¿Qué líneas rojas trazarán Biden y Xi en su primer cara a cara? | El Nuevo Siglo
Los presidentes de Estados Unidos y China vuelven simultáneamente a la escena internacional participando en varios foros claves.
Fotos AFP
Viernes, 11 de Noviembre de 2022
Redacción internacional con AFP

Está descartado que lleguen a resultados concretos, pero es seguro que reiterarán sus ‘líneas rojas’ en asuntos de vital interés geopolítico, que van desde la guerra en Ucrania y la alta tensión en la península intercoreana hasta las interpretaciones que tienen sobre “Una sola China” respecto a Taiwán.

Ambos revitalizados, el presidente chino Xi Jinping por asegurarse un tercer histórico mandato y su homólogo estadounidense, Joe Biden al frustrar la anunciada debacle demócrata en las recientes elecciones de medio mandato, sostendrán este lunes el primer cara a cara desde que el norteamericano asumió la Casa Blanca.

Conscientes de sus insalvables diferencias, pero también de la responsabilidad que les cabe como líderes de dos potencias mundiales y por ende en la preservación de la seguridad tanto regional como internacional, Xi y Biden fijarán los límites que no se deben sobrepasar en asuntos de sensible interés mutuo.

Bajo la playa, la brisa y el mar de la isla indonesa de Balí, estos dirigentes vuelven a la escena internacional participando primero en la cumbre del Grupo de las 20 economías más avanzadas (G20) y luego en otras citas multilaterales como el encuentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) en Camboya y el de Cooperación Económica Asia- Pacífico (Apec) que se verificará del 17 al 19 en Tailandia.

Este será el primer encuentro presencial de Biden y Xi desde que se convirtieron en presidentes de las dos mayores economías del mundo, quienes sin embargo se han reunido telefónica o virtualmente en cinco ocasiones en los últimos dos años. Así, China reaparecerá después de casi tres años de aislamiento autoimpuesto para hacer frente a la pandemia del covid-19 y con su ‘todopoderoso’ mandatario está enfocada en reafirmar su liderazgo global l y consolidar alianzas mundiales, especialmente con los países en desarrollo, ante la competencia de su tradicional rival, Estados Unidos.

En la antesala del encuentro de este lunes, el mandatario norteamericano advirtió que tiene esperanza de resolver las diferencias de fondo con su homólogo chino pero que tiene la intención de “gestionar la tensión” entre ambas potencias de forma “responsable”.

Washington también espera que los dos rivales sean capaces de "trabajar juntos cuando (sus) intereses se alineen", como el clima, según su vocera.

También se anticipó que los mandatarios también tratarán una serie de asuntos "internacionales y regionales", aunque se abstuvo de mencionar explícitamente Taiwán, el foco de mayor tensión entre ambos países por las interpretaciones que ambos gobiernos tienen sobre “Una sola China” que para Pekín es en “principio” y para Washington una “política”.

De esta forma el enfoque chino se traduce en un punto que es primero, base y razón fundamental sobre la cual se procede en alguna cosa, así como idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta, tal cual lo define la Real Academia de la Lengua. Para esa misma institución, “política” es la doctrina o actividad referente a un gobierno, al igual que las orientaciones con qué rige un asunto determinado.

Es bajo esa óptica diferente que el caso de Taiwán conlleva a enfrentamientos puntuales. China considera a la isla como una ‘provincia rebelde’ que ‘reunificará con el uso de la fuerza si es necesario’, mientras que tanto para la Casa Blanca la ven como una región democrática, con la que mantiene relaciones no oficiales y un compromiso indeclinable de defender, inclusive con el uso de la fuerza en caso de cualquier agresión.

Al respecto, Biden también ha sido enfático reiterando que “la doctrina sobre Taiwán no ha cambiado en absoluto”, pero se abstuvo de referirse a casos puntuales que han generado picos de tensión como las visitas de la jefe de la mayoría demócrata en la Cámara y otros parlamentarios a la isla, los que desataron la indignación china.

La Casa Blanca también anticipó que el presidente Biden tenía la intención de ser “franco” con Xi Jinping sobre un con junto de “preocupaciones”.

Entre ellas se encuentran las acciones chinas que "perturban la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, las inquietudes de vieja data sobre los abusos de los derechos humanos y las prácticas económicas perjudiciales de China”.

También está en el listado -en lugar prioritario- la ofensiva militar rusa en Ucrania que se encamina a cumplir diez meses y Biden intentará convencer a su homólogo chino de que se distancie de Moscú, máxime porque la amenaza de usar armas nucleares en Ucrania está sobre la mesa.

La agenda del encuentro también contempla el abierto y constante desafío de Corea del Norte, frente a lo cual el mandatario norteamericano pedirá a Xi que utilice su influencia sobre el líder norcoreano, Kim Jong Un para que cese los lanzamientos de misiles, uno de los cuales cayó en aguas territoriales de su vecina del sur lo que hizo que respondiera bélicamente, hecho que no se registraba desde que se firmó el armisticio de 1953 y que llevó a la actual división territorial.


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Otra fuente de fricción es el reciente endurecimiento por parte de Estados Unidos de sus controles de exportación, que supuestamente complicará el desarrollo de semiconductores avanzados por parte de China, una medida muy criticada por Pekín.

"Es una medida selectiva", dijo esta semana un alto funcionario estadounidense, "motivada por razones de seguridad y defensa, no algo más amplio que tenga un impacto amplio en la economía china o en el pueblo chino".

Sin embargo, el mismo vocero aseguró que Estados Unidos no tiene una estrategia de "contención" hacia China, como la que se aplicó contra la Unión Soviética para evitar la expansión del comunismo en el mundo y agregó que el objetivo es evitar "malentendidos y conceptos erróneos" manteniendo las líneas de comunicación abiertas a todos los niveles.

El presidente Biden ha hecho de la rivalidad con China, ya sea comercial, diplomática, militar o tecnológica, el eje principal de su política exterior, mientras repite que no quiere una nueva "Guerra Fría". De allí que tenga el objetivo claro para este cara a cara: “quiero hacer con él, cuando conversemos, exponer qué tipo y cuáles son las líneas rojas que tenemos cada uno".

¿Seguiría defendiendo que Estados Unidos lidera la lucha por la democracia contra los modelos autocráticos de China y Rusia? es la duda que persiste en la comunidad internacional y aunque n en esta cita de Biden y Xi no se resolverá si podría dar alguna luz sobre si se consolidará o ajustará la política exterior norteamericana.

El G20 es "como un examen" para Joe Biden, analizó Ash Jain, del laboratorio de ideas Atlantic Council. Por un lado, el mandatario desea reforzar el campo democrático. Por otro, busca negociar con regímenes autocráticos, colocándose en una posición de fuerza.

Otros expertos consideran que Biden tratará también de colocar a Estados Unidos como líder en otros temas. Y en esa línea, hablará en Asia sobre la fortaleza de la economía estadounidense que, a pesar de la inflación, sigue teniendo un bajo nivel de desempleo e incluso crea puestos de trabajo.

Ante una China "que tropieza con el crecimiento económico", Biden tendrá "un poco de viento en popa" cuando se siente a la mesa, dice Matthew Goodman, experto en economía del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales.

Pero el contexto favorable no borra las dudas de los aliados de Estados Unidos y sus rivales autocráticos respecto a la longevidad de la doctrina de Joe Biden, que cumple 80 años el próximo 20. El demócrata definirá a comienzos del próximo de año si se presentará a la reelección y, aunque ello no ocurra, la política exterior aislacionista que defiende es
ampliamente compartida por Washington.

Radical e inamovible

Entre tanto, Xi Jinping llega a esta cita con el mandatario norteamericano con renovada fuerza política luego de que el Congreso del Partido Comunista Chino le diera un tercer mandato consecutivo, lo que lo consolida como el hombre más poderoso de ese país desde Mao Tse-tung.

En ese Congreso Xi advirtió contra un clima geopolítico difícil y, sin citar Estados Unidos, anunció el inevitable triunfo de China sobre la adversidad.

"Esta visión (...) ofrece un nuevo orden mundial anclado en el poder geopolítico chino más que el estadounidense", analiza el antiguo primer ministro australiano Kevin Rudd a la revista Foreign Affairs.

De allí que el centro de la mirilla internacional está en ganar terreno en la ininterrumpida competencia con los norteamericanos, renovando alianzas diplomáticas y comerciales, así como explorando inversiones, tanto a nivel regional como allende de su continente.

Es así como ha recibido en los últimos meses numerosas visitas de Estado como la del canciller alemán Olaf Scholz y los dirigentes de Pakistán, Tanzania y del Partido Comunista de Vietnam, entre otros.

El G20 permitirá a Xi reunirse con otros dirigentes mundiales, mientras que en Tailandia hará lo propio con sus homólogos de Francia, Emmanuel Macron; Argentina, Alberto Fernández, y Senegal, Macky Sall.