos el presidente Petro ha venido planteando que, en términos de cultivos de coca, hay que hacer más investigación para los usos de esta planta, que sean usos para el tema de seguridad alimentaria y otros. Pero más allá de eso, lo que se ha planteado es que hay que ofrecer a las familias alternativas para sustituir esta actividad. Eso tiene mucho que ver con una propuesta que se ha hecho sobre el pago por una especie de servicios ambientales, donde se dedicarían a restaurar ecosistemas estratégicos.
El Gobierno en el contexto de justicia global ha dicho: hay que tener un sistema de compensación, de pagos o canje de deuda por naturaleza, o pagos de estos servicios por parte de los países que más emiten gases de efecto invernadero a los que menos emiten. De esa forma, estas familias podrían tener un fondo para que puedan recibir recursos.
Lo otro es la reforma agraria, es decir, la entrega de tierras para que estas poblaciones puedan desarrollar actividades agrícolas y convertir a Colombia en una gran potencia.
Adicionalmente, en términos de erradicación, lo que se ha planteado es el no uso del glifosato, la erradicación manual y voluntaria en acuerdo con las comunidades, y la forzosa en los casos en que no se llegue a acuerdos o donde se presenten cultivos industriales. Ahí otro cambio importante.
Lo otro tiene que ver con, ya en el marco de la “paz total”, aplicar la extradición de manera diferenciada. No es novedosa esta aplicación. Se ha hecho en distintos procesos de negociación dentro del país en la búsqueda de la paz. Se hizo en el marco de la Ley de Justicia y Paz, cuando se negoció el sometimiento de grupos paramilitares. Se hizo también en la negociación del acuerdo con las antiguas Farc. También está en el marco de la Convención Interamericana. Así que el Gobierno está aplicando lo aplicado en gobiernos anteriores.
En cuanto a interdicción, el Presidente ha hablado de fortalecer la fluvial. Obviamente la marítima y aérea son muy importantes. La fluvial requiere medios, capacidad tecnológica y mucho apoyo en inteligencia. Se requiere darle una reorientación a la cooperación con Estados Unidos en términos de inteligencia para que esta no se utilice para fines distintos a combatir el tráfico de drogas y la corrupción. Se utilice, sobre todo, para detectar a los dueños del negocio del narcotráfico y de otras redes ilegales. También se plantea un énfasis en las redes de lavado de activos y de enriquecimiento ilícito.
El Presidente ha dicho que hay unos dueños de este negocio que se enriquecen en el país y el exterior, que no están en las regiones cocaleras. Y hay unos trabajadores de estos negocios ilícitos a los que hay que sacarlos y darles una ruta de ingresos legales. Para los dueños del negocio todo el peso de la ley y el combate a través de las estructuras del Estado.
Ha dicho también el Presidente que en el largo plazo se tiene que despenalizar, se tiene que regular la cocaína, porque lo que mueve esto es la demanda. Pero él lo ha dicho claramente: nosotros no lo podemos hacer, eso tendrán que hacerlo los grandes consumidores cuando llegue el momento. Es un tema difícil, político, y lo tendrán que hacer. Y le han dado la razón. Un artículo muy importante de The Economist planteó que realmente ese era el camino. Otros informes antiguos y recientes también lo plantean, porque lo que se está haciendo del prohibicionismo no tiene sentido.
Hay una discusión que es global, que llegará su momento, pero el país ha sido claro en que no va a despenalizar, no va a regular los mercados de cocaína, que va a seguir combatiéndolos, pero bajo un nuevo enfoque, con nuevas herramientas, en el marco de la Seguridad Humana.
Todos estos cambios se van a dar en diálogo con los Estados Unidos. El presidente sigue aplicando la política que se tenía. Se sigue erradicando (9 mil o casi 10 mil hectáreas de coca durante estos dos meses de gobierno), también se han confiscado más de 150 toneladas de cocaína y se sigue aplicando la interdicción. Es decir, que se sigue aplicando esa política, pero se está en un trabajo de diseño de la nueva política que se empezará a implementar en el país, en común acuerdo con nuestro aliado y socio principal en esta tarea, que es Estados Unidos.
¿EE.UU, el culpable?
ENS: No cayó bien la afirmación de Petro en torno a culpar a Estados Unidos de la crisis económica global... La embajada en Bogotá reaccionó... ¿Qué ha pasado en este tema?
LGM: Lo que se ha venido planteando es que, obviamente, ambos países están focalizados en responder a los desafíos comunes que tenemos. Tenemos una escala de valores comunes, que es la búsqueda del bienestar de nuestra gente, la defensa de la democracia, los derechos humanos, el combate a las redes criminales de toda índole… Todo en el marco de Seguridad Humana.
Sin embargo, en las estrategias tenemos distintos énfasis que estamos discutiendo y revisando para llegar a puntos comunes que nos permitan aplicar políticas de común acuerdo. Ese ha sido el interés.
Creo que se le da una dimensión mayor de lo que es a algunas afirmaciones que puedan hacer los líderes políticos en el marco de la discusión nacional, de los debates más domésticos; sin embargo, hay claridad en torno a que el presidente le ha dado la mayor prioridad a la relación con Estados Unidos y ha estado aplicando -por decirlo de alguna manera-, ha estado en conversaciones, con una serie de visitas que hemos tenido, en distintos niveles, sobre lo que deben ser estos nuevos énfasis de la política de Colombia hacia los Estados Unidos, de común acuerdo con ese país.
Es una intención de profundización y ampliación de esta relación estratégica. Las bases que tenemos en 200 años de relaciones diplomáticas nos sirven para esta nueva era, con mayor sinceridad, en términos de simetría e igualdad entre los dos países. Tendremos acuerdos y desacuerdos, encuentros y desencuentros, pero como se trata de una relación estratégica, siempre lo resolveremos de la mejor manera en beneficio de ambos países.
ENS: ¿Hay posibilidad real de desnarcotizar las relaciones bilaterales?
LGM: Hemos avanzado hacia eso, diversificarlas. Obviamente los temas de seguridad y de lucha antidroga siguen siendo centrales, pero los temas prioritarios en esta etapa de la relación deben ser, y así lo hemos propuesto, los climáticos y ambientales, de transición energética y de transición socioecológica en el marco de justicia. También los de apoyo para lograr la paz completa en el país, recuperar el tiempo perdido en la implementación del acuerdo con las antiguas Farc, avanzar en la negociación y llegar a acuerdos con el Eln y también en los términos para que se puedan acoger a la justicia redes criminales que están en las regiones y tienen un alto impacto.
El otro es un desafío común que tiene no solamente Estados Unidos o Colombia, sino que es global: el de la migración irregular e insegura. Eso hay que superarlo.
Esos deben ser los énfasis de la relación para desnarcotizarla.
Eliminación de visas
ENS: ¿Qué tan posible y cercana es la posibilidad de que EE.UU. elimine la exigencia de visa de turista a colombianos?
LGM: Ese es un trabajo que toma mucho tiempo, es de largo alcance. Para no generar falsas expectativas hay que ser muy claros. Este proceso se inició hace algún tiempo: en el 2014 se había hablado entre el gobierno colombiano y Washington. Incluso en visita del entonces vicepresidente Joe Biden se inició ese proceso, que continuó y se ratificó en el 2015 con un anuncio entre la entonces canciller María Ángela Holguín y el entonces Secretario de Estado, John Kerry.
Allí hubo baches. Luego se pasó de la visa de cinco años de duración a la de diez años de vigencia. Igualmente, en esa época los colombianos tuvieron acceso al programa especial Global Entry, que permitía agilizar la entrada por puestos electrónicos con presentación de documentos. Lo que seguía era la implementación de puestos de control migratorio de Estados Unidos en aeropuertos en Colombia, como El Dorado, para que la gente pudiera hacer su chequeo de ingreso a Estados Unidos aquí en Colombia. Eso se acordó y estuvo listo pero no se logró implementar.
Lo que estamos haciendo es retomando esa conversación, reactivando los grupos de trabajo para recuperar el tiempo y poder avanzar. Será un proceso de muy largo plazo, requerirá de que nosotros podamos cumplir con algunos ítems que se plantean desde Estados Unidos. Algunos ya se están cumpliendo y otros no, como la tasa de rechazo de las solicitudes de visa, que es uno de los criterios más difíciles.
Lo importante es que el país, de manera muy juiciosa y con mucho rigor, siga trabajando en esta línea para que hacia el futuro los colombianos puedan ingresar a Estados Unidos sin el requerimiento de la visa en viajes de turismo.
ENS: ¿Qué pasa con los colombianos ilegales en Estados Unidos dentro de la nueva política del gobierno Biden?
LGM: Le hemos planteado al gobierno de Estados Unidos un alivio migratorio. Hay uno que tiene que ver con la “salida forzada diferida”. Es un mecanismo que lo aprueba la administración, que le garantiza a una persona que entró de manera irregular a ese país una especie de estatus de protección para que pueda permanecer allí por un tiempo de manera legal y pueda tener permiso de trabajo. Durante ese tiempo puede ser que se integre a la sociedad estadounidense, porque consiguió un empleador que le parece que su desempeño es bueno, lo patrocine y se pueda quedar.
Ese mecanismo permite que si esa persona decide regresar a Colombia porque ya las condiciones han cambiado, regresa de manera digna.
Estamos trabajando con un grupo de técnicos en esta propuesta.
Renegociar TLC
ENS: En materia de renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) ¿qué hay en concreto?
LGM: El TLC, y en eso coinciden tanto sectores de Estados Unidos como de Colombia, ya tiene 10 años de implementación y es mucho lo que se ha aprendido, ya sabemos sus impactos positivos y negativos. En el nuevo contexto global el desafío que tienen ambos países es el de revisarlo para poder responder a ese desafío de manera conjunta y en donde ambos países puedan ganar. Desafíos climáticos, ambientales, de inclusión social, para construir la paz y que involucren a grupos étnicos, campesinos…
En ese contexto se ha planteado una revisión en el marco de la arquitectura del acuerdo, de la comisión administradora. Que se puedan reactivar los comités técnicos y los grupos de trabajo. Hacer los estudios necesarios y proceder a ajustarlo y modernizarlo.
Ya esta semana vino una delegación estadounidense, encabezada por el Subsecretario de Unidad de Comercio Exterior de Estados Unidos. Está liderando con varios ministerios colombianos unas sesiones técnicas que nos van a dar la base para esa revisión.