Especial para EL NUEVO SIGLO
Por Óscar Munévar Forero
Estamos ad portas de iniciar la XXII Copa del Mundo, en un país del Medio Oriente, la última que tendrá 32 equipos participantes en un torneo orbital, pues para la próxima cita mundialista en Estados Unidos, México y Canadá serán 48 selecciones las que se dividan en diferentes países.
Iniciamos la era moderna con 16, luego 24, pasamos a 32 y este será el entierro de las 32 selecciones mejor calificadas de los cinco continentes para luego incrementar el número de países participantes; esperemos que Colombia en el 2026 ojalá consiga un puesto de los cinco que le corresponden a esta parte del mundo.
Como es de conocimiento de los lectores, Colombia fracasó con su equipo en manos del portugués Carlos Queiroz y Reynaldo Rueda, gracias a los malos manejos de los directivos que nos dejaron viendo un chispero. Este torneo de Catar puso en aprietos a muchos directivos que se encuentran judicializados en Estados Unidos, incluso uno de los que votó a favor de que se hiciera en esas tierras, Luis Bedoya, se encuentra en ese país, pero contando parte de las historias que él conoce de ese tejemaneje que le han dado al fútbol en el mundo.
Catar tiene como mascota a La’ebb, que en árabe significa “jugador hábil”. Esta palabra proviene del metaverso. La primera mascota de un Mundial apareció en Inglaterra 1966, el león Willie.
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Catar cuenta con ocho estadios, el icónico de Lusail, en Lusail; el de Al Janoub, en Al Wakrah; el 974, en Doha; el internacional Khalifa, en Doha, y el de la ciudad de la educación, en Rayyan, así que tendremos que ir acostumbrándonos a escuchar estos nombres a partir del 20 de noviembre, cuando EL NUEVO SIGLO les esté contando qué pasó en cada uno de estos escenarios. Pero lo más paradójico es que después del Mundial los estadios disminuirán su capacidad y algunos serán centros comerciales, otros hoteles y, en general, serán utilizados para otras actividades.
Un récord que la humanidad no podrá olvidar será el número de personas que fallecieron en la construcción de estos bellos escenarios, pero que llevaron luto a una buena cantidad de familias.
Así que, de aquí en adelante, les estaremos escribiendo desde Catar en la décima versión que EL NUEVO SIGLO cubre a sus lectores y seguidores de la web.