Radiografía política de las coaliciones presidenciales | El Nuevo Siglo
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Domingo, 28 de Noviembre de 2021
Redacción Política

A tres meses y medio del primer pulso en las urnas por las elecciones presidenciales es claro que el panorama todavía es muy preliminar. La razón es muy sencilla: los bloques que van a competir el 13 de marzo para escoger su respectivo candidato único de coalición aún no están totalmente conformados.

Sin embargo, hay elementos para analizar el mapa político electoral que podría configurarse en la contienda entre las coaliciones que, por el momento, se dan ya como fijas. Haciendo la salvedad, eso sí, que todavía faltan tres partidos grandes por definir si integrarán alguno de los bloques ya delineados o esperarán a que pasen las consultas con el fin de analizar el panorama con un poco más de certeza.

Esas colectividades son el partido Liberal, Cambio Radical y el propio Centro Democrático. El primero, como se sabe, venía gestionando la posibilidad de respaldar al candidato independiente Alejandro Gaviria, pero días atrás esa opción quedó sin piso al romperse las relaciones entre el exministro de Salud y el jefe único de las toldas rojas, el expresidente César Gaviria. No hay que olvidar que este partido tiene la bancada más grande en Cámara (35 curules), 14 senadores (tras sumar 1,9 millones de respaldos en 2018) y las votaciones más altas para asambleas y concejos en los comicios regionales de 2019.

En el liberalismo quedan tres precandidatos: el senador Luis Fernando Velasco y los exgobernadores Luis Pérez (Antioquia) y Eduardo Verano de la Rosa (Atlántico). Los dos primeros son partidarios de ingresar a la coalición de izquierda, es decir la del Pacto Histórico, cuya cabeza visible es el candidato Gustavo Petro. Y el tercero está en la línea de que se reorganice la estrategia interna para tener candidato propio y, luego, se defina a cuál coalición se debe entrar, antes o después de las consultas.

En cuanto a Cambio Radical, cuyo jefe natural es el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, todavía no ha tomado decisión alguna sobre coaliciones y, a hoy, no tiene candidato propio. Aunque en la coalición de “Equipo por Colombia” hay precandidatos que han militado en esas toldas, como el propio exalcalde de Barranquilla, Alejandro Char, este finalmente se lanzó como aspirante independiente y por firmas. También se recuerda que el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, tuvo nexos políticos años atrás con Vargas Lleras, pero lo cierto es que a hoy es una incógnita lo que hará este partido, que tiene la segunda bancada más grande en Senado (16 curules tras sumar 2,1 millones de votos en 2018) y 30 escaños en Cámara, así como una cuota de poder interesante en departamentos y municipios.

Y, por último, pero no menos importante, está el Centro Democrático, que proclamó a Óscar Iván Zuluaga como su candidato presidencial. Aunque se pensaba que, al igual que en 2018, haría coalición con el partido Conservador, el candidato presidencial de las toldas azules, David Barguil, ya se integró al bloque de “Equipo por  Colombia”, junto a los precandidatos por firmas Char, Peñalosa, Federico Gutiérrez (exalcalde de Medellín) y Juan Carlos Echeverry. También figura aquí la directora única del partido de La U, Dilian Francisca Toro, de quien todavía no se sabe si será o no aspirante.

El uribismo, principal partido de gobierno y la colectividad de origen del presidente Duque, no solo sacó 2,5 millones de votos en las elecciones a Senado en 2018, para conquistar 20 escaños y confirmarse como la bancada mayoritaria, sino que tiene 30 puestos en la Cámara y una cuota de peso en ejecutivos y legislativos regionales y locales.

Aunque en el Centro Democrático hay voces que consideran que Zuluaga debería integrar la coalición de “Equipo por Colombia”, allí la mayoría de los precandidatos se opone, porque se ven como un bloque alternativo al uribismo, el petrismo o el fajardismo.

Así las cosas, por ahora no se sabe qué camino tomarán Zuluaga y su partido, que además tienen el reto de no contar con su principal jalonador electoral, el expresidente Álvaro Uribe, como cabeza de lista al Senado, a diferencia de lo que pasó en 2014 y 2018.

Hay quienes dicen que el uribismo debería insistir en entrar en la coalición de exalcaldes, conservadores y La U, ya que es un bloque ubicado claramente en la centro derecha. Otras voces son de la tesis de que si ello no es posible, hay que buscar una coalición con un partido pequeño (podrían ser los de origen religioso) e ir a la consulta de marzo, para hacer sentir su potencial electoral, teniendo como meta no solo ganarle a la consulta de Petro y Fajardo, sino a la propia de “Equipo por Colombia”, para forzar así que esta se les una de cara a la primera vuelta. Y, claro está, hay sectores del uribismo que se inclinan por no ir a la consulta sino concentrar todo el esfuerzo en recorrer el país, promocionar a Zuluaga, escogerle una fórmula vicepresidencial que sume y llegar, entonces, directo a primera vuelta.

Como se dijo, aunque es posible ya hacer una primera aproximación electoral al potencial de las coaliciones, debe tenerse en cuenta que liberales, Cambio Radical y uribistas suman más de seis millones de votos (con base en la elección de Senado 2018) y ese volumen es capaz de inclinar la balanza hacia cualquier lado o propiciar que, si definitivamente ninguno de ellos entra a respaldar a algún bloque antes del 13 de marzo, sea muy preliminar lo que pase en las consultas interpartidistas.

Y tampoco se puede dejar de lado ni minimizar el rol que jugarán los dos partidos de origen religioso (MIRA y Colombia Justa y Libres), un voto muy disciplinado que en las parlamentarias de 2018 conquistó seis curules, con más de 900 mil sufragios. Se ha dicho que ambos sectores, que ya tienen sus respectivos precandidatos (los senadores Aydeé Lizarazo y John Milton Rodríguez), quieren hacer su propia consulta el 13 de marzo, pero no hay nada oficial por ahora.


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Calculadora electoral

Ahora bien, es claro que las consultas de marzo de 2018 marcaron un antes y un después en las contiendas por la Presidencia de la República en Colombia. Y lo hicieron por tres hechos muy puntuales: una votación sin precedentes, ya que la coalición de Duque, Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez sumó 6,1 millones de votos, y el bloque de izquierda, compuesto por Petro y Carlos Caicedo (hoy gobernador de Magdalena), alcanzó 3,5 millones de respaldos. Es decir, que en total se registraron 9,6 millones de votos, repartidos en apenas cinco nombres pero con grandes diferencias electorales entre ellos.

Para dar un ejemplo de lo importante de esta votación baste con recordar que Juan Manuel Santos ganó la reelección, en segunda vuelta, en junio de 2014 con 7,8 millones de sufragios. En otras palabras, la consulta interpartidista de 2018 tuvo más votos que los logrados por el entonces presidente saliente.

En segundo lugar, es claro que el mayor error que cometieron candidatos como Fajardo o Vargas Lleras en la campaña de 2018 fue no haber ido a las consultas interpartidistas, ya que le dejaron el terreno político, electoral, mediático, publicitario y programático libre a Duque y Petro, que tras esa cita en las urnas se adueñaron de las encuestas y se impusieron luego en primera vuelta para terminar disputando la segunda y definitiva, marcando ambos una votación récord.

Así las cosas, para 2022 ya está claro que casi ningún candidato se quiere quedar por fuera de las consultas. Por eso, de entrada, ya hay un mayor número de coaliciones.

Incógnita petrista

¿Cómo se mueve cada bloque y qué potencial electoral tendría?

La coalición del Pacto Histórico es claramente de izquierda y está compuesta por ocho partidos y movimientos medianos y pequeños, encabezados por Colombia Humana (facción política de Petro a la que la Corte Constitucional ordenó otorgarle la personería jurídica), el Polo y la Unión Patriótica. Allí hay cinco precandidatos: la líder social afrodescendiente Francia Márquez, el exgobernador de Nariño Camilo Romero (que viene de la Alianza Verde), el senador ex-La U y ahora petrista Roy Barreras, el pastor cristiano costeño Alfredo Saade y el propio Petro.

Plante político y electoral tiene esta coalición, al menos por antecedentes. No hay que olvidar que en 2018 la consulta de la izquierda sumó 3,5 millones de votos, de los cuales Petro tuvo 2,8 millones y Caicedo más de 500 mil. Luego, en primera vuelta, el exalcalde bogotano alcanzó 4,8 millones y 8 millones en la segunda.

En cuanto al resto de los partidos del Pacto, el potencial electoral es muy relativo. Por ejemplo, el Polo sumó 736 mil votos, lo que le permitió ganar cinco escaños en Senado en 2018. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la tercera parte de ese volumen de sufragios (226 mil) los puso el hoy congresista Jorge Enrique Robledo, que se separó el año pasado de ese partido, fundó el movimiento Dignidad y ahora es precandidato presidencial de otra coalición. Es decir, que esos votos ya no se sumarían aquí.

Sobre el resto de partidos y movimientos pequeños, debe anotarse que en 2018 la lista de la llamada “coalición de la Decencia” logró 523 mil votos y conquistó tres curules. Hoy se mantienen en estas filas el senador Gustavo Bolívar (ficha petrista) y Aída Avella, cabeza visible de la Unión Patriótica. La tercera votación fue la de Jonatan Tamayo, que se pasó a las filas uribistas.


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Dados esos antecedentes electorales surge una pregunta ¿Podrá Petro igualar o aumentar su votación en la consulta del próximo 13 de marzo? Siendo el precandidato que encabeza las encuestas generales, con una amplia ventaja sobre sus perseguidores, pese a estar todos los días en el centro de la polémica, podría decirse que tiene un electorado cautivo y muy sólido, que seguramente se hará sentir en esta jornada que, al decir de no pocos expertos, se convirtió ya en una especie de ‘primera vuelta’ en la contienda por la sucesión de Duque.

Sin embargo, hay elementos que juegan en contra de esa perspectiva. La principal: es obvio que en marzo próximo habrá más consultas que en 2018 y, sobre todo, más candidatos y con mayor experiencia, perfil y trayectoria, lo que de entrada es posible que atomice el volumen de votos, forzando a una mayor distribución de los apoyos al haber más opciones dentro de los mismos bloques.

“Equipo por Colombia”

Un segundo bloque que estará en juego en las consultas de marzo es la ya mencionada coalición de “Equipo por Colombia”, que sobre el papel tiene un potencial electoral interesante.

De entrada, obviamente, la votación más fuerte sería la de los conservadores, un partido que en 2018 sumó 1,9 millones de votos para Senado (14 curules) y conquistó 21 escaños en la Cámara. Barguil no solo fue elegido por unanimidad por la bancada sino que además tiene una amplia exposición mediática por causas que ha liderado. A ello hay que adicionar que la hoy vicepresidenta, la conservadora Ramírez, alcanzó 1,5 millones de respaldos en la consulta de 2018, compitiendo con Duque, que ganó con cuatro millones de votos, mientras que Ordóñez (hoy embajador en la OEA) alcanzó 385 mil.

Char, como se sabe, pertenece a una de las casas políticas más importantes de la Costa caribe. Hoy, a nombre de Cambio Radical, domina la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico, al tiempo que tiene influencia en varios de los ocho departamentos de la región. Incluso se afirma que entre directos e indirectos tendrían no menos de 11 senadores y representantes de su cuerda.  

¿Cuántos votos podría sumar el exalcalde de Barranquilla? Los cálculos son muy disímiles pero algunos analistas señalan que no serían menos de 500 mil.  

Peñalosa y Gutiérrez vienen de ser alcaldes en el periodo 2016-2019. El primero, ya que había sido candidato al Senado y la Presidencia, sumó en octubre de 2015 un poco más de 900 mil votos al frente de una coalición multipartidista, y el segundo ganó con un poco menos de 250 mil en la capital antioqueña. El factor regional del voto pesa mucho en estos dos perfiles de cara a 2022.

Toro, aunque no es candidata, sí es la presidenta de La U, un partido que en 2018 logró 1,8 millones de votos para Senado, conquistó 14 curules (de las cuales hoy solo conserva 11) y 25 escaños en la Cámara. No se sabe cuántos respaldan la opción de su máxima cabeza, pero hasta el momento la mayoría de la bancada se siente cómoda en esta coalición.

Y, por último, está Echeverry, exministro de Hacienda y debutante en lides electorales. Él, junto a Peñalosa y Gutiérrez, se consideran el principal gancho para jalonar voto de opinión en este bloque. Además, el segundo es quizá, después del expresidente Álvaro Uribe, el principal referente nacional del antipetrismo.

¿Cuántos votos podría sumar esta coalición? Sobre el papel, la adición de los antecedentes electorales podría sumar más de cinco millones de votos, pero a la hora de la verdad es claro que alcanzar esa cifra es muy improbable.

También debe tenerse en cuenta que, a diferencia de 2018, en esta ocasión el escenario de las consultas no está marcado por la polarización macartista uribismo-petrismo o de centro derecha versus centro izquierda.

A ello se suma que hay tres coaliciones en contienda (sin saber qué pasará con Centro Democrático, Cambio Radical o los liberales), con más de 15 precandidatos, cada uno con un perfil político muy particular, lo que llevará a una mayor subdivisión del voto dentro de los mismos bloques. Por lo mismo, se ve muy complicado que se alcancen votaciones individuales como los 4 millones de Duque o los 2,8 de Petro en las consultas de 2018.

Esperanzados en problemas

El tercer bloque que estará en competencia en marzo será el de la Coalición de la Esperanza, que precisamente hoy tiene un “cónclave” crucial. Los precandidatos Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, Jorge Enrique Robledo y Óscar Amaya se reunirán con el aspirante independiente Alejandro Gaviria, con el ánimo de sentar, por fin, las bases de una posible alianza para conformar un bloque político amplio de centro-izquierda.

¿Cuál sería su potencial electoral? Inicialmente se pensaba que esta coalición se sustentaría en dos bases: el plante político de Fajardo, que en la primera vuelta de 2018 sacó casi 4,6 millones de votos, y la votación de la Alianza Verde, que logró en los comicios de Senado 1,3 millones de votos (9 curules) y en las regionales de 2015 conquistó plazas tan fuertes como Bogotá con Claudia López, con más de un millón de votos.

Sin embargo, hay circunstancias sobrevinientes que afectan esos pronósticos. De un lado, Fajardo no solo se ha descolgado fuertemente en las encuestas sino que el fallo de responsabilidad fiscal por el caso Hidroituango (confirmado en segunda instancia el viernes pasado) y el proceso penal ante la Corte Suprema de Justicia (tiene audiencia de imputación de cargos el 6 de diciembre) amenazan con poner en riesgo su continuidad en la campaña presidencial.

En cuanto a los verdes, el partido no solo no tendrá aspirante propio sino que terminó dividiéndose entre fajardistas, petristas y gaviristas (de Alejandro). A ello se suma que perdió a su máximo elector para el Congreso, ya que a Antanas Mockus (540 mil respaldos) le fue anulada su elección y no se postulará para volver al Senado en 2022.

Robledo, que viene del Polo, es una votación importante para asegurar curules (226 mil votos en 2018) pero en presidenciales suma poco. Los exsenadores Galán y Cristo, que provienen del liberalismo, junto al excandidato presidencial rojo de 2018 y ex vicepresidente Humberto de la Calle (que ahora encabezaría la lista al Senado de esta coalición), no se sabe qué potencial electoral puedan sumar a este bloque. Gaviria, a su turno, también es una incógnita, pues si bien impacta en el voto de opinión, no se sabe qué tantos respaldos allanará a la hora de las urnas.

Como se ve, la radiografía electoral de las coaliciones para las consultas interpartidistas todavía es muy preliminar. Falta que se concreten los bloques, se defina el rumbo de tres partidos grandes y, sobre todo, se establezca cuántos candidatos finalmente se medirán en las urnas el 13 de marzo.