Circulación permanente, ¿nuevo impuesto? | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Noviembre de 2019

Los avances en lo que a tecnología se refiere suelen crear problemas que deben ser resueltos oportunamente por la sociedad; uno de ellos sin lugar a dudas es la capacidad del ser humano de trasladarse de un lugar a otro por medio de vehículos que tienen la capacidad de llevar su propio sistema de movilización. Estos vehículos son los llamados automóviles cuya producción y desarrollo ha creado un mundo al cual buena parte de los seres humanos quieren formar parte. Que han tenido la base de una de las industrias si no más poderosas y de la que cual los países no se consideran formalmente desarrollados si no formas parte de él.

Este sistema de transporte ha sido sin lugar a dudas de gran capacidad para poner a disposición de los consumidores mercancía que de otra manera no serían fabricadas ni podrían ponerse a disposición de los consumidores. Los frutos de la agricultura tendrían muy limitada su capacidad de ser consumidos.

Las ciudades modernas han tenido que adecuar su estilo a las necesidades tanto de compradores como de vendedores. Pero la industria automotor no solamente se ha dedicado a suplir las necesidades de medio de transporte para poner en contacto a fabricantes y consumidores, sino que ha estimulado el uso y por supuesto la utilización de vehículos de uso particular que se ha convertido en lo que pudiera llamase un “must” de suerte que se incrementa la consideración con ciudadano poseedor de un vehículo que le permite transportarse de un sitio a otro de acuerdo a sus propias necesidades y gustos. La sofisticación en la fabricación de vehículos ha ido aumentando, de suerte que los gustos han ido modificándose.

Si al volumen de automóviles que se ponen periódicamente a disposición del consumidor, tanto de uso comercial, personal como industrial se le agregan los adelantos tecnológicos que cada día son mucho mejores, bien puede decirse que los automóviles a disposición de la sociedad superan los de otras necesidades, como por ejemplo las vías urbanas.  Está bien parece ser una característica de todas las ciudades grandes.  Difícilmente se pueden encontrar estadísticas que contradigan el principio que señala que las vías son insuficientes para permitir el tránsito a velocidades compatibles con las necesidades de locomoción.

Se han ensayado toda clase de sistemas por lograr la compatibilidad de los automóviles disponibles con la necesidad de garantizar un buen sistema de transporte. Diseño y construcción de nuevas vías de señalización de las mismas, disciplina para los conductores, limitación de la circulación de los vehículos y otras, sin que se haya logrado algo positivo.

Aquí en Bogotá se nos había impuesto la limitación de circulación a la cual nos habíamos acostumbrado; algún éxito o alivio en las horas en la cuales no había circulación total. Ahora se ha resuelto que para poder circular durante todas las horas del día es necesario pagar, olvidándose que todos los vehículos pagan un impuesto de rodamiento; ahora se quiere ver incrementado con el permiso de circular todo el día lo cual ya se está pagado.